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Cómo tratar con naturalidad a las personas ciegas: "La gente ha de escucharnos, no presuponer lo que podemos necesitar"

  • Daniel, Isabel y Patricia recuerdan anécdotas e incluso casos de discriminación sufridos.
  • María Jesús Bellón, técnico en rehabilitación de la ONCE explica qué debemos hacer cuando nos encontramos a una persona ciega y las bases de la técnica guía. 
Combo Capaces Agosto
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José González
Combo Capaces Agosto

La Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) acogió, durante el pasado año, a 3.100 nuevos afiliados, según recoge el Informe de Valor compartido que presentó el Grupo Social ONCE el pasado 27 de julio. Con estas nuevas acogidas, la organización actualmente atiende a un total de 70.500 personas ciegas y con discapacidad visual grave, que reciben la atención individual que necesitan, para ser capaces de lograr una plena autonomía en su vida diaria, tanto a nivel laboral, personal o de ocio.

Sin embargo, a pesar de la labor de integración de personas ciegas y con discapacidad visual grave que la ONCE lleva realizando desde hace ya casi 85 años, todavía no está normalizada la discapacidad visual en la vida cotidiana, y queda mucho por hacer para lograrlo. Así nos lo transmiten a lo largo de este artículo varias personas con discapacidad visual, cada una en mayor o menor grado, además de los profesionales encargados de la integración de estas personas en el día a día.

Una de las claves nos la da Daniel, joven psicólogo de 25 años con discapacidad visual. Nació con glaucoma y con el resto visual que tiene se le hace necesario el uso del bastón. Es muy importante que la gente "aprenda a escuchar a las personas con discapacidad", y no presuponga nada. "La persona con discapacidad es totalmente capaz de explicar lo que necesita", añade.

Daniel recuerda distintas anécdotas que le ocurren durante su día a día. Por ejemplo, cuando va por la calle, la gente asume que, por llevar bastón, ya va a necesitar ayuda, y, sin preguntar, le agarran del brazo, hombro o bastón. Lo asimila a cuando vemos a un turista en la calle mirando un mapa. "Nosotros no asumimos que esta persona necesita ayuda y le decimos: ven, que yo te guío. Pues esto es igual. Pero si la gente se acerca y me pregunta primero si necesito ayuda, eso no me molesta".

Afortunadamente, "estos casos son una minoría", añade Daniel. La mayoría de las personas con las que se encuentra, normalmente prosiguen su camino cuando les dice que está todo bien y que no necesita ayuda. Pero todavía existe "esa minoría que tiene esas creencias preconcebidas, que creen que no puedes expresar lo que necesitas, que no puedes bajar unas escaleras, y que solamente la forma en que ellos creen que puedes hacer las cosas es la más segura".

Respuestas similares dan Patricia, de 38 años, creadora de contenidos para una multinacional y con un pequeñísimo resto de visión; e Isabel, de 30, ciega total que ahora se encuentra en búsqueda activa de empleo. En el caso de Patricia se suman otros factores. Ella tiene un hijo y ha sido usuaria de perro guía. A causa del perro también ha sufrido bastantes situaciones de discriminación, por ejemplo, en la búsqueda de vivienda. "Siempre llevaba a la perra a las visitas de las viviendas, para que los propietarios vieran que era una perra educada, tranquila y que sabe comportarse en todas las situaciones, y así no se imaginasen cosas que no son", explica Patricia. Aún así, prosigue, "ha habido ocasiones en que ni siquiera me han permitido ver el piso".

En lo referente a su hijo, muchas veces se ha encontrado con personas que dudan de su capacidad para cuidarlo. Comentarios como: "¿no tienes a nadie que te ayude?" o "¿la ONCE no te pone a nadie que te ayude?", son ejemplos de lo que día a día le toca escuchar. Y también, que se dirijan directamente al niño y le digan frases como: "Tienes que cuidar mucho a tu mamá". "Pues no, se equivoca, el niño no está para eso. Su padre y yo somos los que debemos cuidarle y darle todo lo que necesite", responde Patricia a estos comentarios.

Isabel y Patricia provienen de ciudades pequeñas y es obligado preguntar si creen que ese detalle influye para que se den ese desconocimiento y  situaciones discriminatorias. Isabel opina que en ciudades como Madrid, la información que tiene la gente es mayor, y lo achaca a que al verse a más personas ciegas por la calle, el grado de conocimiento y de información es más alto. Sin embargo, Patricia no está del todo de acuerdo. Según su opinión, existe la misma falta de información tanto en la capital como en ciudades más pequeñas, y añade que tanto los comentarios sobre el niño como el no enseñarle el piso por llevar perro guía ocurrieron en un distrito importante de Madrid.

