Las prestaciones públicas redujeron un 35% la desigualdad entre los hogares españoles después de la pandemia

Varias personas esperan para entrar en una oficina del SEPE en Madrid.
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Europa Press
Varias personas esperan para entrar en una oficina del SEPE en Madrid.

La intervención pública a través de impuestos y prestaciones redujo un 35% la desigualdad en la distribución de la renta entre los hogares españoles después de la pandemia. Así se desprende de los cálculos de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), que ha publicado este lunes un informe en el que apunta a que en 2021 las ayudas y políticas públicas rebajaron los niveles de desigualdad hasta alcanzar una situación equiparable a la anterior a la pandemia, tras el máximo provocado e 2020 por el parón económico derivado de la covid-19. 

La mayor parte de esta corrección en la distribución de la renta se debió al impacto de prestaciones monetarias como las de desempleo, las pensiones y las ayudas al estudio, a la vivienda o familiares. En concreto, el estudio publicado este lunes atribuye a estos instrumentos el 72% de la reducción de la desigualdad en 2021, mientras que las prestaciones en especie -sanidad y educación- y los impuestos fueron responsables respectivamente del 24% y 4% restante de la merma.

El que es el octavo informe del Observatorio sobre el reparto de los impuestos y las prestaciones entre los hogares españoles de Fedea apunta a que el 60% de las familias con menor renta bruta fueron en 2021 beneficiarios netos de la intervención pública, es decir, percibieron en forma de prestaciones más recursos de los que aportaron al sistema en forma de impuestos. En cambio, el 40% de los hogares con mayor renta fueron contribuyentes netos, de manera que aportaron más de lo que recibieron. 

Fruto del impacto de los impuestos y prestaciones públicas, la renta de las familias aumentó de media un 14,6% en 2021 con respecto a 2020 -teniendo en cuenta las transferencias entre hogares, los planes privados de pensiones y las indemnizaciones por despido-, frente a la reducción del 8,5% que había experimentado un año antes. Los investigadores Julio López, Carmen Marín y Jorge Onrubia recuerdan que 2020 fue un año "excepcional" en el que la situación provocada por la pandemia desencadenó un notable incremento de la desigualdad en términos de renta, aunque también permitió que los impuestos y prestaciones desplegaran en mayor medida su efecto redistributivo, es decir, su capacidad para limar desigualdades.

Según Fedea, la recuperación de las rentas en 2021 estuvo motivada principalmente por el incremento de los rendimientos del capital, siendo sobre todo el 1% de los hogares con mayor renta quienes más vieron crecer estos ingresos. No obstante, en el año posterior a la pandemia, las rentas de capital no superaron todavía el importe medio de 2019, a diferencia de lo que sí ocurrió con los rendimientos del trabajo, que crecieron un 4,6%.

En consonancia con la progresiva recuperación de la actividad económica en 2021, las ayudas públicas se redujeron de media un 3,1% en el año posterior a la irrupción de la covid-19, frente al incremento del 13% que se había producido en el ejercicio anterior para amortiguar el impacto de la pandemia. En concreto, el descenso de 2021 se debió principalmente a la reducción en el volumen de prestaciones y subsidios por desempleo. El parón provocado por la pandemia engrosó significativamente el número de parados en los primeros meses de 2020 hasta rozar los 3,9 millones de desempleados en el mes de junio, una cifra sin precedentes desde 2016. Sin embargo, en 2021 comenzó la recuperación del mercado laboral, reduciéndose el volumen de parados de 3,9 millones en enero a 3,1 en diciembre.

En cambio, las prestaciones por asistencia social aumentaron en 2021 casi un 40%, en especial para el 40% de los hogares con menor renta. "Detrás de este fuerte incremento, puede identificarse la aplicación gradual del Ingreso Mínimo Vital (IMV), introducido a mediados de 2020", explican los investigadores. Aun así, la prestación monetaria que más contribuyó en 2021 a reducir la desigualdad fueron las pensiones de jubilación, cuyo protagonismo suele ser habitual.

En materia fiscal, los ingresos recaudados a través de impuestos aumentaron en 2021 un 8,6% -subió la recaudación de todos los tributos salvo la del de la electricidad-, frente a la caída del 4% experimentada en 2020. El aumento medio de un 10,2% en la renta bruta de los hogares disminuyó el tipo medio efectivo del sistema fiscal 0,5 puntos y, con ello, también redujo su efecto redistributivo hasta anotar el menor impacto de los últimos cinco años. De hecho, el informe apunta a que, como es habitual, el IRPF fue prácticamente el único impuesto que tuvo en 2021 un efecto corrector sobre la distribución de la renta de los hogares, aunque menor que en 2020.

Por su parte, el gasto en sanidad y salud se incrementó en 2021 un 4,8% respecto al año anterior, en el que ya había crecido un 8% debido a los recursos movilizados para afrontar la crisis sanitaria provocada por la covid-19. Ambos pilares del Estado del bienestar contribuyeron a reducir la desigualdad de renta entre los hogares, aunque su impacto fue un 4,3% menor que durante la pandemia, volviendo a los niveles de 2019.

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