El desafío de meterse en la piel de María Jiménez, "un símbolo de la libertad en sí misma"

Rosalinda Galán junto a sus músicos en los Teatros Luchana
Rosalinda Galán se convierte en María Jiménez.
Adolfo Ortega
Rosalinda Galán junto a sus músicos en los Teatros Luchana

Cuando Rosalinda Galán llegó frente a la casa de María Jiménez creía que iba a desmayarse. Sentía mareos por la emoción de conocer a quien admiraba desde pequeña. Días antes había contactado con ella por teléfono, pero la cantante estaba recién operada de la garganta y apenas podía hablar, de modo que la invitó a venir a su casa pasado un tiempo. "Fue abrir la puerta, entrar, y de repente todo fue muy natural. Nos pusimos a hablar de nuestras vidas como si fuera algo cotidiano", reconoce casi suspirando Rosalinda, recordando aquel momento de 2016.

Rosalinda Galán estrenó, tras ese encuentro, un obra llamada Canciones de carne, donde se acercaba con todo respeto y admiración a la figura de María Jiménez, a su vida y sus canciones, si es que ambas pueden disociarse. "Para mí era una pionera. Un símbolo de la libertad en sí misma, con ese coraje y esa rabia que la caracterizaba. Fue madre soltera con diecisiete años y hablaba de ello a boca llena. Nació en una familia pobre de Triana y no se le caían los anillos por reconocerlo. Una mujer con poderío y orgullosa de sí misma, practicante de un feminismo sin ser abanderada de nada".

La actriz Rosalinda Galán posando tras la entrevista con 20minutos
La actriz Rosalinda Galán posando tras la entrevista con 20minutos
Adolfo Ortega

Durante este mes de noviembre revive aquella función en una pequeña sala de los Teatros Luchana, bajo el nuevo título de Quiero ser María Jiménez. El espectáculo ha evolucionado, porque "no es lo mismo hablar sobre alguien que ha fallecido, además recientemente. Tenemos nuevos músicos, Mario Rubio y Román de la Almudena, que son como un personaje más. Mis ángeles de la guarda, la voz de la conciencia que me saca de un sitio y me conduce a otro". Una complicidad fundamental para dar sentido a la función.

Cartel promocional de la función dedicada a María Jiménez en los Teatros Luchana
Cartel promocional de la función dedicada a María Jiménez en los Teatros Luchana
Cedida

Una bella foto en primer plano de Rosalinda Galán sirve de cartel a esta función. La melena rubia ondulada oculta una mirada baja. La actriz se presenta hablando con el descaro de María Jiménez, siempre sonriente y casi desafiante, pero llegado un punto cambia el tono de voz, se libera de lo que en realidad es una peluca rubia y descubre a otra mujer llena de dudas e inseguridades. "El segundo personaje que interpreto es una chica que no se encuentra a sí misma, pero quiere ser artista. Se refleja en María Jiménez y la imita cantando. Siente que sus vidas tienen semejanzas, que ambas han sido golpeadas, pero ella no consigue salir del agujero. Admira el modo en que María era feliz, yendo adelante siempre con una sonrisa. Disfrazándose de ella intenta aferrarse a una fuerza que no es suya".

La obra está cimentada en las canciones que hicieron grande a la trianera, y entre ellas se cuela la vida, tanto de María Jiménez como de aquella chica que quiere ser María Jiménez. Rosalinda Galán recorre con acierto y mucho salero temazos como Con golpes de pecho, una ranchera desgarrada con aires flamencos; la bravura de Se acabó, composición de José Ruiz Venegas que fue toda una declaración de resuelta valentía, además del mayor éxito de María; o una canción de alto voltaje sexual como Me muero, me muero, firmada por la cantautora mexicana Lolita de la Colina, a la que una pletórica María Jiménez aportó furor y sudor, como vemos en este video impagable del programa de televisión 300 millones.

"Se decía que ella no cantaba, contaba- nos recuerda Rosalinda-. En sus espectáculos hilaba las canciones con sus momentos vitales y eso me pone la piel de gallina. Por ejemplo, En un rincón del alma la graba después de la muerte de su hija en un accidente. Está completamente rota". La interpretación de Rosalinda, desmadejada en el escenario, describe esa pérdida con emoción.

