Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

Contra el tabú de la inmersión en Cataluña

La eurodiputada Yana Toom, en la oficina del Parlamento Europeo en Barcelona.
La eurodiputada Yana Toom, en la oficina del Parlamento Europeo en Barcelona.
Kike Rincón / EFE
La eurodiputada Yana Toom, en la oficina del Parlamento Europeo en Barcelona.

La visita de una comisión de eurodiputados para examinar de primera mano la inmersión lingüística en Cataluña ha levantado ampollas en el mundo nacionalista. La descalificación ha sido inmediata, acompañada con insultos (el ineludible “fascista”) por parte de organizaciones que dicen defender al catalán, pero que esencialmente son hispanófobas. Como los eurodiputados socialistas no han querido participar para no incomodar a sus socios independentistas, se le ha colgado el sambenito de que servía a los intereses del PP, y fin de la discusión. 

La mayoría de los medios catalanes han pasado el asunto de puntillas porque la inmersión sigue siendo un tema tabú, aunque en privado pocos la defiendan y nadie quiere una educación monolingüe para sus hijos. La prueba es que las élites llevan a su prole a colegios trilingües. Es una aberración pedagógica que hace que los resultados en las evaluaciones como PISA sean aún peores en Cataluña, sobre todo perjudica a los alumnos de familias castellanohablantes con menos recursos. Tampoco favorece a la lengua catalana, que se convierte en un idioma antipático y de imposición, ni a los jóvenes catalanohablantes de las comarcas interiores, cuyo dominio del castellano en todos sus registros es deficiente

La inmersión es la negación del bilingüismo y vulnera derechos lingüísticos básicos que, cincuenta años atrás, se esgrimían con razón por los catalanistas. Es decepcionante que el PSC no quiera salirse del guion cuando lo sensato es que el castellano sea también vehicular y pueda utilizarse en un porcentaje razonable que el TSJC marcó en un mínimo del 25%.

La visita de esta docena de eurodiputados respondía a la solicitud ante la Comisión de Peticiones de ciudadanos particulares y de entidades como Asamblea por una Escuela Bilingüe o Docentes Libres. Por desgracia, la misión de los parlamentarios no ha podido desarrollarse en un clima de libertad porque desde la administración catalana ha sido recibida con la hostilidad y bajo un clima de vigilancia. La Generalitat ha enviado a cargos de la consejería de Educación a monitorizar lo que decían los directores y los profesores a los eurodiputados, no fueran a salirse del guion sobre el “modelo de éxito”. 

La inmersión es la negación del bilingüismo y vulnera derechos lingüísticos básicos que, cincuenta años atrás, se esgrimían con razón por los catalanistas

La misión emitirá un informe dentro de tres meses, que no es vinculante, pero que evidenciará que el catalán no está en peligro, como ya avanzó la presidenta de la delegación, la liberal estonia Yana Toom, y lo incomprensible que resulta la exclusión del castellano, que es la otra lengua de los catalanes. Habrá que ver cómo aborda el hecho de que sean las familias las que tenga que defender en los tribunales sus derechos, superando todo tipo de trabas por parte de la administración y muchas veces del señalamiento social en los pueblos. Por desgracia, nada cambiará porque los nacionalistas han encerrado a la sociedad catalana con el juguete de la lengua y el Gobierno de España ha renunciado completamente a defender los derechos de todos los catalanes.

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