La ruptura de Podemos con Sumar obligará a Pedro Sánchez a una negociación extrema de todas sus leyes

  • Los cinco diputados morados podrían derribar cualquier iniciativa parlamentaria sumados a PP, Vox y UPN.
  • Los Presupuestos serán la primera prueba de fuego a la que se enfrentará el Gobierno con esta nueva aritmética.
  • Podemos utilizará su posición de fuerza en el Congreso para una larga precampaña para las europeas que garantice su supervivencia política.
La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 en funciones, Ione Belarra; la ministra de Igualdad en funciones, Irene Montero, y el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián.
Las números 1 y 2 de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, junto al portavoz de ERC, Gabriel Rufián.
EP
La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 en funciones, Ione Belarra; la ministra de Igualdad en funciones, Irene Montero, y el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián.

Al Gobierno se le dificulta aún más una aritmética parlamentaria que ya era de por sí complicada. La salida de Podemos del grupo parlamentario de Sumar debilita a la coalición que lidera Yolanda Díaz, que se queda con tan solo 26 diputados. Pero, con esa ruptura, los morados consiguen lo que llevaban tiempo intentando sin éxito: que el Ejecutivo se vaya a ver forzado a negociar directamente con ellos cada iniciativa parlamentaria que lleve al Congreso de los Diputados, ya que sus cinco votos pueden, en suma con los de PP, Vox y UPN, derribar cualquier votación.

Desde hace ya meses, Podemos había avisado de que pensaba ejercer su "autonomía" parlamentaria en el Congreso, lo cual, traducido al lenguaje común, suponía que la formación morada estaba decidida a desobedecer la disciplina de voto que exigiera Díaz cuando así lo considerase oportuno. No obstante, hasta ahora esa advertencia había caído en saco roto: Podemos, pese a haberlo pedido insistentemente, no consiguió que el PSOE negociara con ellos por separado el acuerdo programático para la legislatura, y tampoco que los socialistas se abrieran a incluirlos en el Gobierno rechazando la opinión de Sumar.

Pese a estos dos primeros fracasos, Podemos insistía en que su estrategia pasaba por forzar al PSOE a tenerlos en cuenta como interlocutores y fuentes moradas, incluso, se abrieron hace unas semanas a derribar alguna iniciativa parlamentaria del Gobierno en el Congreso para dar un primer aviso a los socialistas que les hiciera replantearse su postura. Sin embargo, hasta ahora el PSOE había cerrado filas con Sumar y había confirmado que no pensaba negociar por separado con Podemos, incluso asumiendo el riesgo de llevarse "algún susto" en alguna votación sin importancia, tal y como planteaban fuentes socialistas.

Pero la salida de los morados del grupo parlamentario de Sumar lo cambia todo. Ahora Podemos ya es, a todos los efectos, un partido más de los que fluctúan en torno al Gobierno: proclive a prestarle su apoyo, pero cerrándolo votación a votación. El PSOE ya no puede escudarse en que los morados pertenecen al grupo de Sumar para evitar negociar por separado con ellos. Y los Presupuestos Generales del Estado para el 2024 serán la primera prueba de fuego por la que tendrá que pasar el Ejecutivo ante esta nueva situación, habida cuenta de su fragilidad parlamentaria.

El proyecto de cuentas ni siquiera se ha presentado todavía, ya que PSOE y Sumar llevan apenas unas semanas negociando el contenido inicial del texto que presentarán después a los grupos parlamentarios para ganarse su apoyo a cambio de incluir algunas de sus peticiones. Pero, presumiblemente, la estrategia de Podemos será la que ya ha comenzado a poner en marcha: exigir que las medidas sociales vayan más allá de las pactadas en el seno del Gobierno para presentarse como una izquierda más ambiciosa que Sumar. 

Las elecciones, en el horizonte

Este martes, incluso antes de hacer pública su ruptura con Díaz, Podemos ya enmendó la plana a quien fue su candidata y propuso que el salario mínimo creciera para el año que viene hasta los 1.200 euros brutos mensuales en 14 pagas, frente a los algo más de 1.120 que ha propuesto el Ministerio de Trabajo de Díaz. Los morados, además, llevan ya semanas, si no meses, acusando a Sumar de ser una "izquierda servil", y han afirmado que la vicepresidenta es demasiado próxima al "proyecto conservador" del PSOE.

El paso dado por Podemos este martes, no obstante, no obedece tan solo a las evidentes diferencias de discurso con Sumar, sino a una estrategia para su supervivencia política. Los morados, que se encuentran en una situación enormemente frágil tras su batacazo en las autonómicas y municipales de mayo, decidieron hace meses presentarse en solitario a las elecciones europeas del próximo mes de junio y, una vez cortados oficialmente todos los lazos con Díaz, podrán utilizar su posición de fuerza en el Congreso —con capacidad para derribar cualquier iniciativa si unen sus votos a los de PP, Vox y UPN— para una larguísima precampaña electoral en la que presentarse como el verdadero anclaje del Gobierno hacia la izquierda. 

Las europeas, no obstante, no son el único hito electoral que hay antes del verano. Las elecciones gallegas y vascas también se celebrarán en los próximos meses, y antes de la ruptura de Sumar habían comenzado los primeros contactos entre las direcciones autonómicas de Podemos y el equipo de Díaz para explorar una posible coalición. Fuentes tanto de los morados como de Sumar aseguran que esas conversaciones no están rotas, aunque obviamente los ánimos han quedado muy tocados después de lo ocurrido este martes. No obstante, la debilidad de la izquierda no nacionalista a la izquierda del PSOE en Galicia y Euskadi, especialmente en la primera de las dos comunidades, es un importante incentivo para alcanzar un acuerdo.

Fuera de las comisiones

Además del vuelco del escenario político, el paso de Podemos al grupo mixto del Congreso traerá aparejados varios cambios más. Fuentes moradas aseguran que su situación económica no cambiará en exceso y seguirán percibiendo aproximadamente el mismo dinero en subvenciones para su funcionamiento que hasta ahora. Pero Podemos sí saldrá de las mesas de las recién constituidas comisiones del Congreso, los órganos en los que se realiza la mayor parte del trabajo parlamentario, ya que Sumar, en cuanto los morados ejecutaron la ruptura, expulsaron a los diputados de Podemos de las comisiones en las que representaban al grupo parlamentario.

Además, es una incógnita si Sumar pedirá al Pacto Antitransfuguismo que investigue a los cinco diputados de Podemos para intentar calificarlos de tránsfugas. La portavoz parlamentaria del grupo, Marta Lois, evitó señalar este martes a los parlamentarios morados con ese adjetivo, pero fuentes próximas a Díaz sí los califican así. En la práctica, no obstante, nadie tiene la capacidad de forzar a un diputado a renunciar a su acta aunque abandone el grupo de la candidatura por la que fue elegido.

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