El abuso sexual infantil, una pesadilla que acecha a los niños en su entorno más cercano: "Un día vi que si no lo contaba, me moría"

Carmen Corrales, víctima de abusos sexuales en la infancia.
Carmen Corrales, víctima de abusos sexuales en la infancia.
Save the Children
Carmen Corrales, víctima de abusos sexuales en la infancia.

"Fue el 20 de mayo de 2015", cuenta Carmen Corrales. La joven de 26 años recuerda como si fuera ayer el día en que su vida dio un vuelco. El día en el que decidió contar que su abuelo materno había estado abusando sexualmente de ella durante años. De los 10 a los 14 años. "Me lo tuve que pensar mucho. Al principio no iba a hacerlo, pero llegó un día en el que vi que si no lo contaba me moría", dice. Lo hizo, además, años después de que cesaran las agresiones, pero con el dolor intacto que deja ser víctima de abusos sexuales. Como le sucedió a ella, la pesadilla para cientos de niños en España acecha dentro de su casa, o en el entorno más cercano. Según Save the Children, en más de ocho de cada diez casos de abuso sexual infantil el agresor es un familiar (41%) o del entorno conocido (42%). 

"Al principio me di cuenta, pero no era del todo consciente. Él me decía que era normal, que era un secreto y que lo hacía con más niñas. Si eres niño, te lo crees. Quizás no si te lo dice alguien de la calle, pero sí si es tu abuelo", explica la gaditana en una llamada telefónica desde Vejer de la Frontera, localidad en la que nació y en la que sigue viviendo ahora. Fue al entrar en la adolescencia cuando supo que lo que le estaba ocurriendo no era normal, como le decía su abuelo. "A los 14 años me puse a analizar la situación y decidí contárselo a mi hermana", relata para el Día Mundial para la Prevención del Abuso Sexual Infantil, el 19 de noviembre.

Su hermana, que entonces tenía 24 años, la creyó desde el primer momento. También sus padres, que fueron los siguientes en conocer lo que había ocurrido. No ocurrió lo mismo con su familia materna, que la cuestionó y decidió cortar con todo tipo de relación con ellos. "Le apoyan a él", cuenta. 

Ocho años esperando el juicio

Si los abusos cesaron a los 14, Corrales no lo contó hasta los 17. Tres años de silencio y sufrimiento en solitario. "No es lo mismo contarlo cuando es el padre de tu madre". Ahora, ocho años y medio después, todavía sigue esperando a que se celebre el juicio. "Estuvo el caso en el juzgado de Barbate cinco años, luego en la Audiencia Provincial de Cádiz, donde me dieron fecha de juicio. Pero justo cuando se iba a producir, él presentó un informe diciendo que tenía principio de alzhéimer. Y eso ya lo trastocó todo", explica la joven. 

Cuenta a este periódico que entonces un médico forense analizó a su abuelo y que pudo entrar a la consulta acompañado de un Policía Nacional, que resultó ser su yerno. "Lo dejaron entrar con él cuando yo he tenido que entrar sola siempre. Dieron por válido el informe y supuestamente lo ve un forense cada seis meses. Firma, y ya está. La Fiscalía había pedido 12 años de prisión, pero como supuestamente está enfermo...", añade. 

"No se pasa página ni se olvida. Aprendes a vivir con lo que tienes, pero es complicado"

Como muchas otras víctimas, Corrales no sintió en ningún momento el apoyo de las instituciones. "Qué, ¿te acabas de acordar?, le espetó un Guardia Civil el día que fue a la comisaría a denunciar. "No te sientes segura, no te dan confianza", reconoce. Así lo refleja también un informe reciente de Save the Childen, que señala que los niños siguen teniendo que declarar más de tres veces a la policía, y que apenas el 23,5% de los casos se resuelve en lo que se considera como un "tiempo deseable", esto es, en dos años como máximo. Tampoco recibió atención psicológica, que tuvieron que buscarla y pagarla sus padres por su cuenta. 

Contarlo, dice, fue una forma de liberarse de parte de ese sufrimiento que llevaba enquistado dentro. "Terminó una condena y empezó otra, que es el proceso judicial... pero yo me liberé. Podía mostrar mis sentimientos sin tener que ocultarlos", confiesa, asegurando que, aun así, sufrir abusos sexuales en la infancia no es algo que llegue a superarse nunca. "Se te queda para siempre en tu día a día. Te levantas, y te acuerdas. Te acuestas, y te acuerdas. Cualquier olor te recuerda a eso. El otro día encontramos con mi hermana un gel de baño nuevo para vender en nuestra tienda, y al olerlo dije: 'uf, es que me recuerda a él'. No se pasa página ni se olvida. Aprendes a vivir con lo que tienes, pero es complicado", afirma. 

Contarlo para destapar el iceberg

Por ese alivio que sintió Corrales al contar lo que había sufrido, anima a las demás víctimas que puedan estar pasando por lo mismo a hacer lo mismo. A denunciar a sus agresores, pese al miedo, la vergüenza o el desconcierto. "Que lo cuenten, que se liberen. Porque al final, si te lo tragas tú, vas a seguir cargando con la condena de haberlo sufrido y encima de tenerlo callado", asegura. La vida sigue, según recuerda la joven gaditana, que cuenta que su forma de ir sanando esa herida ha sido mantenerse ocupada con el supermercado que regenta con su hermana.

"Ahora soy muy abierta y sociable. Pero antes apenas hablaba, era muy callada y no quería ni salir. Alomejor me arreglaba y a la que iba a poner un pie en la calle me volvía a mi casa. Me daba miedo todo. Y ahora, aunque siempre hay pensamientos que se cuelan, estoy mejor", cuenta. 

El abuso sexual infantil es una realidad todavía muy oculta. "Cuando yo denuncié era más tabú. Ahora la gente está más concienciada, pero hay muchos casos escondidos que no se denuncian y que no se cuentan", asegura Corrales. El 85%, según estima Save the Children, no llegan a denunciarse.

Hace menos de dos años se aprobó la ley de protección a la infancia, con medidas de protección y atención a los niños que hayan sufrido este tipo de abusos. Con atención psicológica gratuita, por ejemplo. Pero también se elevó el plazo de prescripción de los abusos sexuales a menores de edad, que empieza a contar a partir de los 35 años de la víctima. Además, durante su discurso de investidura este lunes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, prometió que en esta nueva legislatura impulsaría una reforma legal para que la responsabilidad civil en los delitos de agresión sexual a menores de edad no prescriba nunca

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