El siempre alerta, intrépido y dócil terrier Jack Russell lleva el nombre de quien desarrolló su raza, un reverendo inglés nacido en 1795. Entusiasta de la caza, el párroco rural sentía que los fox terriers y otras razas de la época se quedaban ‘cortas’ para sus necesidades, ya que quería un perro que mantuviera el ritmo de sus foxhounds, con mucha iniciativa, terco y audaz.
Durante toda su vida, hasta su muerte en 1883, Jack Russell trabajó en la línea de sus terriers, y si bien sabemos que la raza actual desciende de aquellos, no se disponen de registros genealógicos previos a 1862. Tras la muerte del reverendo hubo otros compañeros cinológicos que realizaron esfuerzos para continuar con el legado reproductivo y se creó el primer club de la raza.
Una vez más, el conflicto bélico de la Segunda Guerra Mundial desbarató y afectó profundamente a la población de perros; los criaderos se vieron obligados a cerrar y la mayoría de terriers Jack Russell de Inglaterra, fallecieron. Su recuperación se trasladó a Australia, de modo que en todas las asociaciones caninas del mundo, se identifica que el terrier Jack Russell se originó en Inglaterra y se desarrolló en Australia tras la Segunda Guerra Mundial.
El Jack Russell comparte herencia genética con el Parson Russell, ya que originalmente ambas razas compartían nombre hasta que sus estándares se separaron a finales del siglo XX. El estándar admite tres variedades de pelo: liso, alambrado y duro. El color predominante debe ser el blanco, con manchas que pueden ser negras o toda la gama de fuego (marrones o castañas).
Silenciosos pero muy expresivos
Si decimos que el sobrenombre o apodo coloquial en Estados Unidos para esta bomba de energía es el de ‘JR terrorista’ nos podemos hacer una idea aproximada del carácter de este terrier que apenas ha cambiado en los últimos 200 años. Es un perro extremadamente inteligente y activo, que necesita mucho ejercicio para mantenerse saludable.
Sin embargo, también puede ser un perro muy testarudo y expresivo a la hora de demostrar si está de mal humor o aburrido, por lo que pueden volverse destructivos y ser abiertamente rencorosos. En consecuencia, expertos y criadores de larga trayectoria recomiendan que cualquier titular o conviviente potencial con un Jack Russell acuda a clases de educación canina para aprender a llevar a un perro como este, que pese a su tamaño manejable, no es prudente subestimar.
Gracias a su enorme inteligencia, de las más altas entre las razas caninas, son perros idóneos para la práctica de actividades, deportes y trabajos. Debido a su energía, no son recomendables para personas con hábitos sedentarios, niños muy pequeños o personas con problemas de movilidad.
Los terriers Jack Russell apenas ladran y en cambio utilizan mucho la mirada para comunicarse. Tienden a ser dóciles y sociables con los extraños, pero también territoriales y protectores con su núcleo familiar. En cuanto a su salud, es una raza que puede mostrar propensión a ciertas patologías hereditarias, por lo que es importante acudir exclusivamente a criadores oficiales que entreguen garantías de salud y que sus líneas están libres de las enfermedades más comunes.
Para ampliar información y contactar con criadores legales, se recomienda el Club Español de Terriers, entidad colaboradora de la Real Sociedad Canina de España. Desde Animaleros, proponemos que se valore la opción de adoptar de forma responsable y meditada, acudiendo a perreras, protectoras o albergues, donde el equipo humano podrá ayudarnos a encontrar a un nuevo miembro familiar canino compatible con nuestro estilo de vida.
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