Las tropas europeas ven relegada su presencia en el Sahel pese al aumento del terrorismo y los golpes de Estado

Situación en el Sahel y las misiones en las que participan las tropas españolas.
Situación en el Sahel y las misiones en las que participan las tropas españolas.
Carlos Gámez
Situación en el Sahel y las misiones en las que participan las tropas españolas.

"Nos jugamos buena parte del futuro de Europa en África". Esta frase resuena desde hace meses, sino años, en los pasillos de la diplomacia europea y, en especial, la española. Con estas palabras lo dejaba claro esta semana en el Congreso el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares. Una línea de acción prioritaria tanto para esta cartera como para la de Defensa pasa por la región del Sahel, un enorme espacio de tierra al sur del desierto del Sáhara que en los últimos cinco años se ha convertido en el epicentro mundial del terrorismo y cuya inestabilidad política se ha traducido en ocho golpes de Estado.

Níger y Gabón se sumaron en 2023 a la lista de países africanos en sufrir golpes de Estado en los últimos años (Mali, Guinea-Conakry, Chad, Sudán y Burkina Faso). Además, el papel de Rusia está aumentando en detrimento de los países occidentales. El principal afectado ha sido Francia, que ha visto como en menos de dos años ha sido expulsado de Mali, Níger y Burkina Faso. "Hay una brecha de confianza entre las fuerzas internacionales y los países golpeados por el terrorismo global. Esto propicia un caldo de cultivo perfecto para que la sociedad vea con peores ojos a la presencia internacional, especialmente la francesa", explica a 20minutos Ana Aguilera, investigadora del Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET).

A la crisis política y de seguridad se le suman las sequías e inundaciones y la subsiguiente escasez de alimentos. Los responsables de las principales agencias de Naciones Unidas han alertado este mes del empeoramiento de la situación humanitaria, donde unos 17 millones de personas necesitan ayuda, lo cual equivale a una quinta parte de la población total. 

Golpes de Estado y yihadismo

Terrorismo y golpes de Estado están inevitablemente interconectados en esta región. Los derrocamientos de Gobiernos por la fuerza se suceden al tiempo que las autoridades se ven incapaces de hacer frente a la amenaza yihadista. Según el informe del OIET, 2023 se ha convertido en el cuarto año consecutivo donde África se posiciona como el epicentro del terrorismo a escala global. La situación que hace una década se centraba en Oriente Próximo se ha revertido hacia el Sahel y el pasado año se han registrado más de 1.600 ataques en esta zona. Eso significa que ha aumentado casi un 30% con respecto al año anterior, que a su vez ya había crecido con respecto a 2021.

Esta falta de autoridad real en partes del territorio (difícilmente gobernable por su propia situación geográfica) se suma a la problemática generada por la hambruna y la situación económica. En este contexto, jóvenes radicalizables por sus condiciones de vida encuentran amparo en grupos yihadistas. Índices de desarrollo humano bajos, oposición a un Gobierno que no les ofrece oportunidades de futuro y, en algunas regiones, tensiones étnicas, son un cóctel perfecto para la proliferación de grupos extremistas.

Los gobiernos militares de Níger, Mali y Burkina Faso anunciaron el pasado domingo su retirada de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Cedeao). Los tres países dieron a conocer su salida de la organización regional, formada por 15 países africanos, afirmando que este organismo se encuentra "bajo la influencia de potencias extranjeras" y ha traicionado sus "principios fundadores". 

Los países del Sahel buscan una reconfiguración de las alianzas de seguridad y crear una red con Rusia a través de sus paramilitares: antes mediante el Grupo Wagner pero desde hace unos meses bajo la marca África Corps. En esta dirección apunta la creación en septiembre del año pasado de la alianza de Estados del Sahel, afirma la investigadora del OIET. Esta organización busca, precisamente, sustituir a la que ya estaba, el G5 del Sahel. Una alianza en la que los países europeos y Estados Unidos tenían una importante presencia y que tras los golpes de Estado parece abocada al fracaso; al tiempo que las potencias occidentales ven como su papel se relega a un mero observador. 

Intención de Europa y España y tropas

La única misión que se mantiene es la zona es la EUTM-Malí, que proporciona al Ejército maliense entrenamiento militar y asesoramiento en las cadenas de mando y control, logística y gestión de recursos humanos, junto con derecho internacional humanitario. España cuenta con un contingente de 140 personas, desplegadas en su gran mayoría en la localidad de Koulikoro, al noreste de Bamako.

Según explica a este medio Salvador Sánchez Tapia, general de brigada del Ejército español, la EUTM-Malí es una misión no ejecutiva en la que los participantes no están directamente involucrados en operaciones sino que su trabajo es colaborar, dar asesoramiento a los órganos de mando y control de las fuerzas armadas del país y formar al personal militar para que ellos sean capaces de llevar por sí mismos misiones en favor de su propia seguridad.

Algo muy diferente a la misión que tenía Francia antes de ser expulsada. El Ejército francés tenía una misión aparte de la UE, que era una operación de lucha contra terroristas. "La Unión Europea es más que Francia. La animadversión del Gobierno de Malí no necesariamente va contra la Unión Europea", afirma Sánchez Tapia, que explica la irá de las sociedades de la región a la presencia francesa como una respuesta al pasado colonial de este país.

Este miércoles, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, se refirió al Sahel durante la reunión informal de ministros de Defensa, en la que aseguró que se está "creando una nueva configuración geopolítica de esta área" donde la influencia rusa es "ya muy fuerte en Mali y, quizá, pronto en Níger o en Burkina Faso". 

En mayo de este año la misión europea termina su mandato y todavía no está claro si Mali querrá prorrogarla o si dará carpetazo a la presencia occidental en la región. Fuentes de la Comisión Europea consultadas por este periódico aseguran que se va a revisar la misión en febrero de cara a poder ampliar su presencia en la zona y que el objetivo de la UE es estar presente en el Sahel, pese a que la estrategia debe cambiar.

"La operación se ha reducido prácticamente a una misión testimonial", dice Aguilera, que reconoce que "ahora se ha convertido básicamente en una misión para atestiguar la presencia de la Unión Europea en la zona". 

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