Ni juntos, ni revueltos. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, coincidirán este viernes en Barcelona. La Ciudad Condal ha sido la elección de ambos para cerrar la campaña electoral, en la que los dos han tratado de hacer suyos los logros legislativos de una coalición de Gobierno que durante las últimas semanas ha quedado enterrada. Al menos, en lo que a los elogios públicos se refiere. Eso sí, del resultado que deparen las urnas el próximo domingo también se extraerá una lectura sobre la salud del Ejecutivo y sus posibilidades para repetir una legislatura más.

Barcelona es uno de los lugares clave que están en juego en estos comicios. Los socialistas han decidido echar el resto para que Jaume Collboni, su candidato y otrora número dos de Ada Colau en el Ayuntamiento, se haga con el bastón de mando 12 años después de que Jordi Hereu, el último alcalde del PSC, perdiera el poder. Es por ello por lo que el PSOE ha decidido echar el resto. De hecho, Sánchez no cerrará la campaña en Madrid como es habitual -el acto en la capital fue este jueves-, sino que lo hará en Barcelona. Le acompañará, además, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, un activo para el partido.

Se prevé que, en el mitin, Sánchez siga la senda de los discursos que ha enarbolado a lo largo y ancho del territorio nacional en las últimas dos semanas. Esto es, una reivindicación de las políticas del Gobierno de coalición, pero sin mencionar a sus socios de Unidas Podemos. Tampoco a la vicepresidenta Díaz, que ahora lidera Sumar y que se ha 'partido' en la campaña para apoyar a partidos que integran su plataforma, pero también a los 'morados'.

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Destacadas han sido, por ejemplo, las menciones a la reforma laboral y a los datos de paro que ha traído consigo. Es más, el presidente ha presumido en no pocos actos del empleo. En Zaragoza, por ejemplo, anunció que la Seguridad Social alcanzaría en junio los 21 millones de afiliados. Pero no ha mencionado a Díaz, a la que el sector socialista dejó apropiarse de la reforma laboral durante su tramitación y su aprobación, hace ya más de un año. También a la ley de vivienda, bloqueada en el Congreso durante meses y facilitada por ERC y Bildu, protagonista de la primera semana de campaña por la inclusión en sus listas de condenados por pertenencia a la banda terrorista ETA. 

Con todo, este distanciamiento medido no es nuevo. Aunque se ha hecho más evidente ahora, comenzó a ser palpable hace poco más de un mes, ya con la precampaña empezada. Y Díaz, que por su parte suele ser muy medida en sus críticas al PSOE, también se ha soltado durante la campaña y ha endurecido el tono contra su socio de Gobierno, aunque siempre sin levantar demasiada polvareda y muy centrada en las pugnas locales de aquellos lugares en los que ha hecho campaña.

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Al igual que los socialistas, la vicepresidenta y líder de Sumar considera Barcelona una plaza clave en los comicios del domingo. Pero, si el PSOE quiere recuperarla, a lo que aspira el espacio de su izquierda es a mantener la Alcaldía de la ciudad más grande que gobierna. Por ello, Díaz ha echado el resto durante la campaña electoral con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a la que ha acompañado en dos actos y con quien cerrará la campaña este viernes en un tercer mitin en la Ciudad Condal que se prevé multitudinario.

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Durante los actos en los que ya ha participado, Díaz ha seguido a rajatabla el discurso de campaña de Colau, que está haciendo hincapié agitar en la posibilidad de un pacto tras las elecciones del PP con el PSC o incluso con Junts para desalojar a los comuns de la alcaldía. "Estoy preocupada, he escuchado a Feijóo decir que está dispuesto a entregar los votos a [Jaume] Collboni (PSC) o a [Xavier] Trias (Junts), y cuando el PP entrega los votos tan alegremente es que tienen muy claro lo que representan esas formaciones políticas", espetó la vicepresidenta con un tono muy alejado del que mantiene habitualmente con el PSOE.

Por otra parte, que Díaz haya centrado su acción de campaña en Barcelona también se explica por los conflictos internos que mantienen las diferentes formaciones a la izquierda del PSOE por la hegemonía de la plataforma Sumar, que lidera la propia vicepresidenta. Colau ha sido desde el principio uno de los principales puntales en los que se ha apoyado Díaz, y el pasado enero ambas dirigentes ya exhibieron su alianza en un acto multitudinario en Barcelona frente a un Podemos con el que la vicepresidenta está públicamente enfrentada.

Además, Cataluña es uno de los pocos lugares en los que todas las fuerzas que la vicepresidenta aspira a congregar en torno a Sumar de cara a las generales están aliadas y en paz, incluida Podemos. Allí, Díaz no se ha visto obligada a hacer los equilibrios para no molestar a ninguno de sus socios que sí han caracterizado el resto de su campaña.