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Qué significa realmente tener 'movilidad reducida': "No todas las discapacidades van en silla de ruedas"

  • Las discapacidades 'invisibles' se quejan del desconocimiento en torno a las plazas de aparcamiento reservadas. 
No solo las personas con problemas motores tienen derecho a aparcar en zonas reservadas para personas con movilidad reducida.
No sólo las personas con problemas motores tienen derecho a aparcar en zonas reservadas para personas con movilidad reducida.
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No solo las personas con problemas motores tienen derecho a aparcar en zonas reservadas para personas con movilidad reducida.

En España, por ley, un 2% de las plazas de aparcamiento tienen que ser ‘plazas azules’, es decir, estar reservadas para las personas con movilidad reducida. Sin embargo, a menudo se malinterpreta el concepto de ‘movilidad reducida’ y se piensa que estas plazas únicamente están destinadas a personas con algún tipo de discapacidad motora, es decir, que van en silla de ruedas, se desplazan con la ayuda de muletas, etc.

Dado el desconocimiento que se tiene en torno a los destinatarios de estas plazas y el uso indebido que a veces se hace de ellas, muchas personas con discapacidad que tienen derecho a aparcamientos reservados se enfrentan cada día a situaciones desagradables. "Se me acercó un hombre hace poco y me dijo que era una desgraciada porque le estaba quitando la plaza a una persona que iba en silla en ruedas, que mi hijo y yo podíamos caminar perfectamente", nos cuenta Lorena Gimeno, madre de Miguel, un niño de 11 años con autismo e hiperactividad, "mi hijo tiene tanto derecho a usar esa plaza como una persona que va en silla de ruedas, pero eso la gente no lo entiende y, aunque no siempre te increpan, es cierto que es muy frecuente que te miren mal", se lamenta.

Más concienciación y un poco de pedagogía en torno a lo que significa tener reducida la movilidad ayudaría a evitar este tipo de situaciones, que generan una ansiedad añadida a algunas personas con discapacidad.

Qué significa realmente tener ‘movilidad reducida’

Cuando una persona se somete al reconocimiento del grado de discapacidad, se tienen que evaluar varios aspectos, como la movilidad y si tiene o no una movilidad reducida. Aunque el término pueda llevar a equívoco, para considerar a alguien como una Persona con Movilidad Reducida (PMR), no necesariamente tiene que tener una discapacidad motora. De hecho, se considera que es una PMR es aquella "cuya movilidad está limitada debido a cualquier discapacidad física (sensorial o de locomoción, permanente o temporal) o mental, a su edad o a cualquier otra causa que necesite una atención especial y la adaptación a sus necesidades".

En caso de personas que tengan que moverse en silla de ruedas o que dependan de un bastón para desplazarse, el reconocimiento de este derecho es inmediato, pero también se considera que tienen reducida su movilidad las personas con una severa discapacidad visual o aquellas que, aunque puedan deambular, presentan conductas agresivas o de difícil control a causa de graves deficiencias intelectuales.

Mi hijo con autismo tiene tanto derecho a usar una plaza de aparcamiento como una persona que va en silla de ruedas, pero la gente no lo entiende

En otros casos, se tendrán en cuenta una serie de factores que pueden condicionar la capacidad de movilidad, como si tienen problemas para coger el transporte público o tienen cualquier tipo de problema de conducta. 

Esto da lugar a que multitud de personas con discapacidades no motoras, muchas de ellas invisibles, como el autismo, tengan reconocida la movilidad reducida y derecho, por tanto, a una plaza de aparcamiento reservada. "En realidad, estas plazas son para la gente que no puede utilizar el transporte de manera normal, que no pueda utilizar los medios de transporte público, aunque puedan andar correctamente. Mi hijo, por ejemplo, es hiperactivo y se pone muy nervioso cuando estamos dando vueltas con el coche y me ha llegado a tirar del pelo porque tardábamos mucho en aparcar. Son cosas que, si no las vives, no se pueden entender y no se ven. La gente solo ve que, cuando sales del coche, puedes andar perfectamente", asegura Lorena. "Cuando aparcamos, cruzo los dedos para que mi hijo no se ponga a saltar, como suele hacer, para que no vean que se mueve perfectamente y me digan algo", añade. 

Y es que, aunque no siempre les increpen, Lorena asegura que las miradas sí son constantes, "la gente ve que aparcas en estas plazas y que tú andas bien, que tu hijo anda bien y se te quedan mirando y te juzgan como si estuvieras haciendo algo malo. Aunque menos, también hay gente que se cree muy justiciera y que se acerca a increparte porque no ven la silla de ruedas", asegura.

Un icono que puede llevar a confusión

El desconocimiento y la falta de sensibilidad que todavía existe en torno a la discapacidad, especialmente cuando se trata de una discapacidad invisible, están detrás de estos problemas, pero Lorena cree que el icono que se usa también ayuda a llevar al equívoco, "es verdad que se trata de un símbolo muy arraigado y difícil de cambiar, pero creo que crea mucha confusión y, bajo mi punto de vista, no es nada inclusivo, porque no incluye a toda la discapacidad, no toda la discapacidad con movilidad reducida va en silla de ruedas", se queja. 

"Como el símbolo universal de la accesibilidad es la silla de ruedas, por mucho que tú intentes explicar a la gente que no todas las discapacidades se ven y les enseñes la placa, no lo entienden. El símbolo en sí no es inclusivo. Y, una vez más, las discapacidades invisibles, son las más perjudicadas", comenta.

El símbolo de las plazas de aparcamiento reservadas no es inclusivo. No representa a las discapacidades que no se ven

Esta confusión da lugar a situaciones que crean, al menos en ciudades en los que el aparcamiento es escaso, una ansiedad añadida a las personas con discapacidad y sus familias, "al final, para justificar que estoy en esa plaza, si alguien me pregunta por qué aparco ahí o me increpa, tengo que dar explicaciones sobre mi hijo, contar lo que le pasa cuando no tendría por qué hacerlo porque esto pertenece a su intimidad y no me apetece. Esto me hace sentir muy mal, muy impotente, y me genera una ansiedad cuando precisamente el objetivo de este recurso es lo contrario. Para mí es doloroso…", añade, "entiendo que cuando no convives con la discapacidad hay cosas que desconoces, pero ya que lo desconoces, al menos no lo cuestiones si ves a alguien con una placa".

Aunque sea difícil debido a que es el símbolo que se utiliza a nivel global para indicar las plazas reservadas, Lorena cree que cambiarlo podría ayudar, "debería cambiarse por uno más universal, que nos representara más a todos y menos anticuado, porque este, para nosotros, puede ser un poco traicionero y no representa las discapacidades que no se ven, como la de Miguel".

Además, también considera que campañas institucionales para concienciar sobre el uso de estas plazas, ayudaría, "igual que se hacen campañas desde el Gobierno para concienciar para otras cosas, se podrían hacer para que la gente sepa que la movilidad reducida no va solo en silla de ruedas, porque todavía hay mucho desconocimiento", concluye.

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