Liberadas seis víctimas de trata con la desarticulación de una banda que explotaba sexualmente a mujeres

Imagen de archivo de un agente y un furgón de la Policía Nacional.
Imagen de archivo de un agente y un furgón de la Policía Nacional.
POLICÍA NACIONAL
Imagen de archivo de un agente y un furgón de la Policía Nacional.

Agentes de la Policía Nacional han desarticulado una organización criminal dedicada a la explotación sexual de mujeres en situación irregular, liberando a seis víctimas. Así lo ha informado la Jefatura Superior en Madrid.

Los integrantes de la banda contaban con tareas definidas como captadores a través de internet, conductores que trasladaban a las víctimas a otros lugares para ejercer la prostitución o controladores.

Las mujeres vivían hacinadas en un sótano, eran obligadas a trabajar las 24 horas del día de manera ininterrumpida todos los días de la semana y a consumir substancias estupefacientes durante los servicios sexuales. En el chalet de Leganés y en el piso de Móstoles donde se desarrollaba esta actividad se vendían además cocaína y medicamentos empleados como potenciadores sexuales.

En el operativo, además de llevarse a cabo la liberación de seis víctimas, se ha procedido a la detención de 22 personas, diez pertenecientes a la cúpula de la organización, como presuntas autoras de los delitos de prostitución, contra la salud pública, abusos sexuales y la ley de extranjería. 

Las claves de la investigación

La investigación se inició en marzo cuando, gracias a un testimonio recibido por correo electrónico, la Policía localizó a una mujer en situación irregular en España que era obligada a ejercer la prostitución en un chalet de Leganés junto a otras once mujeres que se publicitaban con anuncios en páginas especializadas en prostitución.

Las encargadas del lugar eran dos mujeres de la organización que recibían los pagos por los servicios sexuales por adelantado y que traficaban con drogas. El inmueble contaba con un sistema de videovigilancia que controlaba los accesos y los movimientos de las mujeres explotadas en el interior.

Los agentes constataron que los clientes, antes de llegar, hacían una llamada de teléfono para ser monitorizados por las cámaras de seguridad y posteriormente una mujer abría la puerta y salía a su encuentro.

Las víctimas no tenían llaves del domicilio y solo podían abandonarlo acompañadas cuando las trasladaban a realizar un servicio a otro lugar. También existía un 'sistema de multas' para coaccionar a aquellas que no hacían lo que se les pedía. Los agentes localizaron posteriormente el inmueble en Móstoles, donde había otras seis mujeres y era regentado por una pareja.

En los registros se incautaron varios cuadernos con anotaciones donde se agendaban tanto los servicios como los pagos y el dinero en metálico recibido. Encontraron también un documento donde se aleccionaba a las víctimas en caso de ser localizadas por la Policía.

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