Poner fin a los combustibles fósiles de una forma rápida es la única respuesta posible a la emergencia climática. El fin del uso del petróleo no solo afectará a numerosas industrias, sino que ya está provocando una transformación en el mundo laboral. Sectores como el del refinamiento del petróleo, el gasista y otros procesos industriales seguirán el mismo camino de cierre que ha experimentado el carbón.
La transición justa surge para evitar que, en ese cambio necesario, los trabajadores sean los más afectados, es decir, para establecer mecanismos, programas y fondos para dar soporte a quienes vayan a ver su puesto de trabajo afectado por estas transformaciones que experimentaremos.
No solo es garantizar un futuro, sino luchar por uno que merezca la pena
Este concepto debe ser más amplio e incluir las consecuencias del cambio de una economía basada en el consumo a otra basada en el cuidado del planeta. Esto implica abordar legislativa y socialmente medidas como la reducción de las jornadas, el reparto de los beneficios, o garantizar una vida digna.
La transición justa es una oportunidad para reducir las desigualdades y abordar que los avances sociales reviertan a la ciudadanía. Por ello, enfrentar la emergencia climática no solo es garantizar un futuro, sino luchar por uno que merezca la pena.
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