Aquel accidente partió en dos la existencia de María. Con diecisiete años se había quedado embarazada y diecisiete años tenía Rocío cuando se le marchó para siempre en una carretera de Madridejos. Precisamente la plasmación escénica del momento en que María Jiménez recibe la devastadora noticia alcanza especial intensidad en el montaje escrito y dirigido por Carles Harillo. Enlutada María, intuye la noticia que los músicos le sugieren dejando a un lado los instrumentos para acercarse a ella y arroparla. Puro teatro que refleja con sutileza la desolación más inmensa.

Rosalinda Galán en la Plaza de Cascorro
Rosalinda Galán en la Plaza de Cascorro
Adolfo Ortega

Volviendo al momento en que Rosalinda conoció a María, recuerda especialmente lo que pudo ver en sus ojos. "Me sobrecogió la candidez de su mirada. Allí había una especie de esperanza, a pesar de haber llevado una vida áspera. No se veía amargura. Me miraba con profundidad, con brillo. De verdad". Aunque el encuentro lo había buscado Rosalinda para hablar con María sobre el espectáculo que aún estaba por estrenar, la conversación se fue por otros derroteros más íntimos y casi ni hablaron del proyecto en sí. "Ese día la acompañé a la peluquería, pero antes justo de salir del portal, como ella ya había leído el libreto, me miró y me dijo 'Tienes mi bendición, bonita'. Finalmente ella no llegó a ver el espectáculo porque iba en silla de ruedas y sólo estuvimos dos meses con la función", reconoce con cierta pena.

La actriz sevillana Rosalinda Galán interpreta a María Jiménez en su último espectáculo
La actriz sevillana Rosalinda Galán representa en Madrid su último espectáculo
Adolfo Ortega

Aquella bendición de María supuso el refrendo a una trayectoria que parecía abocada a hacer un trabajo como el que ahora presenta Rosalinda Galán. Con una voz formada en la canción andaluza, aborda con brillantez un repertorio que domina a todas luces. Esta actriz sevillana de Los Palacios y Villafranca empezó a cantar antes que a hablar y no es una broma. "Memoricé un fandango con dos años y mi madre me grababa en unas cintas". Con cinco años ya se ponía a bailar en la escuela de baile a la que iba su hermana mayor. "En las fiestas del colegio siempre cantaba alguna copla como Torre de arena, María de la O, Ojos verdes… Entré en la Escolanía de mi pueblo, un coro de voces blancas con el que cantamos alguna ópera en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Fueron mis primeros pinitos musicales. Luego ya me formé en canto moderno con clases privadas en Sevilla y dejé el canto lírico porque requiere una técnica distinta. Empecé a hacer teatro amateur y con 19 años ya me vine a Madrid".

En el terreno cinematográfico, protagonizó una 'joyita', hecha con cuatro duros, que llegó a formar parte de la Sección Oficial del Festival de Málaga. En ella Rosalinda demuestra unas cualidades que deberían abrirle puertas para trabajos futuros. Se titula Zoe y narra las dificultades de una madre soltera y desempleada, que deambula con su hija de cinco años en busca de un techo. "Lo de Zoe fue un experimento, porque la hice tirando de mi entorno y de mi sobrina de cinco años, que hacía de mi hija. La rodamos en cinco días de convivencia, durmiendo juntas, y no se equivocó ni una sola vez, llamándome siempre mamá y no tata como suele decirme. Con su imaginación nos lo dio todo", reconoce Rosalinda.

En los Teatros Luchana se levanta cada sábado -sólo durante el mes de noviembre- esta función en honor de un torbellino de artista que amó todo lo que pudo y sufrió más de lo debido. Tirando del hilo de una vida ensartado de canciones, recreadas ahora inmejorablemente, asistimos a una celebración en que María y Rosalinda se funden y confunden. Galán  hace suyos esos temas tras dejar la peluca a un lado, cantándolos a su estilo, con su pelo negro recogido por horquillas. Entonando junto al público Se acabó, cierra un homenaje de modo alegre y festivo, acorde con el temperamento de María. "Estoy orgullosa de este trabajo y me siento fuerte, en un buen momento. Segura y capaz de enfrentar muchas cosas". Así lo deseamos porque ella lo merece.

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