Más de cuarenta pueblos donde nadie quiere ser alcalde tendrán una segunda oportunidad en las urnas el 26 de noviembre

Varios votantes aguardan su turno para ejercer su derecho al voto en las elecciones generales en un colegio electoral de Barcelona este domingo.
Varios votantes aguardan su turno en un colegio electoral de Barcelona (archivo).
EFE
Varios votantes aguardan su turno para ejercer su derecho al voto en las elecciones generales en un colegio electoral de Barcelona este domingo.

Nadie quiere ser alcalde en una cuarentena de pueblos de la España vaciada. Han pasado ya cuatro meses desde las elecciones municipales del 28 de mayo, en las que los vecinos llamados a las urnas eligieron a sus representantes locales en toda España, salvo en 44 municipios donde la falta de candidatos impidió que se celebrara la cita electoral. Esos pueblos tendrán una segunda oportunidad para acudir a las urnas el próximo 26 de noviembre, aunque para ello primero tendrán que encontrar candidatos dispuestos a presentarse a las elecciones.

El Gobierno acordó en la última reunión del Consejo de Ministros que aquellos municipios en los que no hubo urnas ni papeletas en mayo —por la falta de candidatos que quisieran ser alcalde o concejales— celebrarán elecciones locales el último domingo de noviembre, seis meses después de la convocatoria original y justo en el día en el que vence el plazo previsto por la ley electoral para la prórroga. Además, se repetirán también los comicios en nueve mesas electorales que fueron anuladas en mayo: dos en Fiñana (Almería), una en Ocentejo (Guadalajara), dos en Ceutía (Murcia), tres en Castro Calderlas (Ourense) y una en Puerto Seguro (Salamanca).

Entre los 44 municipios llamados a las urnas el 26 de noviembre por falta de candidatos se encuentra Monroyo, un pueblo turolense de apenas 320 vecinos cuya alcaldesa, Gloria Blanc, da por concluida su etapa al frente de la corporación municipal, sin intención de repetir en el cargo que ocupa desde hace cuatro años, pero su salida se ha topado con la falta de relevo como obstáculo. "Cuando entré ya puse como condición que no iba a repetir. Es un trabajo que iba a hacer por mi pueblo durante cuatro años lo mejor que pudiera, pero no tengo ninguna posibilidad de continuar por motivos personales y laborales", explica a 20minutos la regidora monroyense, que se presentó como independiente por el PSOE en 2019.

Blanc valora positivamente su experiencia al frente del Ayuntamiento de Monroyo, pero apunta a que se trata de una labor que requiere una dedicación que ya no puede mantener por más tiempo. "Si quieres estar pendiente de las cosas, tienes que dedicarle mucho tiempo, porque, aunque parezca que es un pueblo pequeño, las necesidades están ahí", señala la alcaldesa en funciones, que recuerda especialmente las actividades culturales y deportivas organizadas en la localidad. "No solamente es el hecho de intentar buscar una subvención, sino también el esfuerzo de que las cosas se puedan realizar. Se hace de corazón, con mucho cariño", añade. "De esto no se vive, aunque tienes que dedicar mucha energía, y ese es el motivo principal de que yo no pueda continuar", resume.

Dedicar muchas horas

La dedicación requerida es precisamente uno de los motivos que identifican para explicar la falta de candidatos desde la Federación Navarra de Municipios y Concejos (FNMC), donde apuntan también a la complejidad de la gestión local, plagada de burocracia y carente de recursos. "Ser alcalde, aunque seas de un municipio muy pequeño, tiene mucha complejidad. La administración es cada vez más compleja y farragosa, hay que cumplir más requisitos y trámites. Tienes que dedicar muchas horas, tener un cierto conocimiento de qué estas haciendo... y en muchos casos no tienen personal", apuntan desde la asociación de municipios navarros.

La comunidad foral es precisamente donde se concentran la mayoría de los pueblos llamados a las urnas el próximo 26 de noviembre. 38 del total de 44 pueblos son navarros, de los cuales una decena tienen menos de 100 habitantes y otros 17 no superan los 250, de manera que les corresponde elegir respectivamente tres y cinco concejales. Se trata de pequeñas localidades rurales en las que, además, la población está envejecida, de ahí la dificultad para encontrar vecinos dispuestos a convertirse en representantes locales. A los 38 pueblos navarros y a Monroyo (Teruel), se suman también cuatro municipios burgaleses (Peral de Arlanza, Quintanilla de la Mata, Zael y Trespaderne) y uno segoviano (Cabezuela).

Al tratarse de pueblos pequeños, desde la FNMC añaden otro factor que en ocasiones contribuye también a restar atractivo a la tarea del alcalde. "Ser alcalde o concejal te puede llevar a reñir con un vecino o una vecina que pretenda cosas que no le puedes dar, porque la ley lo impide. Eso también es poco grato", agregan. En todo caso, apuntan a que el hecho de que haya algún pueblo donde nadie quiera presentarse a las elecciones es algo habitual, a pesar de que sean casos minoritarios entre los más de 8.100 municipios que hay en España, y a que el número de pueblos sin candidatos suele reducirse en la segunda convocatoria.

Segunda oportunidad

La todavía alcaldesa en funciones de Monroyo, Gloria Blanc, confía en que los vecinos se animen a participar activamente en la política local, para que su localidad logre tener candidatos a los que votar en la cita electoral de noviembre. "Me gustaría que haya personas que quisieran continuar", señala. De hecho, desde el Ayuntamiento convocaron en la noche del viernes pasado una reunión para poner a los vecinos al corriente de la situación, que es la primera vez que se produce en el pueblo, y de los plazos para presentar candidaturas, con el objetivo de que la falta de información no sea una excusa.

El plazo para presentar candidaturas no está abierto todavía, sino que empezará a correr a partir de que la convocatoria electoral del 26 de noviembre salga publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) a principios de esta semana. En caso de que tampoco en esta ocasión se presente nadie a las elecciones, será el Gobierno navarro o las correspondientes diputaciones provinciales en cada caso quienes se encarguen de nombrar una comisión gestora que dirija el Ayuntamiento, buscando en primera instancia el diálogo con los vecinos. Esta maniobra suele demorarse entre dos y seis meses, durante los cuales la corporación municipal saliente se mantiene en funciones. Habrá que esperar para saber cuántos pueblos llegan finalmente a este extremo, ya que son los vecinos quienes eligen al alcalde, pero siempre que haya candidatos.

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