Experimento pendiente de evaluación. Los muros de la M-30 a su paso por la Avenida de la Ilustración ya lucen como jardines verticales. El Ayuntamiento de Madrid ha concluido Calle 30, su proyecto piloto para reverdecer las paredes de hormigón de este tramo de la autopista. Ahora, comprobará su impacto para ver si extiende el plan a toda la circunvalación, con lo que la vía con mayor tránsito de vehículos de toda España, a razón de 1,1 millones de coches diarios, se convertiría en verde.
La obra, que ha supuesto una inversión pública de 3,8 millones de euros, durante seis meses de ejecución, se ha desarrollado sobre los 400 metros de tapia que separan las glorietas de Mariano Salvador Maella y de Nueva Zelanda. Concretamente, se ha actuado sobre 3.250 metros cuadrados de superficie, colocando 23 especies vegetales de alta durabilidad y con capacidad de absorción de agentes contaminantes.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, se trasladará este viernes hasta la glorieta de Nueva Zelanda para comprobar in situ cómo ha quedado la instalación. Lo acompañarán en su visita el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, la delegada de Obras y Equipamientos, Paloma García Romero y el delegado de Limpieza y Zonas Verdes y concejal de Fuencarral-El Pardo, José Antonio Martínez Páramo.
Esta intervención suscribe el compromiso del Gobierno municipal de incrementar la infraestructura verde en la ciudad. Con lo que esperan que mejore la calidad del aire de la urbe, en plena crisis climática. Y se pueda amortiguar el 'efecto isla de calor', fenómeno que se produce en aquellas zonas urbanas que experimentan temperaturas más altas que las áreas circundantes debido a la actividad humana.
También albergan esperanzas en que se reduzcan las emisiones del tráfico rodado y la contaminación acústica. Si bien habrá que esperar unos meses para salir de dudas. "Queremos ser cautos, tenemos que ver sus resultados antes de seguir" con el resto de la carretera, comentan fuentes municipales. El proyecto por toda la M-30 tendría un cost estimado de 30 millones de euros para las arcas públicas.
Aunque la renaturalización de este gran eje de la circulación madrileña también persigue fines estéticos. Como ocultar la huella del vandalismo. Cubriendo de vegetación la M-30, se tapizan los grafitis que cada día le cuesta más de 10.000 euros al Consistorio borrar de los muros. Lo que repercute, definitivamente, en el embellecimiento de la ciudad.
Medidor de contaminación y nido de aves
Específicamente, en los jardines verticales se han instalado sensores de contaminación mediante paneles abatibles para conocer cuál es la captación su contaminantes. CO2, NO2, PM... y otros gases tóxicos que emiten los vehículos a su paso por la M-30. Los datos obtenidos serán comparados con los guarismos generales de contaminación disponibles de Calle 30 o de las estaciones municipales, con tal de saber cuál es la diferencia de concentración de malos humos entre las distintas zonas.
El Gobierno municipal valorará, por otra parte, la capacidad de atracción de biodiversidad en los muros vegetados y su evolución a lo largo del año, con especial atención a los meses de mayor actividad faunística, que coinciden con la primavera y el otoño. El trabajo se centrará en la localización, principalmente, de especies de aves e insectos polinizadores.
Por añadidura, dichos jardines cuentan con un sistema centralizado y sectorizado de riego con distintos sensores para conocer las incidencias que pudieran surgir y adaptar el riego a las necesidades.
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