Hubo confrontación, hubo medidas y hubo espectáculo, mucho más de lo esperado, en el único debate de los seis candidatos a alcalde de la ciudad de Madrid. Pero no fue un 'todos contra todos', sino un careo por bloques: el que sin pretenderlo conforman la actual coalición de PP y Cs y una hipotética alianza entre Más Madrid, PSOE y Podemos. José Luis Martínez-Almeida, el aspirante a la reeleción -aunque en solitario- expuso el balance de "sentido común" en su gestión de cuatro años en Cibeles para defenderse de los ataques de sus adversarios. No solo de la izquierda, también de Vox. Y, a seis días de que los madrileños acudan a las urnas, agitó el peligro de que "el trío del Apocalipsis" recupere la alcaldía si él no alcanza tan ansiada mayoría. 

Vencedor incontestable de las elecciones, según todas las encuestas, Almeida apeló a la "oportunidad" que a su juicio encara Madrid de prolongar "su mejor momento de la historia" tras cuatro "años duros" de pandemia y Filomena. Mientras que su máxima rival en las urnas, Rita Maestre, descartó que ningún ciudadano sucumba al miedo de "que viene el coco", bajo la premisa de que muchas medidas que ha culminado Almeida fueron iniciadas en el anterior mandato, donde fue portavoz.

ENCUESTA | ¿Quién crees que ha ganado el debate electoral del 28M en Telemadrid para la alcaldía de Madrid?

La diferencia de modelos se hizo patente desde el primer bloque en discusión. Al respecto de la economía y la política fiscal, Almeida sacó pecho de la prematura recuperación del PIB prepandemia y los "600 millones que se han ahorrado los madrileños" gracias a sendas bajadas del IBI, entre otros tributos. A lo que el alcaldable morado, Roberto Sotomayor, replicó, mascarilla en mano, con acusaciones al alcalde de que en lo peor del Covid "se diera dinero público a cayetanos para gastarlo en Rolex y Ferrari". No fue la única salida de tono del exatleta, para el que "Florentino es el verdadero alcalde de Madrid" y Almeida, "su mayordomo". Y que incluso se permitió alguna broma, en referencia al líder de Vox, Javier Ortega Smith, en pleno capítulo de seguridad.

—Esto no es 'Torrente apatrullando la ciudad'— bromeó en alusión a los vídeo que se ha viralizado del candidato de Vox enfrentándose a unos manteros por vender en el Retiro sin pagar la tasa municipal.

Aunque el momento estrella para Ortega Smith vino en el apartado de Medio Ambiente y movilidad. Quizás el único, pues en el resto de la noche se vio algo marginado. Llegado a la cita en un coche rotulado con un mensaje que decía "Almeida y la izquierda impiden que vehículos como este circulen como este circulen por Madrid", el socio de investidura ya no se bajó del carro de Madrid Central en el resto de la cita. Le echó en cara al alcalde que hubiera incumplido su promesa electoral de 2019 de acabar con las áreas de restricción al tráfico, y justificó su uso en Madrid, "con excelente calidad del aire desde hace 20 años", en tan solo "8 ó 14" días al año. Todo, pese a que dicho giro ambiental fue, de acuerdo con la candidata naranja, Begoña Villacís, fruto del pacto de gobierno con Cs, que, tal y como reiteró durante el encuentro, se postula como el "único" antídoto contra los extremos.

Solo hubo consenso entre los candidatos en que la vivienda es el mayor problema de la ciudad. Aunque difirieron en cómo solucionarlo. En un clima más calmado, PP y Cs celebraron los grandes desarrollos urbanísticos como Madrid Nuevo Norte o el Desarrollo del Sureste, mientras que los partidos de izquierdas garantizaron aplicar la Ley de Vivienda estatal si llegan al poder. 

La tregua fue un espejismo, pues en el bloque de la limpieza volvieron las hostilidades. Reyes Maroto, que a partir del ecuador del debate mantuvo un perfil más bajo, propuso "residuos cero", un plan para reforzar el aseo de cada barrio. Tras lo que se congratuló de que el dinero que la ciudad ha recibido del Gobierno central por su gestión como ministra de Industria, Comercio y Turismo, frente al "despilfarro" de Almeida. 

La sección de los posibles acuerdos postelectorales quizás fue una de las más reveladoras. Almeida volvió a repartir calabazas a Ortega Smith, que le propuso un nuevo matrimonio político. Pero también dio por amortizado el "buen gobierno" que reivindicó Villacís, a la que cuatro años después cree no necesitar. Y la líder naranja, en busca -sin éxito- de un contrincante durante todo el debate, acabó recibiendo el golpe del que menos se lo esperaba: el de Almeida, quien le reprochó su rechazo a Vox, habida cuenta de que disfruta del "coche oficial" vicealcaldesa gracias a sus votos favorables en la investidura. Sorpresivamente y por partida doble, también puso en tela de juicio su lealtad al preguntarle si pactará con Más Madrid o el PSOE en caso de obtener finalmente representación. Mientras, ajena a esta posibilidad, la izquierda, en un pacto de no agresión, dejó entrever sus intenciones si suman tras el 28-M. Hasta aquí el debate, de no haber servido para despejar las dudas de los indecisos, aún restan unos días para comparar y decidir.