El humo de los incendios de Canadá llega a España: no afecta a la calidad del aire y tiene un "curioso efecto" en la ola de calor

El humo de los incendios de Canadá llega a Madrid y deja un sol anaranjado
El humo de los incendios de Canadá llega a Madrid y deja un sol anaranjado
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El humo de los incendios de Canadá llega a Madrid y deja un sol anaranjado

Mientras lee esto hay casi 500 incendios activos en Canadá y la mitad, aproximadamente, están fuera de control. Y, usted, a cinco mil kilómetros de distancia, ha amanecido en la mitad occidental de la Península Ibérica con el cielo cubierto de velo turbio que empaña y amarillenta el característico azul. Es el humo del fuego de Canadá, que desde finales de mayo ha arrasado con casi ocho millones de hectáreas, una superficie mayor que toda Castilla-La Mancha.

La magnitud "impresionante" de estos incendios es uno de los factores que explican que el hollín suspendido en las capas altas de la atmósfera haya llegado hasta España. Un viaje que las partículas han realizado gracias al 'transportador' de las corrientes atmosféricas dominantes, el segundo elemento de la ecuación. 

El portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Rubén del Campo, explica a 20minutos que "el material particulado emitido tras quemarse esa gran cantidad de biomasa, al estar caliente, se eleva y sube a los niveles altos de la atmósfera" para ser transportados por las corrientes dominantes, que normalmente fluyen desde América hasta Europa y que, en esta ocasión, se han traído consigo el humo de los incendios de Canadá. "Que las masas de aire viajen desde Canadá hasta nuestro país no es raro, es habitual, pero como ahora está llena de partículas, cenizas y humo, eso lo que nos ha llegado y está oscureciendo los cielos", añade, al tiempo que indica que el amanecer de este miércoles ha sido "muy similar" al de este martes, que describió en un tuit como "anaranjado, extraño y velado".

Tanto Del Campo como la doctora en Físicas y responsable de Meteorología de eltiempo.es, Mar Gómez, indican a este periódico que el humo se encuentra en las capas altas de la atmósfera, a entre cuatro y siete kilómetros de altura, por lo que no afecta significativamente a la calidad del aire que respiramos, si bien solo genera una reducción ligera de la visibilidad. 

Las preocupantes imágenes que vimos a principios de junio de Nueva York, envuelta en aire amarillo, aquí no las vamos a ver. Allí se produjeron esas estampas "porque estaban relativamente cerca de la zona donde se estaban produciendo aquellos incendios tan voraces y seguramente les llegaba el humo más cerca de la superficie", expone Del Campo. En cambio, en España, "afortunadamente, no se va a notar en que empeore de manera clara la calidad del aire, como pasa cuando hay un incendio cerca. Aquí, como está en capas altas, no lo vamos a respirar", subraya.

Asimismo, el portavoz de la Aemet explica que, además de "oscurecer un poco el ambiente y hacer que no brille el sol con tanta fuerza", otro de los efectos de este fenómeno es "curioso" porque ha conllevado a que "las temperaturas en la última fase de la actual ola de calor estén un poco por debajo de lo previsto porque el humo impide que llegue el sol con toda su fuerza", sostiene.

La lengua de humo entró en la Península el pasado lunes por Galicia y, según Rubén del Campo, "ya ha alcanzado el Mediterráneo y prácticamente Italia".  Estas indicaciones coinciden con las facilitadas por eltiempo.es: "Ha llegado a notarse en toda la península, de hecho las imágenes de satélite muestran ya cómo el humo se acerca también a Italia".

Del Campo especifica que el anticiclón de las Azores, que es el que gobierna los vientos dominantes en el Atlántico, ha sido el que, una vez fortalecido en su zona habitual, ha traído el humo de los incendios de Canadá, que calcula que habrán tardado en cruzar el 'charco' unos "cinco o siete días".

¿Hasta cuándo durará?

El aspecto del aire recuerda a los episodios de calima, aunque no es lo mismo porque esta es polvo del Sáhara en suspensión. Como ahora ha hecho el humo de forma excepcional, la calima sí recorre el mundo de habitualmente con la circulación general atmosférica. De hecho, recuerda el especialista de la Aemet, el polvo del desierto fertiliza el Amazonas. "En nuestra latitud el viento va de oeste al este, pero en la zona tropical va de este a oeste, a la inversa. La conclusión es que todo lo que pasa en el planeta está relacionado y lo que sucede a miles de kilómetros puede casi palparse aquí", reflexiona.

¿Cuándo volveremos a notar nítido el ambiente? Las previsiones de los especialistas consultados indican que "aún este martes tendremos los cielos turbios en gran parte de la Península y este jueves irían a menos", señalan desde eltiempo.es. "Todavía el jueves puede notarse, pero la tendencia es que de cara al fin de semana vaya desapareciendo y tengamos cielos más azules", añade Del Campo.

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