Un paseo por el Madrid del pelotazo y el "salseo" urbanístico

Erik Harley, durante la visita guiada en la Plaza de Castilla de Madrid.
Erik Harley, durante la visita guiada en la Plaza de Castilla de Madrid.
Pablo Rodero
Erik Harley, durante la visita guiada en la Plaza de Castilla de Madrid.

Erik Harley se eleva como un faro en medio de la marea de oficinistas trajeados que camina con prisas por Nuevos Ministerios, en el área financiera de Madrid. Alto, más aún con el casco de obra blanco que corona su cabeza. Pálido, imberbe y vestido con un mono marrón dejando el pecho descubierto.

Este histriónico crítico del urbanismo patrio camina hacia detrás seguido por un grupo de viandantes que le escuchan con atención. Les está explicando su doctrina, el "pormishuevismo", con la que se ha hecho famoso en redes sociales, lleva haciendo visitas guiadas por una docena de ciudades españolas desde 2020 y, este jueves jueves, publicará su primer libro: Pormishuevismo: Rutas por la España del Ladrillo (Anaya Touring).

"Soy artista pormishuevista", responde Harley, catalán, pero residente en Valencia, cuando se le pregunta por su formación. En realidad, el guía de este particular tour es experto en Estudios Urbanos, pero, sobre todo, es creador del término "pormishuevismo", un falso movimiento artístico que investiga la arquitectura especulativa y corrupta.

Aquí, en Nuevos Ministerio, empezó su primera ruta guiada, que concluye dos kilómetros y medio más hacia el norte, en la Plaza de Castilla. Esta es la ruta que Harley ha elegido para presentar ante la prensa su libro por ser "un recorrido que lo tiene todo: corrupción, especulación, salseo arquitectónico y una estampa final maravillosa con las cuatro torres de fondo".

Mapa de la ruta de Erik Harley por Madrid.
 
 

1. Nuevos Ministerios: ¿un monumento comunista?

La visita da comienzo en el austero y gris complejo que actualmente alberga la sede de los ministerios de Transporte y Transición Ecológica. Generalmente vinculado con el franquismo, su construcción comenzó realmente durante la II República, pero se vio interrumpida por la guerra.

Hace unos años, el periodista experto en sucesos paranormales y recientemente reconvertido en polémico opinador político Iker Jiménez, lanzó la teoría de que la curiosa planta del complejo respondía realmente a una hoz y un martillo, el símbolo universal del comunismo. Su arquitecto, Secundino Zuazo, era efectivamente comunista y cofundador de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética.

Sin embargo, la hipotética forma de hoz y martillo de los edificios de Nuevos Ministerios se debe realmente a una causa mucho más capitalista: "En el 36, tres años después de que se iniciaran las obras, pasaron cositas en España y, después, no tenían dinero para seguir con la obra y tuvieron que modificar el proyecto, que contemplaba un pequeño rascacielos", aclara Harley. "Cualquier parecido con la hoz desde el aire es simple consecuencia de una modificación realizada con la reanudación de las obras por arquitectos afines al régimen. Un despiste, un desliz".

2. Azca: "Del pijismo al yonkismo"

En los años 60, Madrid estaba en plena expansión, pero seguía sin tener una zona financiera con sus correspondientes rascacielos que le permitiera quitarse definitivamente la careta de villorrio castellano y le permitiera pasar a ser una gran capital de la Europa en la que intentaba integrarse España. El Paseo de la Castellana, llamado por aquel entonces Avenida del Generalísimo y poco más que una prolongación de la carretera de Burgos en su tramo final, fue la elegida para ello.

Así nació AZCA, el acrónimo reducido de "Asociación mixta de la Zona Comercial de la Avenida del Generalísimo". La zona, explica Harley, fue diseñada por el arquitecto Antonio Perpiñá inspirándose en el Rockefeller Center de Nueva York, "lo cual no significa que le saliera bien". AZCA se convirtió tras su creación en todo un referente para los más pudientes de la capital -"los que toman gin tonics estirando el meñique"-, pero con el tiempo, sus subterráneos, desiertos por las noches, dieron paso “del pijismo al yonkismo”.

Las raves improvisadas y el consumo y tráfico de droga trajeron consigo también delincuencia y hasta un asesinato en 2006 que propició una reforma de la zona basada en retirar barreras visuales y añadir cámaras de videovigilancia. "Lo cierto es que las cámaras no acaban con la delincuencia, solo la graban", explica, siempre irónico, Harley, que aprovecha este punto para hacer un alegato a favor de un urbanismo alternativo al practicado en esta zona de la capital: "Lo que hace seguras las calles es que haya personas en ellas o, si queréis quedar más cultos, que tengan un zócalo de actividad comercial constante".

3. Los fantasmas del Windsor

Desde el centro de AZCA destaca en su extremo norte la famosa Torre Picasso. El que fuera el edificio más alto de España entre 1984 y 2002, tiene un aspecto sospechosamente parecido a otras torres diseñadas por el mismo arquitecto, Monoru Yamasaki, entre ellas las desaparecidas torres gemelas de Nueva York. Hoy en día, la famosa torre es propiedad del no menos famoso empresario Amancio Ortega.

Sin embargo, Harley señala en este punto un edificio que el grupo ha dejado atrás. La Torre Titania, levantada en 2013 junto al Corte Inglés de Nuevos Ministerios, se alza en el solar de un edificio mucho más famoso para todos los madrileños: la torre Windsor. Este bloque de oficinas fue inaugurado en 1979 por obra y gracia del empresario Julián Reyzabal, "un señor que rezuma pormishuevismo por todos lados", bromea Harley con una foto suya en las manos.

