Multas de 20.000 euros por cada refugiado rechazado y un máximo de 30.000 acogidas al año: la UE desbloquea el pacto migratorio

Fernando Grande-Marlaska, en la reunión de ministros del Interior de la UE en Luxemburgo.
Fernando Grande-Marlaska, en la reunión de ministros del Interior de la UE en Luxemburgo.
Alexandros Michailidis
Fernando Grande-Marlaska, en la reunión de ministros del Interior de la UE en Luxemburgo.

Fue larga la noche del jueves en Luxemburgo porque la ocasión lo exigía. Los ministros del Interior de los 27 tenían un objetivo muy claro: alcanzar un acuerdo para desbloquear el pacto migratorio, que lleva años siendo uno de los grandes déficits de la Unión Europea. El contexto actual, con la invasión rusa de Ucrania, volvió a poner el tema en primera fila después de mucho tiempo guardado en el cajón, y el consenso llegó después de unas doce horas de negociaciones. De esta forma, el Consejo marca su posición para las conversaciones con el Parlamento Europeo.

¿Cuáles son las claves de la fumata blanca? Lo más relevante es que se da un compromiso de acoger un mínimo de 30.000 migrantes cada año, una cifra baja si se tiene en cuenta que han llegado por ejemplo unos 4 millones de ucranianos desde el inicio de la invasión rusa. A esto se añade una contribución financiera de al menos 600 millones de euros anuales a la reserva de solidaridad de aquellos gobiernos que no acepten dar asilo a la parte que les corresponda. 

En total, se daría una compensación de 20.000 euros por cada traslado rechazado. Se da eso sí la alternativa de que los países miembros que rechacen acoger a personas puedan dar apoyo logístico para los traslados.

La presidencia sueca de turno celebró el pacto. Este paso dado no es ni mucho menos el definitivo, pero fija las líneas rojas de los Veintisiete que deben negociar ahora la versión de los reglamentos para el control y el procesamiento del asilo con el Parlamento Europeo. Se acerca por tanto la posibilidad de cerrar el Pacto sobre Migración y Asilo antes de las próximas elecciones europeas, en junio del próximo año, que era uno de los grandes objetivos de la legislatura.

"Somos mucho más fuertes cuando trabajamos unidos", sostuvo la comisaria de Interior y promotora de la reforma, la socialista sueca Ylva Johansson, que calificó la jornada como "histórica" para dejar atrás los intensos debates sobre un tema, dijo, que ha sido muy "tóxico" en los últimos años. Con todo, hay dos palabras clave en el pacto sobre las que el Consejo ha hecho mucho hincapié: solidaridad flexible y equilibrio a la hora de hablar de cuotas, algo que fue un tema muy controvertido durante las conversaciones de 2015 ante la crisis siria.

En el cónclave, no obstante, cada Estado miembro defendió sus posiciones con firmeza. España se congratuló, no obstante, del resultado. "Hoy hemos dado un gran paso para dotar a Europa de un sistema de asilo y migración más eficaz, más solidario y más justo", ha celebrado el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, en un comunicado remitido al término de la reunión. El problema vino desde el sur, pero con Italia, puesto que el Gobierno de Giorgia Meloni evidenció su dureza en uno de los temas insignia de la derecha radical.

Hasta el final todas las propuestas de la presidencia sueca fueron vetadas por Roma, lo que les llevó a un choque con Alemania durante la reunión, puesto que Berlín quería una mayor protección para los menores no acompañados. 

Por su parte, Hungría y Polonia, cuyos gobiernos mantienen un discurso claramente antiinmigración, insistieron durante horas en elevar el asunto a una cumbre extraordinaria de líderes y Budapest de hecho no tardó en reaccionar. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha asegurado que el acuerdo es "inaceptable" porque "supone trasladar a personas por la fuerza" a su país, al que la UE quiere convertir en una nación "de inmigrantes", escribió en redes sociales. 

En la misma línea habló el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, que no quiere "imposiciones" por parte de la UE. "No permitiremos ninguna cuota de refugiados de África, Oriente Próximo, árabes, musulmanes", aseguró directamente. "El pacto solo funcionará si consolidamos un sistema de colaboración preventiva robusto y permanente con los terceros países de origen y tránsito de la migración", avisó Marlaska en este sentido.

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