La Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía advirtió este sábado de la presencia de mosquitos que contenían el virus de la fiebre del Nilo Occidental (VNO) en muestras que había tomado la Dirección General de Salud Pública en varios municipios andaluces. 

Concretamente, las localidades afectadas son tres municipios que se encuentran ubicados en la provincia de Sevilla: se trata de Guillena, El Castillo de las Guardas y La Puebla del Río. 

Allí el Gobierno andaluz ha instado a las autoridades a que adopten las medidas de salud pública recogidas en sus planes municipales referidas a la vigilancia y el control de los mosquitos en la zona. Asimismo, ha animado a llevar a cabo labores de comunicación entre la población de la zona para entender mejor las medidas preventivas. 

Según el Ejecutivo regional, la presencia de estos mosquitos se ha detectado dentro de las actuaciones previstas en su 'Programa de control y vigilancia de Fiebre del Nilo Occidental', cuyo objetivo es "tomar las medidas preventivas cuando se detecte una mayor densidad de mosquitos transmisores y la presencia del virus en ellos". 

La OMS avisa: la hepatitis podría matar más que la malaria, tuberculosis y VIH juntos

Ningún caso de transmisión

De hecho, la realidad es que todavía no se ha notificado ningún caso en la región de que se haya transmitido esta enfermedad provocada por mosquitos del género Culex, quienes pican en mayor medida a horas tempranas durante el amanecer y desde el atardecer. 

Aun así, para prevenir la Junta ha recomendado a la población el uso de ropa de colores claros y que cubra la mayor parte de la piel, no usar colonias o perfumes intensos, utilizar repelentes registrados, o recurrir a medidas domésticas como colocar mosquiteras o mallas en ventanas. 

El virus que transmiten estos mosquitos provoca la fiebre del Nilo Occidental, cuyos síntomas son fiebre, dolor de cabeza, dolor de cuerpo, erupción cutánea, desorientación y temblores. La enfermedad puede convertirse en más grave a cualquier edad, aunque las personas mayores de 60 años corren todavía mayor riesgo.