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Cristina y Delia, el doble reto de ser mujer y tener discapacidad: "Es una barrera extra"

  • En España un 10,9% de las mujeres tiene discapacidad, un total de 2,6 millones de mujeres. Representan casi el 60% de todas las personas con discapacidad. 
Delia Torralba tiene discapacidad visual severa y Cristina González tiene discapacidad intelectual.
Delia Torralba tiene discapacidad visual severa y Cristina González tiene discapacidad intelectual.
20minutos
Delia Torralba tiene discapacidad visual severa y Cristina González tiene discapacidad intelectual.

Según datos de la última Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia, EDAD 2020, el 58,6% de las personas con discapacidad en España son mujeres, un total de 2,6 millones. Esta cifra supone un 10,9% de la población total de mujeres que residen en nuestro país, un porcentaje que va subiendo con la edad.

Al igual que el resto de las mujeres, ellas se enfrentan cada día a muchas desigualdades, injusticias y vulneración de derechos que, además, se ven potenciadas por tener discapacidad.

Cristina González y Delia Torralba son dos mujeres muy distintas, con discapacidades y vidas muy diferentes, pero ambas tienen mucho que decir esta semana marcada por el 8 de marzo  y las 51 restantes.

Cristina González: "Las mujeres con discapacidad intelectual nos sentimos invisibles"

Cristina González tiene 38 años y una discapacidad intelectual. En la actualidad trabaja limpiando en un colegio y vive con sus padres, pero para llegar hasta aquí tuvo que superar muchas barreras, "mi etapa escolar fue muy difícil. Terminé la ESO, pero con mucha ayuda de mis hermanos y mis padres porque en el colegio casi no tenía apoyos", recuerda. Tras terminar por fin los estudios, empezó lo más difícil, la búsqueda de un empleo que no llegaba nunca, algo que cambio cuando, por fin, le reconocieron la discapacidad de un 45%.

Este trabajo le ha dado más independencia y autonomía, pero no ha conseguido que se la tenga más en cuenta. Ella es la primera que reconoce que necesita apoyo para hacer y para entender algunas cosas, pero está harta de que no le escuchen ni la tengan en temas que le atañen directamente, "sé que necesito información, pero, por ejemplo, cuando voy al médico no me la dan, me siento muy desplazada", cuenta, "suelo ir a acompañada precisamente por eso, porque voy con mi madre y directamente la miran y le cuentan las cosas a ella como si no existiera. Y no me explican las cosas, cuando con la información necesaria puedo entenderlo y tomar yo las decisiones sobre mi vida". 

Con respecto a los médicos, recuerda una ocasión el que se sintió realmente mal, "en una visita me dijeron que no podía tener hijos, y para mí fue… me lo dijeron con muy poco tacto, como si no fuera importante, cuando yo salí de allí hecha polvo. A ellos les daba igual, como si no importara que yo no pudiera ser madre", dice indignada. Y asegura, además, que en la consulta del ginecólogo es habitual que no se las tenga en cuenta, "nos tratan con muy poco tacto, como si no fuera con nosotras, no se esfuerzan en explicarnos las cosas, con ejemplos, dibujos… vamos y no sabemos lo que nos van a hacer", asegura.

Esto está relacionado, en su opinión, con el concepto que se tiene, en general, de la sexualidad y la maternidad de las mujeres con discapacidad intelectual, "yo no tuve casi información, tenía que buscar en Google, y eso es muy peligroso. Menos mal que en eso y en otros temas las asociaciones ayudan mucho a entender, nos forman, porque yo no tuve información de verdad sobre sexualidad y sobre mis derechos sexuales y reproductivos hasta que no me ayudaron en Avante 3. En la fundación hay un grupo de mujeres en el que nos informan y nos ayudan, nos dan herramientas para tomar decisiones. Gracias a este grupo tenemos más información y formación sobre los derechos sexuales y reproductivos", asegura.

Yo no tenía casi información sobre sexualidad, tenía que buscar en Google, y eso es muy peligroso

El de la sexualidad es, según Cristina, uno de los temas en los que existen serias diferencias entre los hombres y las mujeres con discapacidad, "ser una mujer con discapacidad es una barrera extra, también sobre todo a nivel laboral, porque además de que trabajamos menos, nuestro salario es menor que el de los hombres con discapacidad en un 12,5%. Y el paro de las mujeres con discapacidad está 5 puntos por encima del de las mujeres sin discapacidad", cuenta.

Además de reivindicar igualdad de trato, Cristina tiene muy claro lo primero que le gustaría cambiar en esta semana de la mujer, "que nos tengan en cuenta, porque si ya a las mujeres se les toma menos en cuenta en la sociedad, a las mujeres con discapacidad intelectual todavía menos, nos sentimos invisibles. No nos piden opinión, no contamos. A lo mejor, para sentirnos más seguras, necesitamos un poco de apoyo, que nos expliquen mejor las cosas, pero con esos apoyos, somos perfectamente capaces de tomar decisiones y elegir, que es nuestro derecho". 

