Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Las dos Españas frente al espejo de la amnistía

El espejo muestra la incoherencia sin piedad.
El espejo muestra la incoherencia sin piedad.
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El espejo muestra la incoherencia sin piedad.

Las dos Españas afrontan la semana con un sabor agridulce. Hay una voz interior que nos dice la verdad y que nos hace reflexionar cuando nos quedamos solos. Esa voz, que algunos llaman conciencia, tiene mucho trabajo que hacer estos días. El maquillaje de la retórica no tapa algunas arrugas, no disimula los estragos de la edad y hacerse trampas al solitario parece que se ha convertido en el deporte nacional.

La España de calle y bandera sabe lo que viene y, pese a las euforias, los cánticos y las quejas, se prepara para ver cómo el sistema -y está bien que así sea- funciona y permite con legitimidad parlamentaria que haya una investidura. A esta España le queda mucho por hacer, mucho por aprender y mucho por reflexionar. El espejo le dice verdades incómodas y debe elegir entre el griterío o el avance constructivo.

La España de silencio y tragasapos tampoco está tranquila. El espejo le devuelve una imagen mutante, incoherente y con argumentos descoloridos como las fotos de los platos de un menú del día de carretera. “Mejor esto que ellos”, “lo que diga el líder” y alguna frasecilla guerrillera y militante que enciende los ánimos son un argumento muy pobre para esta espera en la sala del dentista.

Quizá la tercera España real sean los burgueses catalanes y los rancios amigos de la “ley vieja” vasca que son capaces de exprimir todavía más la ubre común a costa de una riña atávica que sale carísima a sus contendientes.

Se escuchan ecos de los versos de Machado y se habla de una tercera España que nunca ha sido un proyecto serio porque no ha habido interés y, quizá, se escape de la naturaleza propia de este pueblo. Sin embargo, parece que sí que hay algunos que ganan, como siempre ha pasado y parece que no le importa a los que siempre se definieron como defensores de la igualdad.

Quizá la tercera España real sean los burgueses catalanes y los rancios amigos de la “ley vieja” vasca que son capaces de exprimir todavía más la ubre común a costa de una riña atávica que sale carísima a sus contendientes. Mientras, analizamos el texto de la famosa ley de amnistía para ver cómo algunos afirman una cosa y la contraria al mismo tiempo. El espejo no tiene buenas noticias para casi nadie.

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