Sánchez trata de hacerse fuerte ante Junts y ERC tras el 'pinchazo' de la Diada y no se reunirá antes de la investidura de Feijóo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras.
Eduardo Parra / Europa Press
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras.

Pedro Sánchez pone un poco de calma y el PSOE parece pisar el freno. Ante el mercado persa en el que Junts y ERC habían convertido la investidura del actual presidente del Gobierno en funciones, Ferraz y Moncloa enfrían los tiempos, sobre todo tras una Diada que 'pinchó' en sus expectativas. En plena coordinación, Ejecutivo y partido están tratando de situar el foco en Alberto Núñez Feijóo, que intentará su investidura en dos semanas, y ralentizar las negociaciones. Hay contactos, sí; pero no habrá reunión formal hasta que el presidente del PP fracase. Puede que haya amnistía, pero se enfría la opción de que sea antes de que Sánchez recupere plenas funciones como presidente. De fondo, la repetición electoral, que nadie descarta aunque parece poco probable.

"Formalmente, no nos vamos a sentar hasta después de la investidura de Feijóo", confirma en privado una de las ministras del Gobierno. Esta negativa llega después de que el pasado lunes los socialistas, por boca de la vicesecretaria general María Jesús Montero, confirmasen que había habido contactos. Eso sí, sabedores de la dificultad de la negociación y de la importancia de que lleve aparejada la "discreción", desde el Ejecutivo rechazan hablar en público de la investidura de Sánchez hasta que no termine la de Feijóo, cuya segunda votación ocurrirá el próximo 29 de septiembre.

Casualmente, esos tiempos permitirán al PSOE comenzar oficialmente las negociaciones con los independentistas catalanes una vez haya pasado el 1 de octubre, fecha clave porque es cuando se produjo el referéndum ilegal en 2017. También quedará lejos la Diada, que tuvo lugar el pasado lunes y cuyo resultado han 'celebrado' en Moncloa. Si Óscar López, cercano colaborador del ahora presidente, acusó en 2015 al PP de Mariano Rajoy de ser "una máquina de crear independentistas", ahora los socialistas se ven una máquina de desactivarlos.

Los datos son los que son. Según la Guardia Urbana de Barcelona, el pasado lunes salieron a la calle 115.000 personas, 35.000 menos que el año pasado y poco más que las 108.000 que hicieron lo propio en 2021, todavía año pandémico. Antes del coronavirus, la Diada llegó a juntar en las calles de Barcelona a más de un millón de personas, llegando a 1,8 millones en 2014. "Es un pinchazo", dicen en Moncloa, que aseguran que ha merecido la pena la política "del diálogo" que ha llevado Sánchez y tuvo su punto álgido con los indultos. Además, auguran que "seguirán perdiendo apoyo". 

Según las fuentes gubernamentales consultadas, esto se traduce en que la posición tanto de Junts como de ERC es "menos fuerte" a la hora de negociar. También, aseguran, por los resultados electorales en Cataluña el pasado 23 de julio. El PSC obtuvo el 34,49% de los votos, 20 puntos por delante de Sumar, que fue la segunda fuerza. Los de Salvador Illa cosecharon más de 1.200.000 papeletas; las formaciones independentistas -ERC, Junts y CUP-, 985.998.

Pero lo cierto es que por menos gente que vaya a la Diada o menos votos que sacaran en las generales, siguen siendo decisivos para la investidura de Sánchez. Los siete diputados de Junts y los siete de ERC son necesarios para investir al presidente. Y sus condiciones son claras: amnistía y autodeterminación, aunque la segunda no parece que sea necesaria. Los socialistas creen que estas posiciones son "de máximos". Es decir, son las que se ponen al principio de una negociación. Más que nada, porque defienden que los independentistas saben cuáles son los "límites". Y todos están dentro de la Constitución.

¿Significa esto que está más cerca una repetición electoral que haría a los españoles votar de nuevo en enero? Moncloa y Ferraz no lo descartan, pero parece más una estrategia que una realidad. El mantra que defienden en el palacio presidencial es que van a trabajar para evitarlo. En la sede del PSOE vienen a decir que no tendría mucho sentido y recuerdan lo que pasó en 2019. "Además de que votó menos gente, la gente que votó lo hizo en el mismo sentido. Tenemos que administrarlo", añaden.

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