Mohammed bin Salman Al Saud es el príncipe heredero del principal exportador de petróleo del mundo. Pero Arabia Saudí quiere ser algo más que eso, más que petróleo. Y en ello está empeñando el príncipe. Bin Salman es el rostro de las transformaciones del país y de la conversión del crudo en dinero; dinero con el que adquirir poder y una posición geopolítica importante en el mundo.
El heredero es el ideador e impulsor de Vision 2030, un plan que pretende afrontar un posible escenario de descenso de las reservas petrolíferas. La estrategia busca depender menos del petróleo, diversificar la economía de la 18ª potencia económica mundial y diversificar sus inversiones.
Pero los cambios que impulsa Bin Salman parecen ceñirse casi exclusivamente al terreno de la economía. Arabia Saudí sigue siendo una monarquía absoluta islámica y la mayor parte de los derechos humanos están seriamente restringidos, especialmente para las mujeres. Para ellas, el príncipe sólo ha levantado la prohibición de que conduzcan.
Bin Salman sigue reprimiendo las voces disidentes. Hubo peticiones para que fuera relevado como príncipe heredero después de que el periodista saudí Jamal Khashoggi, un destacado crítico del gobierno, fuera asesinado por agentes saudíes en el consulado saudí en Estambul en 2018. El príncipe negó cualquier implicación, pero un informe de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos (un aliado "entre el amor y el odio" de los saudíes) concluyó que el heredero aprobó el asesinato.
2013, inicia su ascenso al poder
Mohammed bin Salman nació el 31 de agosto de 1985. Tras licenciarse en Derecho en la Universidad Rey Saud, fundó varias empresas antes de dedicarse a tareas gubernamentales. Trabajó para varios organismos estatales antes de ser nombrado en 2009 asesor especial de su padre, que ejercía como gobernador de Riad.
Como parte de su labor filantrópica, creó la Fundación MiSK, una organización sin ánimo de lucro que trabaja para cultivar el aprendizaje y el liderazgo entre la juventud saudí y desarrolla startups en el país. Por esa labor, Forbes Oriente Medio le concedió en 2013 el premio "Personalidad del Año". Ese año inicia su ascenso al poder, cuando fue nombrado jefe de la Corte del Príncipe Heredero, con rango de ministro. Su padre había sido nombrado príncipe heredero el año anterior.
Ministro de Defensa y ofensiva en Yemen
En enero de 2015, el rey Abdullah bin Abdul Aziz murió y Salman accedió al trono, nombrando a su hijo ministro de Defensa... más bien de ataque. A los pocos meses de tomar posesión del cargo lanzó una campaña militar en Yemen junto a otros Estados árabes (Emiratos Árabes, Kuwait, Baréin, Qatar, Sudán, Egipto, Jordania y Marruecos).
La guerra ha causado una catástrofe humanitaria. Según Naciones Unidas, 14 millones de personas (la mitad de la población) se enfrenta a un inminente peligro de hambruna. La ONU calcula que ya han muerto más de 377.000 personas (más de 225.000 por la hambruna y enfermedades como el cólera). Arabia Saudí y sus aliados han sido acusados de posibles crímenes de guerra.
2016, la 'vision' para 2030
El poder del príncipe aumentó con su nombramiento en abril de 2015 como príncipe heredero adjunto, segundo viceprimer ministro y presidente del Consejo de Asuntos Económicos y de Desarrollo. Fue entonces, el 25 de abril del 2016, cuando presentó Vision 2030, su ambicioso y plan para introducir cambios económicos y sociales en el reino y poner fin a su "adicción" al petróleo.
En política exterior, se considera que Bin Salman encabezó en 2017 un boicot contra Qatar, país miembro del Consejo de Cooperación del Golfo, por su supuesto apoyo al terrorismo y su injerencia en los asuntos de sus vecinos, acusaciones que Qatar niega.
Purga y más poder
Más poder, en junio de ese año. El rey Salman sustituyó al príncipe heredero ―su sobrino, Mohammed bin Nayef― por su hijo. El nuevo príncipe heredero lanzó una ofensiva contra los supuestos opositores. Más de 20 influyentes clérigos e intelectuales fueron detenidos mientras las autoridades perseguían a un grupo que supuestamente actuaba en nombre de "partes extranjeras contra la seguridad del reino".
En noviembre de 2017, cayeron cuatro ministros, 11 príncipes y varios empresarios de alto perfil. Según la BBC, muchos analistas consideraron que la purga de poderosos príncipes y figuras del mundo de los negocios eliminó los últimos obstáculos para que Bin Salman se hiciera con el control total del reino.
Mujeres: conducir y poco más
En junio de 2018, el país levantó la prohibición que impedía conducir a las mujeres, medida que se atribuye al príncipe. Claro que antes de ese "regalo real", muchas activistas por los derechos de las mujeres fueron detenidas. Varias fueron acusadas de delitos graves, entre ellos "contactos sospechosos con partidos extranjeros".
Habían "abusado" de su derecho a la libertad de expresión, dijo el príncipe heredero. "Aquí estamos tratando de deshacernos del extremismo y el terrorismo sin guerra civil, sin impedir que el país crezca... Así que si hay un pequeño precio en ese ámbito, es mejor que pagar una gran deuda para hacer ese movimiento", declaró entonces Bin Salman.
Modernizar el poder religioso
El gabinete del príncipe aprobó una normativa para reducir el poder de la policía religiosa y en mayo de 2016 se creó una autoridad del entretenimiento. En un intento de aparcar el peso de la tradición, Bin Salman ha recurrido a eruditos musulmanes más jóvenes, activos en las redes sociales y más conocidos entre la juventud saudí.
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