La fama del edificio llegó con su final, cuando el patriarca de los Reyzabal ya llevaba tres décadas muerto y la torre ardió en uno de los incendios más recordados en la ciudad en las últimas décadas. La aparición de unas sombras aparentemente humanas en una ventana en pleno incendio, cuando el edificio ya estaba desalojado, desató una oleada de teorías de la conspiración.

Lo único innegable de este incendió fue la cuantiosa indemnización que los herederos de Julián Reyzabal recibieron por parte del seguro -unos 80 millones de euros- y la no menos jugosa suma que obtuvieron por su venta del solar a El Corte Inglés: 480 millones de euros. "Ni estoy insinuando nada ni suponiendo culpabilidades, solo presentando cifras de forma sensacionalista que es lo que más me gusta", se cura en salud Harley.

4. Del nuevo Bernabéu al viejo Palacio de Congresos

Castellana arriba, el grupo llega a la Plaza de Lima, donde se ubica uno de los edificios más característicos de Madrid cuyo aspecto exterior ha cambiado radicalmente en los últimos meses: el Estadio Santiago Bernabéu. Las grúas, aún presentes, y el estruendo metálico que sale de su exterior dan fe de que sigue en marcha la faraónica obra para situar sobre el estadio del Real Madrid una cubierta metálica que le da un aspecto de "impresora gigante".

La obra, que no ha estado exenta de polémica en cuanto a la obtención de permisos para ocupar terreno público, pasó de un nada modesto presupuesto inicial de 525 millones de euros a los 800 a los que ha ascendido a estas alturas. Claro que el club de fútbol no tardará en rentabilizar el gasto si se cumplen las estimaciones de obtener un beneficio neto de 150 millones de euros anuales mediante la explotación para distintos eventos como conciertos y negocios totalmente ajenos al fútbol como una clínica de implantes capilares.

En la otra acera de la plaza se alza un edificio mucho más discreto y que también fue protagonista de su particular incendio e intento -fallido, en este caso- de pelotazo urbanístico. El Palacio de Congresos, construido en 1970, fue adornado con un gran mural de azulejería obra de Joan Miró un década después, antes de que albergara el centro de prensa del Mundial de Fútbol de 1982.

El Palacio sufrió un incendio en 1995, al parecer, intencionado y que dio pie a un proyecto de reforma para construir allí unas lucrativas oficinas, que nunca llegaron a hacerse. La idea de construir algo más rentable en lugar de edificio originario -cuyo interior sigue parcialmente chamuscado- siguió coleando cada pocos años hasta que, en 2015, se propuso hacer allí un gran hotel y la sala de teatro más grande de España.

Los vecinos del edificio de enfrente iniciaron un pleito contra el proyecto que, a la postre, nunca se pudo llevar a cabo por el mencionado mural de Miró, que dota al Palacio de Congresos de una protección especial. El pelotazo nunca ocurrió y, en unos meses, el quemado y despreciado edificio pasará a ser la sede de la Organización Mundial de Turismo.

5. La Rotonda de Castilla y el obelisco que no gira

La ruta va llegando a su fin y el ya exhausto grupo se aproxima a la Plaza de Castilla dejando a su izquierda el edificio de colores chillones y cubierto de una lona, antigua sede del Instituto Nacional de Estadística (INE). Se trata otra muestra de chapucería urbanística construida en 1969 y renovada completamente en 2007, que acumula una serie de problemas constructivos que provocan que los vidrios de la fachada se agrieten y se produzcan desconchones, filtraciones y humedades. El INE decidió trasladar de allí a sus trabajadores a un lugar más adecuado.

Pero el plato fuerte de la ruta es su última parada, la Plaza Castilla -realmente, una gigantesca rotonda con un tráfico infernal-, "uno de los lugares de Madrid con mejores vistas al Pormishuevismo". El espacio está coronado por un altísimo obelisco dorado obra de Santiago Calatrava "y los dos huevillos que lo acompañan": las famosas e inclinadas Torres Kio.

Las torres se concluyeron en 1996 y sirvieron de plató cinematográfico de películas como "El día de la bestia". Después fueron escenario de otras tramas más mundanas, como los casos de corrupción Urbanor -antes de su construcción y protagonizada por "los albertos" Alcocer y Cortina-; Kio -por obra de Javier de la Rosa-; y las tarjetas black -con grandes actores implicados, entre ellos Miguel Blesa y Rodrigo Rato-.

Y para acabar, la obra que Harley define como "una de las mejores esculturas del país ibérico": el obelisco de Calatrava, famoso arquitecto y objeto favorito de las burlas del guía y padre del concepto de pormishuevismo. "Me apasionan su trabajo, sus volúmenes, su obsesión por la perfección, la pulcritud, la excelencia, las goteras… Es mi artista favorito".

Esta obra, una columna conformada por lamas doradas de 92 metros y terminada en 2009, tenía un mecanismo que la hacía girar "como un gran taladro a cámara lenta" que se estropeó a las pocas semanas de la inauguración y nunca volvió a funcionar. Aunque la obra costó 14 millones de euros -5 de los cuales los pagó el Ayuntamiento de Madrid- el consistorio tasó el monumento recientemente en 100.000 euros "lo que evidencia que el arte, al igual que el ladrillo, no es siempre un valor en alza". 

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