¿Cómo ven la inclusión laboral?

Cuando le preguntamos sobre su discapacidad y su integración laboral, Daniel cuenta que, a nivel general, los pacientes no reaccionan mal. En primer lugar, los recoge en la sala de espera, se presenta y, antes de contarles cómo funciona la terapia, les explica que tiene una discapacidad visual y que por eso lleva el bastón, para que así el paciente entienda mejor la situación y se sienta cómodo. También les detalla el funcionamiento del lector de pantalla, que es un programa de voz que verbaliza todo lo que se hace en todo momento con el ordenador o el teléfono, y por eso lleva unos auriculares durante la terapia, para poder escuchar la voz del lector de pantalla y tomar sus notas.

Si bien la integración y la reacción de sus pacientes es buena, Daniel también nos cuenta que ha vivido situaciones en las que ha visto el desconocimiento sobre la discapacidad visual que existe por parte de los encargados de contratación a la hora de conseguir un trabajo. La pregunta que se repite mucho es: "¿y ahora cómo hacemos?". Alguna vez le han preguntado, por ejemplo, cómo va a hacer para enviar correos electrónicos. Y es porque desconocen la existencia del lector de pantalla. Y también le han llegado a preguntar si tiene alguna alternativa para el caso de que el paciente no se sienta cómodo cuando vea que la persona que le atiende tiene una discapacidad.

En el caso de Patricia, la acogida en su empresa actual fue "muy buena". Así, la empresa organizó una charla informativa a sus compañeros sobre cómo tenían que actuar con una persona ciega, cómo guiarla y cómo actuar con el perro. Incluso se le asignó una tutora que hizo el seguimiento de su integración. "Lo mejor fue que esta persona tenía conocimientos de lectores de pantalla", remarca Patricia. Sin embargo, durante su vida laboral también ha tenido que escuchar preguntas y comentarios discriminatorios y que denotaban falta de conocimiento. Por ejemplo, cuando accedió a realizar prácticas en una emisora de radio a nivel nacional, el director le preguntó, con estas palabras, si "sabía llamar por teléfono". Y en una entrevista de trabajo para otra multinacional, la entrevistadora hizo más hincapié en el hecho de que llevara un perro guía y en todo lo que necesitaría el perro, antes de tener en cuenta sus habilidades y todo lo que Patricia podía aportar.

El mismo desconocimiento lo ha vivido Isabel. En su caso, cuando ha acudido a las últimas entrevistas, para puestos de teleoperadora o similares, en todas las ocasiones le han dicho que deben consultar con el departamento de informática la viabilidad de instalar un lector de pantalla en su ordenador, pero la respuesta siempre es negativa. "Incluso me he ofrecido a poner mi propio ordenador, pero también me han dicho que no. Son claramente excusas", dice Isabel.

A pesar de todo esto, Patricia cree que "debemos tener paciencia y empatía, e ir explicando la situación, para que poco a poco la gente se dé cuenta de lo que somos capaces de hacer".

Pautas para tratar con naturalidad a una persona ciega

María Jesús Bellón es técnico en rehabilitación de la ONCE en su delegación territorial de Madrid. Es una de las personas que se encarga de trabajar el área de la autonomía personal en todos los ámbitos de la vida de una persona ciega. Así, entrena con ellos el desarrollo de los otros sentidos, como el oído y el tacto, y les enseña a desarrollar la orientación, apoyándose en el resto de sentidos que les quedan. También trabaja con los usuarios las diversas habilidades para la vida diaria, tales como aprender a usar un teléfono, cuidar de un niño o de una persona mayor, hacer las tareas del hogar, etc., así como la parte de movilidad, para que puedan moverse por la ciudad con todas las garantías de seguridad. Para que se entienda un poco mejor en qué consiste el trabajo de un técnico en rehabilitación, María Jesús lo explica así: "Cuando veis a una persona con bastón blanco por la calle, alguien ha tenido que enseñarle. Pues esos somos nosotros, y ésa es parte de nuestro trabajo".

María Jesús nos da una serie de pautas para que la interacción de una persona que ve con una persona ciega sea un éxito.

¿Qué debemos hacer cuando nos encontramos a una persona ciega en la calle? Lo primero, indica María Jesús, es "emplear el sentido común". "Yo puedo ver a una persona con algún tipo de dificultad, pero no puedo presuponer que necesita ayuda. Lo primero de todo es preguntar", añade la profesional. Así pues, "nos podemos acercar a la persona ciega, tocarle suavemente el brazo o el hombro y preguntarle, y la persona nos dirá si necesita o no necesita nuestra ayuda".

