España suple la desaparición del turismo ruso y la caída del británico y alemán con portugueses, estadounidenses o italianos

Varias personas se bañan en la playa de Ses Salines, Ibiza, a 11 de julio de 2023.
Varias personas se bañan en la playa de Ses Salines, en Ibiza.
Germán Lama
Varias personas se bañan en la playa de Ses Salines, Ibiza, a 11 de julio de 2023.

La temporada alta de vacaciones ha vuelto a traer grandes noticias para el turismo tres años después de que la pandemia obligara a funcionar a medio gas al principal motor de la economía española. Concluido el descanso estival, los empresarios —muchos de ellos pequeños negocios para quienes el veraneo es vital— echan cuentas de nuevo y los resultados son buenos. En líneas generales, los turistas que se fueron por la pandemia han vuelto. Las llegadas prácticamente igualaron las registradas en verano de 2019 y el gasto total, catapultado por la inflación, ha sido de récord

Sin embargo, aunque España ha recuperado el turismo extranjero perdido estos años pandémicos, los que ahora llegan no son los mismos que venían hace cuatro años. La guerra en Ucrania ha borrado del mapa al medio millón de turistas rusos que visitaba España en verano antes de la pandemia. Además, la crisis económica surgida a raíz de la invasión ha vaciado el bolsillo de dos de los principales mercados para España: el británico y el alemán.  

Las cifras son elocuentes. En junio, julio y agosto de 2019, España recibió 542.000 visitantes rusos. Cuatro años después, no queda ninguno por la restricción de visados para estos ciudadanos tras la invasión a Ucrania. Esto se ha dejado notar especialmente en el litoral mediterráneo, pero sobre todo en Cataluña, donde se alojaron el 60% de los turistas rusos que visitaron el país en el verano de 2019.

Tampoco han comparecido 397.000 británicos que sí lo hicieron en 2019 y 226.000 alemanes. En este caso la culpa la tiene la crisis económica que recorre el Viejo Continente a consecuencia de la guerra. La elevada inflación y el estancamiento económico en el Reino Unido y Alemania han provocado que muchos de estos turistas se queden en casa. Un factor al que hay que añadir también los efectos del brexit en el caso del Reino Unido. 

"La caída en el mercado británico y el alemán puede ser peligrosa si continúa. Habrá que ver si vamos a poder encontrar otros mercados que sustituyan a estos dos y cómo evoluciona la situación económica", explica a 20minutos Tolo Deyà, vicedecano en la Facultad de Turismo de la Universitat de les Illes Balears. No obstante, Deyà señala que la temporada ha sido muy buena en general para España. "Hemos cumplido las expectativas aun a riesgo de haber subido mucho los precios", agrega.

Con todo, el mercado británico y el alemán siguen siendo dos de las principales fuentes de ingresos del sector en temporada alta. Los turistas de estas nacionalidades gastaron 11.631 millones de euros este verano, una cuantía que representa el 31% de todo el desembolso que hicieron los visitantes extranjeros en esos meses.

Más allá de británicos y alemanes, faltan también 250.000 turistas asiáticos (chinos, japoneses y coreanos) y otros 200.000 de los países nórdicos (Suecia, Finlandia, Dinamarca y Noruega). En total, hay casi 1,8 millones de turistas de distintas nacionales que no han comparecido este verano a su cita habitual con España.

Portugal, EE UU o Italia, al rescate

Sin embargo, el sector ha logrado suplir todas esas ausencias con más de 1,5 millones de turistas adicionales de otras nacionalidades. Llama la atención el aumento del turismo portugués, con 189.000 visitantes más que hace cuatro años. En este caso se trata de un visitante de proximidad, que viaja en coche y con cierto poder adquisitivo, señala Deyà. 

También destaca el boom de llegadas de estadounidenses, 172.000 más que hace cuatro años. En este caso, el papel que juegan las celebrities o los productos de ficción española que se han popularizado fuera de las fronteras gracias a las plataformas de streaming han contribuido a impulsar el turismo desde este país, reflexiona Deyà. 

Pero la cosa no acaba ahí. También han llegado 164.000 turistas italianos más que hace cuatro años e incluso desde destinos más exóticos. La llegada de mexicanos ha aumentado en 121.000 personas, la de israelíes lo ha hecho en 112.000 y la de canadienses ha repuntado en 74.000 personas. Los mercados a los que tiene acceso el turismo español son cada vez más diversos y esto es saludable.

"Se observa una diversificación que es positiva, muy positiva. Como en toda empresa, la diversificación es clave para reducir el riesgo y el turismo es un sector con muchísimo riesgo", señala Deyà. Y es que la pandemia ha acentuado una tendencia que se remonta años atrás. En 2016, el 38,3% de los turistas extranjeros que visitaron España en los meses de verano era británico o alemán. En 2023 el porcentaje se había reducido al 33,2%. 

Los viajes con paquete turístico siguen perdiendo terreno

Otro de los datos llamativos que deja el fin de la temporada alta es la constatación de que los paquetes turísticos siguen perdiendo terreno frente a la contratación directa. El viaje a través de esta modalidad, en la que se contrata alojamiento, transporte y otros gastos a través de una agencia que organiza el viaje, ha retrocedido un 14% en comparación con 2019. España recibió este verano a  635.197 británicos, alemanes y franceses menos a través de esta modalidad que los que atendió en 2019.

Esta tendencia se antoja irremediable en un contexto en el que las plataformas digitales permiten organizar viajes cada vez con mayor facilidad y menos precio que muchos turoperadores clásicos. "No hay solución, la proliferación de compañías aéreas low cost ha dinamizado un modelo más flexible. También está un factor muy importante que es el alquiler vacacional, que ha crecido de forma más que exponencial", concluye Deyà

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