Entre finales de agosto y principios de septiembre, habrá un protagonista más en el proceso de formación de gobierno al margen de candidatos, partidos y socios parlamentarios. Es el rey Felipe VI, quien en esas fechas convocará la que será su novena ronda de consultas con los representantes políticos de cara a nombrar a un aspirante. Sin embargo, esta ronda se antoja especialmente compleja -al menos a día de hoy- debido al posible bloqueo institucional, una situación sobre la que ni la Constitución ni las leyes aportan una solución mágica para el jefe del Estado.

Los resultados del 23-J son los que son, pero hay dos líderes políticos, Pedro Sánchez (PSOE) y Alberto Núñez Feijóo (PP), que han mostrado ya su disposición a intentar armar una mayoría en el Congreso para formar gobierno. El dirigente popular ganó las elecciones con 136 escaños, pero más allá de un probable apoyo de Vox, se queda a varios de los votos necesarios. El presidente del Gobierno en funciones quedó segundo, con 122 actas, y añadiendo las 31 de Sumar y las de otras formaciones, fundamentalmente nacionalistas e independentistas, podría superar al bloque de la derecha.

Tras las elecciones del pasado domingo, el siguiente paso es la constitución de las Cortes Generales. Eso ocurrirá el próximo 17 de agosto y a partir de ahí, se conformarán los grupos parlamentarios, a cuyos líderes el monarca convocará en Zarzuela para la ronda de consultas y saber a quiénes apoyan unos u otros para poder designar un candidato a la investidura.

Esta función del jefe del Estado está tasada en la Constitución. Concretamente, el artículo 99.1 establece que "después de cada renovación del Congreso de los Diputados, el rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno".

El precedente de 2016

En la historia de la democracia, lo habitual es que Felipe VI elija al ganador de los comicios porque suele ser el que tiene los apoyos para una mayoría en el Congreso. Solo ha habido una ocasión en la que el monarca haya designado como candidato al que ha quedado segundo en las elecciones. Fue precisamente a Pedro Sánchez, cuando se presentó en 2016 con el acuerdo con el Ciudadanos de Albert Rivera. Pero no fue la primera opción del rey, ya que en la anterior ronda de contactos, después de los mismos comicios, había pedido a Mariano Rajoy que se presentara, ya que el PP era la fuerza más votada. Sin embargo, el líder popular declinó, un hecho también hasta entonces sin precedentes.

Aún queda al menos un mes para que se inicie la novena ronda de contactos del monarca y Feijóo y Sánchez aún deben explorar sus opciones de cara a poder presentarse a la investidura. Pero no es descartable que Felipe VI tenga que ponderar las posibilidades que le expongan uno y otro. Podría elegir al líder más votado por seguir con la 'tradición' o, sin embargo, designar al segundo porque sea el que más apoyos parlamentarios tenga.

Es una tesitura a la que ni la Constitución ni ninguna ley dan respuesta. No existe ninguna guía a la que el rey pueda recurrir cuando ocurre una situación así. Será, por tanto, otro hito más en el ya de por sí complejo reinado al que se está enfrentando Felipe VI desde que fue proclamado en junio de 2014 debido a la inestabilidad política que ha protagonizado los últimos años. 

Basta un dato para evidenciarlo: hasta las elecciones generales de finales de 2019, el monarca afrontó ocho rondas de contactos con los partidos políticos en cinco años y medio, frente a las diez que protagonizó su padre en sus cuarenta años de reinado. Tras el 23-J, llegará la novena ronda, y puede que no sea la última en los próximos meses.