El 27% de los chicos jóvenes conoce el porno antes de los 12 años y casi la mitad consume contenido violento o denigrante

Foto de archivo de un joven usando el ordenador en su habitación.
Foto de archivo de un joven usando el ordenador en su habitación.
Getty Images/Westend61
Foto de archivo de un joven usando el ordenador en su habitación.

La pornografía llega cada vez a edades más tempranas, de forma más frecuente y con contenidos mucho más violentos. Además, los jóvenes acuden a ella en muchas ocasiones para aprender sobre el sexo, algo que vienen alertando los expertos y las familias, que advierten de las secuelas que ya se están dejando ver entre las nuevas generaciones. Los datos lo constatan: el 27,5% de los chicos jóvenes de entre 16 y 29 años tuvo su primer contacto con la pornografía antes de los 12 años y casi la mitad reconoce que consume contenidos violentos y denigrantes. 

La situación es más grave entre los chicos que entre las chicas, pero las cifras generales también muestran una realidad preocupante: el primer contacto con la pornografía, de media, se sitúa alrededor de los 13 años, según un informe publicado este jueves por la Fundación FAD. Casi la mitad (el 45%) dice que vio algún tipo de contenido para adultos por primera vez entre los 12 y los 15 años; y uno de cada cuatro lo hizo antes de los 12. 

La investigación —Juventud y pornografía en la era digital—, indica que "el consumo de la pornografía está muy extendido entre los jóvenes. Así lo concluyen tras preguntar a 1.259 adolescentes y jóvenes de 16 a 29 años sobre sus hábitos y percepciones. Pero hay diferencias significativas por sexo. Ellos consumen antes y más habitualmente. De hecho, un 8,5% de los chicos dice haber visto porno por primera vez a los ocho años o antes (el doble que las chicas); y casi dos de cada diez lo hizo entre los 9 y los 11 años (frente al 15,2%). 

En cuanto a la frecuencia con la que ven este tipo de contenidos. Pese a que el consumo de porno diario es, según el informe, algo poco frecuente (en general, el 12,6%); tres de cada diez jóvenes lo hace todas las semanas y el 18,7% al menos una vez a la semana. De nuevo, la diferencia entre ellos y ellas es relevante: mientras solo el 2,6% de las chicas ven porno cada día, en el caso de los chicos el porcentaje es 20 puntos mayor (el 22,4% dice ver pornografía diariamente) y más de la mitad al menos una vez a la semana. "De alguna forma, los chicos tienen un consumo de porno casi cotidiano, interiorizado como parte de su día a día", ha señalado Alejandro Gómez, sociólogo e investigador del Centro Reina Sofía de Fad Juventud, durante la presentación de los datos.  

¿Qué ven y por qué?

Además, pese a que el porno más consumido es tradicional, denominado como hard porn —el que muestra desnudos integrales y actos sexuales explícitos—, uno de cada cuatro jóvenes consume con mucha o cierta frecuencia contenidos que muestran violencia física o verbal; y un 16,6% contenidos altamente violentos o denigrantes. 

En el caso de los varones, casi la mitad (46,6%) reconoce que ve contenido violento o muy violento: el 28,4% dice que consume contenidos que muestran algún tipo de violencia física o sexual (frente al 18,9% de las chicas); y el 18,2% que visualiza pornografía con una alta violencia física, verbal o humillaciones (frente al 14,5%).

Las razones por las que acuden a la pornografía son, en primer lugar, la masturbación, seguida de la excitación y la diversión. Pero más de dos de cada diez consumen este tipo de contenidos para "reducir el estrés, ansiedad o la frustración"; el 17,2% por curiosidad; el 16% para descubrir gustos; y cerca del 12% para aprender sobre sexo.  "Las chicas parecen destacar por un consumo vinculado a curiosidad, exploración, aprendizaje: un consumo más consciente", ha detallado Alejandro Gómez. Según el informe, mientras el 15,1% de los chicos ve porno para aprender sobre sexo; el porcentaje de chicas es seis puntos menor. 

Sin embargo, al ser preguntados por cómo les afecta el consumo de la pornografía, la gran mayoría opina que les influye considerablemente en las relaciones sexuales y la sexualidad. El 64,5% de los chicos dice que experimenta más; el 59,2% que aprende sobre sexo; el 54,5% que tiene más satisfacción con el sexo; y el 55,4% que le inspira. En este caso, la percepción entre chicos y chicas no está tan diferenciada. También ellas piensan que experimentan más por el porno (así lo dice el 53%); que aprenden (52%); que tienen más satisfacción (42,6%); y que se inspira (42,1%).

La influencia del porno en los jóvenes

Preguntados por las consecuencias, la mitad de los jóvenes de 16 a 29 ños cree que ve demasiada pornografía y reconoce que ha intentado reducir el consumo sin éxito. De hecho, hasta el 40% afirma que ver porno afecta negativamente a ámbitos importantes de sus vidas y alrededor de un 35% ha dejado de hacer cosas que le interesan por ello, ha tenido problemas con su entorno en algún momento por ver porno, o se siente mal cuando no puede verlo. 

El informe arroja otro dato preocupante: más de uno de cada tres reconoce que la pornografía fomenta un menor uso del preservativo, y más o menos la misma proporción de encuestados señala cierta relación entre su consumo y presionar a otras personas para tener sexo. Algo que tiene sentido, teniendo en cuenta que aproximadamente uno de cada tres cree que hay un efecto explícito del porno en la reproducción de la violencia. "Efectivamente existe una relación clara entre el consumo y prácticas violentas; pero no nos podemos olvidar de que eso proviene también del machismo que perdura y se mantiene en los contenidos", ha señalado Beatriz Martín Padura, directora general de Fad Juventud.

La mitad no recibe educación sexual de calidad

Para Martín, los resultados del estudio demuestran la necesidad de impulsar medidas de sensibilización y de restricción del acceso a la pornografía a los menores de edad, algo que está siendo cada vez más demandado entre las organizaciones de protección a la infancia

"Pero también hay un tema de falta de educación afectivo-sexual", ha subrayado. En torno a la mitad de los encuestados dice que no ha recibido educación sexual de calidad en su centro educativo, ni tampoco por parte de su familia. Y seis de cada diez ha acabado informándose por su cuenta. "Es fundamental que les acompañemos en el desarrollo de su sexualidad de forma clara, que puedan contar con referentes como fuente de información veraz y confiable, que no sea un tema tabú o incómodo que evitemos", ha urgido. 

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