El kanaani, cuyo nombre procede del nombre bíblico cananeo, tuvo su origen en la década de 1990 en Israel. La fundadora original de este singular gato fue Doris Polachek, propietaria del criadero 'Ha Jeruschalmi'.

Doris capturó algunos gatos callejeros híbridos de gatos monteses africanos (Felis lybica) y gatos domésticos de la región. Su objetivo era conservar el aspecto salvaje y el patrón manchado característico de los F. lybica, y proporcionar un comportamiento dócil y sociable que les hiciera aptos para la convivencia en interiores.

Por razones que no han trascendido, probablemente económicas, Doris no avanzó más con su programa de reproducción, y en el año 2000 el relevo lo tomaron científicos alemanes con fines de investigación, quienes importaron algunos de estos híbridos y, esta vez sí, el programa experimental alcanzó su meta.

Para potenciar el aspecto asalvajado y el patrón de puntos y rayas de los gatos monteses, los criadores alemanes introdujeron abisinios, bengalíes y gatos orientales de pelo corto.

Una vez redactado el primer estándar, la raza fue presentada a todas las asociaciones felinas, pero solo fue admitida por la Asociación Mundial del Gato (WCF).

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Hasta el año 2010, el programa de cría del kanaani aún permitía los cruces con gatos monteses africanos, bengalíes, abisinios y orientales de pelo corto con el patrón tabby spotted, pero en la actualidad, una vez ya alcanzado un buen número de ejemplares sanos que garantizan diversidad genética, estos cruces están estrictamente prohibidos y el kanaani solo se puede cruzar con otro kanaani que pertenezca, como mínimo, a una quinta generación.

Por consiguiente, hablamos de una raza felina que ya es doméstica y los híbridos directos no disponen de pedigrí ni podrían definirse, técnicamente, como kanaani. El kanaani, pese a su juventud como raza felina, se considera un éxito por el resultado y el desarrollo del experimento realizado con propósitos científicos.

Musculosos, atléticos y de alta energía

“Quien tuvo, retuvo”, dice uno de nuestros dichos populares, y la aportación del gato montés africano en la genética del kanaani o gato de Canaán sigue presente en algunas de sus características conductuales y físicas, como unos cuartos traseros excepcionalmente fuertes y altos.

Sonelle. CC BY SA-3.0.

Son cariñosos pero con marcada independencia, sin ser ‘empalagosos’. También hacen gala de un instinto cazador muy desarrollado. Necesitan una actividad física alta y una estimulación ambiental intensa. Los kanaani disfrutan saltando y escalando, por lo que es necesario proveerles de un entorno que les permita cubrir sus necesidades de ejercicio y juego.

Se consideran aptos para la convivencia con niños y otros animales, y su mantenimiento es bajo, siendo suficiente un cepillado cada 15 días para mantener en óptimas condiciones su pelaje corto, tupido y con un subpelo muy fino. La textura es algo más áspera que la de las razas domésticas, otra singularidad que les aporta la herencia del gato montés.

Debido a la juventud de la raza, aún no se disponen de registros de enfermedades que puedan atribuirse a problemas hereditarios. Es una raza felina notablemente desconocida, con unos pocos criadores distribuidos en Israel, Alemania y en Estados Unidos. Esto se traduce en que la lista de espera por sus camadas suele ser larga, y el precio puede ser más alto que la media al tratarse de gatos raros.

Para ampliar información, recomendamos contactar con la mencionada Asociación Mundial del Gato. Desde Animaleros invitamos a que se considere una adopción responsable de un gato procedente de albergues o protectoras.

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