Delia Torralba: "Para tener las mismas oportunidades,  necesitamos tener más formación"

Delia tiene 47 años y, a pesar de no considerarse una persona excesivamente ambiciosa en lo laboral, con talento y esfuerzo ha logrado tener un puesto de gran responsabilidad, pues en la actualidad es la directora en Murcia de Inserta, una entidad de la Fundación ONCE especializada en formación y empleo de las personas con discapacidad.

Su agudeza visual es de apenas un 0,1, por eso tiene una discapacidad visual severa, con un 85% de discapacidad reconocida, lo que no le ha impedido llevar una vida completamente plena, tanto en lo personal como en lo profesional.

Casada y con dos hijos pequeños, nació en el seno de una familia numerosa, cuatro hermanos en la que tres de ellos tenían discapacidad, "desde siempre he llevado una vida bastante normalizada. En una época en la que las personas con problemas visuales no iban a colegios ordinarios, yo sí fui porque mis padres se empeñaron, su lema era que, al menos teníamos que intentarlo. Me costó mucho, pero lo hice y simultaneando con estudios de piano", cuenta.

Los estudios de piano acabo dejándolos cuando solo le quedaba un año, pero lo que sí terminó fue la carrera de psicología, lo que le abrió las puertas al trabajo que tiene ahora, "me llamó la ONCE porque estaban buscando entre sus afiliados licenciados en psicología para una oficina que iban a abrir en Murcia. Una vez aquí, fui ascendiendo y en la actualidad puedo decir que mi trabajo es muy gratificante, porque ayudamos a que la gente con discapacidad tenga formación y un empleo. Además, dentro de la entidad, a pesar de que no somos un centro especial de empleo el 92% de las personas que trabajamos tenemos discapacidad, y de todo tipo, muchas de ellas más de 65%, que son las personas que más dificultades tienen para encontrar un trabajo. Somos personas con discapacidad al servicio de otras personas con discapacidad. Nadie mejor para defender ante las empresas el talento que tienen las personas con discapacidad, que es más válido que el de cualquier otra persona”, reivindica.

Ella se topa con duras realidades día a día, por eso es perfectamente consciente de que es una privilegiada. Además de que en Inserta le proporcionan todas las adaptaciones necesarias para que lleve a cabo su labor, nunca se ha encontrado con serios problemas de discriminación, "es una realidad que en lo laboral las mujeres con discapacidad estamos peor que los hombres, pero igual que ocurre entre las personas sin discapacidad: somos más inactivas, hay más mujeres fuera de los programas de integración y de formación… y el techo de cristal existe, aunque, no es el tema que más me preocupa, lo que me preocupa es las pocas mujeres con discapacidad que hay trabajando", insiste, "nos sacan mucha ventaja en formación las mujeres sin discapacidad, y para tener las mismas oportunidades necesitamos tener más formación. Al margen de eso, hay que romper otras barreras". 

Tener un empleo es la mejor manera de que las mujeres con discapacidad tengan autonomía económica y social, es la mejor herramienta de inclusión

Unas barreras que ella es experta en derribar, "cuando me conocen en mi entorno laboral, por ejemplo, al principio me suelen tratar ‘normal’ porque no se me nota mucho hasta que no me ponen una luz delante o me acercan un papel, pero una vez que se dan cuenta de que tengo discapacidad ya empiezan a tratarme de un modo más paternalista o que no saben qué hacer por miedo a lo desconocido".

En el paternalismo, bajo su punto de vista, no hay tanta diferencia entre mujeres y hombres, sino más bien entre los distintos tipos de discapacidad, "lo cierto es que es mucho mayor en el caso de las personas con discapacidad intelectual que con las físicas o las sensoriales. Y también entre las personas que no son cercanas a las personas con discapacidad". Por eso, según cree Delia, es tan importante la integración y la inclusión de las personas con discapacidad entre el resto de la gente, "para que la gente vea que, con los apoyos necesarios, podemos hacer lo mismo que cualquier otro. Y tener un empleo es la mejor manera de que las mujeres con discapacidad tengan autonomía económica y social, es la mejor herramienta para conseguir la inclusión. Hay que visibilizar, sensibilizar y concienciar sobre el concepto de la discapacidad para que podamos demostrar que el talento de las personas con discapacidad es tan válido o en ocasiones más que el de las personas sin discapacidad porque, como yo siempre les digo a las empresas, de todo hay en la viña del señor, con o sin discapacidad. No somos tan diferentes".

En cuanto a lo que reivindicar esta semana, también lo tiene claro, "la conciliación sigue siendo la gran asignatura pendiente, tanto en mujeres con o sin discapacidad. Y en el caso específico de las personas con discapacidad, es la llave para su autonomía e independencia, porque todo el mundo se merece una oportunidad". 

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