Una nueva investigación denuncia la violencia y los abusos que sufren los niños palestinos detenidos por el ejército israelí

Una niña palestina en las ruinas de su casa en el barrio de Shejaiya, en Gaza.
Una niña palestina en las ruinas de su casa en el barrio de Shejaiya, en Gaza.
UNICEF / EP
Una niña palestina en las ruinas de su casa en el barrio de Shejaiya, en Gaza.

Cuatro de cada cinco menores palestinos son golpeados y casi la mitad sufre lesiones en el momento que son detenidos por el ejército israelí, según la nueva investigación que la organización Save the Children ha publicado sobre los abusos físicos y emocionales que los niños y las niñas palestinas padecen cuando se ven en esta situación.

Este informe recoge testimonios propios de los menores, en el que algunos denuncian violencia de carácter sexual y otros aseguran que fueron trasladados a los tribunales o a centros de detención en pequeñas jaulas. Save the Children afirma que estas prácticas constituyen un "grave y prolongado problema de violación de derechos humanos" y pide a Israel que ponga fin a la detención de menores de edad palestinos en virtud de la legislación militar y a su enjuiciamiento en tribunales militares.

Han sido 228 menores de edad los entrevistados por Save the Children y YMCA, una de sus organizaciones socias en el terreno. Estos cuentan que han sido interrogados por parte del ejército israelí en lugares desconocidos sin la presencia de sus padres o tutor legal, y hasta incluso se les ha privado de comida, agua e ir al baño durante su detención. El principal presunto delito de estas detenciones es el lanzamiento de piedras, que puede conllevar una pena de 20 años de prisión.

"Tenía una herida en la pierna, estaba escayolado y tenía que arrastrarme para poder moverme. Sentía que me destrozaban el cuerpo. No tenía muletas para ayudarme a caminar, no paraba de pedir ayuda a los soldados durante el traslado, pero nadie me ayudó", es el testimonio de uno de los menores que fue detenido cuando tenía 13 años.

El menor declara también que sufrió amenazas por parte de un miembro del ejército israelí: "El soldado amenazó con matarme cuando me detuvo por segunda vez. Me preguntó si quería correr la misma suerte que su primo, ya que a él lo habían matado. Me prometió que a mí me pasaría lo mismo y que moriría, pero que antes me enviaría a la cárcel. Me dijo que volvería a por mí y todos los días espero a que llegue ese día".

Entre estas amenazas, algunos de los entrevistados informaron de que creían que distintos tipos de abusos tenían como objetivo empujarles a admitir cosas que no eran ciertas para incriminar a otros, incluidos miembros de su familia. "Era ingenuo y no entendía lo que estaba pasando. Dijo lo que le dijeron que dijera; unos días después, vinieron a nuestra casa y detuvieron a mi otro hijo", asegura una madre sobre cómo fue la detención de su hijo, un joven de 14 años al que en el interrogatorio le convencieron para que acusase a su hermano a cambio de la libertad.

Esta nueva investigación es la continuación de la realizada por Save the Children en 2020, Indefensos, y constata que el impacto de los abusos físicos y emocionales durante la detención se ha disparado, con profundas consecuencias en la capacidad de recuperación de los niños y las niñas.

Según los datos recogidos en la nota de prensa de la organización, durante la detención, el 42% de los niños sufrieron heridas, incluidas heridas de bala y fracturas óseas y una vez detenidos sufrieron abusos físicos como palizas (86%), amenazas de agresión (70%) y golpes con palos o pistolas (60%). Además, algunos denunciaron violencia y abusos de índole sexual, como golpes o tocamientos en los genitales, y el 69%, cacheos.

El 60% de los niños entrevistados fueron sometidos a régimen de aislamiento, con una duración que duró entre uno y 48 días, el 70% dijo padecer hambre y el 68% afirmó no recibir atención sanitaria. En ese proceso de aislamiento, al 58% se les negaron las visitas o la comunicación con su familia mientras estaban detenidos.

Una vez liberados, el número de niños y niñas que tienen pesadillas frecuentes ha aumentado del 39% al 53% y el de los que sufren insomnio o dificultades para dormir se ha disparado del 47% al 73%, en comparación con los niños y niñas encuestados en 2020.

Por último, en cuanto la ilusión y la esperanza de los niños y niñas en el futuro disminuyeron del 96% en 2020 al 68% en 2023, un aumento alarmante en un contexto que tiene un apoyo psicosocial mínimo disponible.

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