El origen de la baraja española y el motivo por el que tiene cuatro palos

  • Aunque su origen concreto se desconoce, la hipótesis más sostenida es que los naipes se introdujeron en España de la mano de los comerciantes orientales que llegaban a nuestras costas.
La baraja española se compone de 40 o 48 cartas o naipes, divididas en cuatro palos o familias: oros, copas, bastos y espadas. A su vez, tenemos varios estilos o patrones, como el castellano, el catalán o el gaditano.
La baraja española se compone de 40 o 48 cartas o naipes.
Kevin. Pixabay
La baraja española se compone de 40 o 48 cartas o naipes, divididas en cuatro palos o familias: oros, copas, bastos y espadas. A su vez, tenemos varios estilos o patrones, como el castellano, el catalán o el gaditano.

La baraja española es uno de los elementos más característicos de la cultura popular de nuestro país. Con ella se juegan diversos juegos de cartas, como el mus, la brisca, el tute o la escoba, que forman parte de la tradición lúdica de muchas generaciones.

Tal como recoge la página de Naipes Heraclio Fournier, probablemente la empresa más famosa dedicada a la fabricación de la baraja española con sede en Vitoria, Álava, la baraja española se basa generalmente en un mazo de 40 o 48 cartas o naipes, aunque también hay algunas versiones de hasta 55 cartas. Estos naipes se dividen en cuatro palos o familias, que son los oros, copas, espadas y bastos, cada uno con su iconografía correspondiente.

Sus orígenes se remontan a India

Aunque el origen de esta simbología no está claro, se atribuyen los inicios de los naipes a países como India, Egipto o China. Los naipes comenzaron como instrumento de adivinación y con una fuerte carga de esoterismo mágico, similar al uso actual de las cartas del Tarot, antes de convertirse en un juego popular.

La baraja más antigua en España data del año 1390 en Sevilla, ya utilizando la simbología actual. En 1781, Antoine Court de Gébelin relacionó los símbolos con los estatus sociales. El oro representaba el comercio, las espadas la nobleza y los militares, las copas la Iglesia y los bastos al campesinado.

En 1870, Heraclio Fournier, impresor de origen francés en Vitoria, presentó su diseño litografiado de la baraja española, premiado en la Exposición Universal de París. El diseño actual es una evolución del trabajo de Augusto Ríus en 1889 para Fournier.

El incierto origen de ‘naipe’

No solo el invento de la baraja es impreciso, incluso la propia palabra que utilizamos en nuestro idioma para referirnos a las cartas de la baraja, está envuelto en la ambigüedad.

Para la RAE, naipe procede del catalán naip y este, quizá, del árabe ma’ib, que significa censurable. Otras fuentes, sin embargo, sostienen que puede provenir de la palabra en mandarín naibis, originalmente ya un juego de cartas para cuatro personas.

El escritor y catedrático de teología francés Jean-Baptiste Bullet, durante el siglo dieciocho, defendía que la palabra naipe procedía del vasco napa.

Como fuera, la propia etimología de la palabra ‘naipe’ no está demostrada y circulan variadas hipótesis.

Evolución y adaptación de la baraja

A lo largo de los siglos, la baraja española experimentó diversas transformaciones para adaptarse a las cambiantes preferencias y costumbres de cada era y región. Por ejemplo, se retiraron los arcanos mayores y se incorporaron las figuras del rey, el caballo y la sota a la baraja. Esta adición no solo agregó complejidad al juego, sino que también añadió un elemento de narrativa visual. 

Las modificaciones en los diseños de los palos, de geométricos a figurativos, también reflejaron la evolución artística y social de la época.

Impacto en el mundo

La baraja española no se limitó a las fronteras de España; su influencia se extendió por todo el mundo a través del comercio y la colonización. Sin embargo, en diferentes regiones, se desarrollaron preferencias por otros tipos de barajas, como la francesa o la inglesa, que tenía menos cartas y palos diferentes. La baraja francesa, por ejemplo, sustituyó las copas por corazones, las espadas por picas, los oros por diamantes y los bastos por tréboles.

Existen numerosos estilos y tipos de diseño para la baraja española, respetando su iconografía básica, como son el patrón castellano, el patrón de Cádiz o el patrón catalán.

La baraja española es un vívido testamento de la historia y la cultura de España que sin duda debe ser apreciado y preservado. Su origen y su evolución a lo largo de los siglos reflejan no solo la diversidad de influencias que han dado forma a nuestro país, sino también la capacidad de adaptación y transformación de los elementos culturales a lo largo del tiempo.

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