María Jesús comenta también algo que ocurre con bastante frecuencia, y es que la gente tiende a gritar expresiones como: "¡Ay, ay, cuidado!". Eso nunca se debe hacer, porque puede asustar a la persona ciega. Si de verdad existe un peligro, ese "cuidado" ha de ir siempre acompañado de alguna orden, del tipo "quédate parado", "vete a la derecha", etc. Lo ilustra muy bien con la anécdota que le ocurrió mientras estaba trabajando con uno de los afiliados: "Un señor se aproximaba con el carro de la fruta y le dijo al usuario: cuidado, que voy adelantándote por la derecha. Este es un ejemplo correcto de lo que sí se debe hacer. Esta persona aplicó el sentido común".

En este sentido, señala que "el lenguaje que utilicemos ha de ser claro y conciso. Nunca decir las palabras "aquí" o "allí", ya que a una persona ciega no le dan información; sino sustituirlas por "a tu izquierda" o "a tu derecha".

"Por favor, no me volváis a decir más si oí el partido de fútbol ayer, pues me hace sentir más ciego de lo que soy"

Tampoco hay que evitar palabras como "ver" o "mirar". "Forman parte de nuestro vocabulario cotidiano", añade María Jesús, que pide encarecidamente no evitarlas si mantenemos una conversación con una persona ciega. "No tengas miedo de decir: ¿ves ese andamio? Porque sí, ellos lo ven a su manera, en este caso, tocándolo con el bastón". Lo ilustra con otra anécdota: "En una de las charlas que impartimos en los colegios, había un alumno ciego que al finalizar la actividad le dijo a sus compañeros: "Por favor, no me volváis a decir más si oí el partido de fútbol ayer, pues me hace sentir más ciego de lo que soy".

Asimismo, señala que el cambio que debemos implementar todos es "aprender que cuando nos enfrentamos a una discapacidad, sea la que sea, primero está la persona. Primero es Luis, Pedro o Juan, y después va la característica de que tiene una discapacidad".

La técnica guía, lo más importante que hay que conocer para acompañar a una persona ciega

Cuando ofrecemos nuestra ayuda y la persona ciega nos dice que sí, llega el siguiente paso: ¿y ahora cómo hago?. María Jesús explica en qué consiste la técnica guía, es decir, lo más importante que debemos saber, precisamente, a la hora de guiar a una persona ciega.

En primer lugar, debemos dejar que la persona ciega se agarre de nuestro brazo, y andar medio paso por delante de ella. Nuestro cuerpo será indicativo para que la persona pueda seguir los movimientos que hacemos. Así, podrá notar si subimos o bajamos un escalón, o si giramos a la izquierda o a la derecha.

Cuando pasemos por un lugar estrecho, por ejemplo, por una puerta estrecha, llevaremos el brazo hacia nuestra espalda, para indicarle a la persona ciega que tiene que ponerse detrás de nosotros. Cuando hayamos superado ese espacio estrecho, regresaremos nuestro brazo a la posición normal.

Cuando le queramos indicar la posición de un asiento, por ejemplo en el transporte público, o bien ponemos su mano en el respaldo, o bien hacemos que su rodilla toque el asiento.

Inclusión real

Cuando le preguntamos a María Jesús si cree que existe una inclusión real, su respuesta es que, si bien se están haciendo muchas cosas, aprobando muchas normativas y dando más visibilidad, aún queda mucho por hacer y por conseguir. "Todavía no se ha normalizado el convivir con la discapacidad en el día a día".

En este sentido, pide a la gente "que se acerque a la persona con discapacidad sin miedo. A veces la gente no interactúa con normalidad por miedo a equivocarse. Pero en todo momento será la persona con discapacidad que te diga cómo hacer y cómo puedes ayudarla".

Por su parte, Patricia opina que "esta visibilidad pasaría por el hecho de que en las instituciones, a todos los niveles, se vean más representantes con alguna discapacidad".

Asimismo, Daniel pide más formación, sobre todo para el personal de los servicios que ofrecen cualquier tipo de asistencia, como los que existen en los aeropuertos o en las estaciones de tren, pues "no puede ser posible que mucha gente no conozca siquiera la técnica guía ni sepa actuar conforme a nuestras necesidades". Y, en este sentido, añade que "la visibilidad y el terreno que ganemos ahora servirá para las personas con discapacidad en un futuro".

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