Desde que hace más de un año la Xunta de Galicia dejara de hacer las tareas de mantenimiento de la carretera del Parque Natural As Fragas do Eume, el acceso a este bosque de más de 9.000 hectáreas se ha convertido en un peligro para los visitantes por los continuos desprendimientos de piedras y tierra, inundaciones o caída de árboles sobre la calzada.
En su página web, la Xunta (PP) describe As Fragas do Eume como uno de los bosques atlánticos de ribera mejor conservados de Europa, destaca el profundo cañón labrado en más de 100 kilómetros de longitud por el río Eume, así como el estado virgen de sus "exuberantes bosques" y ensalza el monasterio de Caaveiro, "escondido en su corazón".
Es un antiguo cenobio con más de 10 siglos de historia, al que se accede por la carretera que "durante 40 años ha reparado la Xunta", según han confirmado fuentes de la Diputación de Coruña (PSOE), que exigen al gobierno gallego "explicaciones sobre los motivos por los que ha cesado en las labores de mantenimiento".
"Somos unos afectados más, porque es muy difícil llegar a Caaveiro", aseguran las fuentes de la Diputación, encargada del mantenimiento y custodia -tras "una millonaria restauración"- del monasterio, junto al que se erige una taberna en la que reponen fuerzas los visitantes del parque tras recorrer ocho kilómetros a pie. Un negocio familiar "muy perjudicado también" debido a los continuos cierres de la carretera por su abandono.
La Xunta de Galicia no ha dado aún respuesta a la pregunta sobre los motivos del cese del mantenimiento de esta carretera de acceso al parque natural (1997), que cuenta con la protección de la Red de Espacios Protegidos Europeos.
El bosque ha sido calificado por National Geographic como el "parque natural más hermoso de España" y fue visitado por 64.261 personas en 2021, una cifra superior en un 21% a la del año precedente (50.712), según los últimos datos de la Diputación.
Elevar el caso ante el Valedor do Pobo
Ante el abandono de la carretera y la inacción de la administración autonómica, Xoán Antón Pérez Lema, abogado de Carmen Blanco, la responsable de la taberna del monasterio, anuncia que llevará el caso ante el Valedor do Pobo de "forma inminente".
Si esta gestión no da resultado, el letrado presentará una reclamación de responsabilidad patrimonial contra la Xunta de Galicia y, si es desestimada, el caso "llegará el Tribunal Superior de Justicia de Galicia".
Según su relato, la carretera de acceso al parque natural, que une el Centro de Interpretación del parque con el monasterio, era una senda de caza y pesca, que fue incorporada al extinto Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA).
Con la creación del Estatuto de autonomía de Galicia, en 1981, se transfirieron todos los servicios del ICONA, entre ellos los caminos y carreteras. "Ahora la Xunta dice que este camino no estaba nominativamente, pero, aunque no lo estuviera, si se transfirieron todos los medios y servicios adscritos al ICONA en Galicia, es evidente que va ahí con todo ello".
Además, explica que "subsidiariamente hubo otra transferencia: la de todos los medios y servicios adscritos a todas las vías de Galicia, que no eran municipales ni de las diputaciones".
Por ello, López concluye que "la competencia de la carretera es de la Xunta por dos vías" y resalta que "la ha reparado en los últimos años".
También la Diputación destaca que "no es ningún secreto que la reparación de la carretera la ha hecho siempre la Xunta" y recuerda "las notas de prensa emitidas informando de los miles de euros invertidos en el mantenimiento de la vía".
Una visita peligrosa
Para evitar el colapso del tráfico, la carretera se cierra a los vehículos en Semana Santa y verano, y la Diputación contrata autobuses para cubrir los ocho kilómetros del camino hasta el monasterio a lo largo del Río Eume.
Un servicio que este año no ha existido debido al estado de la vía, lo que supone un "grave perjuicio" para visitantes, trabajadores del monasterio y de la taberna, según la Diputación, que lamenta también el cierre de los puentes colgantes que atraviesan en varios tramos río "por reforma", como informa en su web la Xunta.
En su camino a la taberna de Caaveiro, Carmen Blanco ha llegado a contar 152 baches de distintas dimensiones, cuatro árboles a punto de caer (muy evidentes) y otros muchos con gran deterioro, dos zonas inundadas y ha retirado innumerables piedras de gran tamaño de la vía.
Son los peligros que afronta con la carretera abierta, porque recuerda que "durante un mes" entre octubre y noviembre, estuvo totalmente cortada y cubierta de árboles.
"Abrieron la senda unos cazadores a los que se les había perdido un perro, porque los agentes forestales ni siquiera retiran los árboles caídos. Para ello, hay que llamar a los bomberos, que pasan factura", destaca.
La taberna de Caaveiro, "hostelería heroica"
Blanco, que tiene la concesión de la taberna del monasterio desde 2011, no duda en calificar 2023 como un desastre y define su trabajo como "hostelería heroica".
Debido al enclave del establecimiento, tiene que subir toda la mercancía -"nadie reparte ahí"- y, ahora, con los cortes de la carretera y el consiguiente cierre de la taberna, ha tenido que mandar el personal al paro.
Tampoco esconde "la sensación de impotencia e inseguridad que le produce" el no saber si podrá ir a trabajar, e incluso si va a poder salir. Y recuerda el incendio que en 2012 afectó a más de 500 hectáreas del parque, antes de preguntarse "cómo se evacuaría a la gente con una carretera tan deteriorada" si hubiera otra situación de riesgo.
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