Argentina elige hoy entre dos polos opuestos: Milei o Massa para un país en profunda crisis

Sergio Massa y Javier Milei.
Sergio Massa y Javier Milei.
Henar de Pedro
Sergio Massa y Javier Milei.

Argentina afronta este domingo las que probablemente sean las elecciones más importantes de la historia reciente del país, y lo hace porque tendrá que elegir entre dos modelos que no se parecen en nada y que ya en la primera vuelta compitieron al todo por el todo. Como si de un combate se tratara, de un lado está Sergio Massa, el candidato izquierdista que obtuvo el 36,7% de los votos; en el otro, la posibilidad radical, rupturista, histriónica, libertaria, que representa Javier Milei (quien obtuvo el 30% de los respaldos pese a partir como favorito). El agua y el aceite en unos comicios que se decidirán en “los restos”, es decir, ese voto que no es apasionado de ninguno de los dos… y que al final será el que decante la balanza.

El politólogo Jaime Bordel desarrolla para 20minutos que la victoria de Massa en esta segunda vuelta pasa porque "haya podido armar un frente anti Milei", incluso aunque por ejemplo Patricia Bullrich, tercera en la primera vuelta, haya anunciado su apoyo al candidato libertario. "El fenómeno Milei se da en un momento de incertidumbre en Latinoamérica, donde hay un aumento de la inseguridad en muchos países y donde la mayoría no se han recuperado bien de la pandemia", sostiene el politólogo, quien asegura además que hay que tener en cuenta que la coyuntura de Argentina "es muy particular".

El escenario, por tanto, es el de un país "que vive una crisis que se puede equiparar perfectamente la del 2001 y donde las dos opciones políticas que han dominado el panorama, los dos lados de la grieta como dicen ellos, han fracasado" a la hora de gestionar problemas como la hiperinflación o la inseguridad. "Ahí es donde irrumpe Milei como alternativa", matiza Bordel. En el otro lado, sostiene, "el peronismo llega en un momento de mucho desprestigio acumulado, pero creo que si alguien puede competirle la elección son ellos", aunque Massa se haya intentado desmarcar de ese espacio político para abarcar una izquierda mucho más amplia. De hecho, la propia Cristina Fernández de Kichner no le ve para nada con buenos ojos.

Dos modelos de país

La segunda vuelta es un sprint a cara de perro entre dos candidatos que están en las antípodas. Milei es un outsider que engloba la posibilidad más radical y rupturista con lo que ha sido Argentina hasta ahora; es, de hecho, un candidato libertario -es economista de carrera y ha participado como tertuliano en numerosos programas- y que apuesta por reducir al mínimo la capacidad del Estado. "Existe la corrupción porque existe el Estado", ha llegado a decir en algunas entrevistas. De hecho, representa la misma cuerda que otras personalidades recientes de la política como Donald Trump o Jair Bolsonaro, a los que considera unos referentes.

Milei quiere, de hecho, dar un vuelco al tema fundamental para el país: la economía. Su giro se basa en la dolarización y por ejemplo también en la incorporación de capital privado para acabar con la inflación y con la elevadísima deuda pública del país. En general, quiere que su Gobierno conste solo de ocho ministerios: Economía, Relaciones Exteriores, Infraestructura, Capital Humano, Defensa, Seguridad Interior, Justicia e Interior. No obstante, para atraer al votante de derecha moderada ha matizado en las últimas semanas por ejemplo que la Sanidad y la Educación “seguirán siendo públicas”, algo que había negado en sus primeras semanas como candidato.

“La política nunca fue mi vocación. Hace unos años no consideraba la posibilidad de tener que meterme en este barro”

Con todo, Milei romete, en conclusión, "curar todos los males de Argentina". Y en eso sigue basando su discurso en los últimos pasos de campaña: "La política nunca fue mi vocación. Hace unos años no consideraba la posibilidad de tener que meterme en este barro. Pero los hechos demostraron que si los argentinos de bien no nos metemos en política, van a seguir arruinándonos la vida", resumió, calificando de "ladrones" a los políticos tradicionales.

Massa, por su parte, es la posibilidad continuista respecto al actual presidente, Alberto Fernández. Incluso pese a que el movimiento peronista -o kischnerista- se encuentra en crisis y, de hecho, Cristina Fernández (actual vicepresidenta) no apoya a Massa y no ha participado en su campaña pese a haberle tenido en su momento como jefe de gabinete. Massa es fundador y líder del Frente Renovador, que busca dar una nueva cara a la izquierda argentina, y puede hacerlo con casi todo en contra.

Nombrado 'superministro' de Economía (tras absorber tres carteras bajo una sola) en julio de 2022, este abogado de 51 años, astuto, caracterizado por su gran ambición política y pragmatismo, está considerado el presidente en la sombra de estos últimos meses del Gobierno de Alberto Fernández y es bien visto por el establishment y los círculos financieros de Estados Unidos. Massa también fue presidente de la Cámara de Diputados antes de asumir la cartera de Economía y se lanzó como candidato presidencial en 2015, cuando terminó tercero, por detrás de Mauricio Macri y Daniel Scioli (aspirante del peronismo oficialista).

Entre otras cosas, apuesta por la ampliación del acuerdo 'swap' entre Argentina y China. Es "importante" por las importaciones y el fortalecimiento de reservas, aseguró el candidato. "Es muy importante para acelerar el flujo de importaciones, fortalecer reservas, y fundamental para pagar vencimientos como hiciéramos con el FMI", escribió en redes sociales. Argentina se sumó en 2022 a las Nuevas Rutas, oficializó su adhesión en junio pasado y trabaja ahora con China en un plan "más detallado" con un "ambicioso catálogo de obras", cuyo objetivo es "una mejora sustancial de las infraestructuras" del país suramericano.

Sin ningún parecido

El último debate entre ambos puso las cartas sobre la mesa, con la economía como principal eje, dada la delicada situación que atraviesa el país. Massa ya ha anunciado que en el caso de ser elegido asignará el Ministerio de Economía a alguien ajeno al peronismo, mientras que Milei fía casi todo a dos apuestas muy propias como son la dolarización del país y la eliminación del Banco Central, pues este, dice “es el culpable” de la alta inflación que sufre el país, situada en torno a un 140%.

Tampoco coinciden en la mirada exterior. El ultraderechista propone que el país suramericano se alinee con Estados Unidos y con Israel, dejando de lado a otros aliados como China, Brasil y el resto de miembros de los BRICS. Massa, en cambio, sigue la línea más o menos tradicional de la izquierda argentina, y apuesta por estrechar lazos con actores de la región, en línea también con lo mostrado por el actual presidente, Alberto Fernández. Sergio Massa y Javier Milei no se parecen en nada, y tampoco lo harán sus respectivos modelos de país. Argentina será agua o aceite en función de lo que voten los ciudadanos este domingo.

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