
El independentismo ha aprovechado este domingo la conmemoración del 1 de octubre para situar el referéndum en el centro de la negociación de la investidura de Pedro Sánchez. Pero estos actos, a pesar del momento político, no han tenido un seguimiento masivo -4.500 personas según la Guardia Urbana- y que, a pesar del llamamiento a la unidad, se han podido escuchar voces discordantes entre ERC y Junts y también entre la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural.
Los actos se han celebrado cuando se cumplen seis años del referéndum unilateral del 1 de octubre de 2017, y en pleno debate sobre la amnistía como condición de los partidos independentistas para apoyar una eventual investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.
El acto central y unitario de la jornada se ha celebrado en la plaza Catalunya de Barcelona con las intervenciones de las entidades soberanistas y que ha cerrado el presidente del Consell per la República y expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que ha intervenido por videoconferencia desde Waterloo.
Puigdemont ha situado el 1-O como "un colosal ejemplo de resiliencia y de resistencia" y por ello, en su opinión, "no podemos perder el norte buscando salidas personales. Nosotros hemos de servir como guardianes del 1-O" y ha afirmado que los políticos no se pueden dedicar a "buscar una vida más plácida".
Así, y en un mensaje dirigido a ERC y a Pedro Sánchez, Puigdemont ha avisado: "Ni lo dejamos correr, ni aceptaremos que nadie pase página en nuestro nombre”.
Por la mañana, en una declaración institucional, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha celebrado que la autodeterminación y la amnistía sean un "punto de coincidencia" entre los independentistas aunque ha augurado unas negociaciones complejas.
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