Borja Terán Periodista
OPINIÓN

El fin de Sálvame, la conquista de Ana Rosa: la declaración de intenciones de Telecinco

Jorge Javier Vázquez anoche en 'Sálvame Deluxe' y Ana Rosa Quintana en una imagen de archivo de su matinal
Jorge Javier Vázquez anoche en 'Sálvame Deluxe' y Ana Rosa Quintana en una imagen de archivo de su matinal
Mediaset
Jorge Javier Vázquez anoche en 'Sálvame Deluxe' y Ana Rosa Quintana en una imagen de archivo de su matinal

El último spot corporativo de Mediaset ya era una declaración de intenciones. Sálvame quedaba completamente marginado del anuncio de las bondades del actual Telecinco, a pesar de ser uno de los programas más reconocibles y que todavía mejor sostiene la fidelidad de audiencias del canal. La promoción se lanzaba a principios de semana y empezaba a sonar un rumor que ha terminado confirmando El Mundo a la hora de la merienda del viernes. Sálvame terminará este 16 de junio y todo apunta a que Ana Rosa Quintana tomará el mando de las tARdes de Telecinco en septiembre. 

Mediaset necesita visibilizAR que quiere dejar atrás la imagen de telepolémica, pues debe abrirse a nuevos públicos que actualmente rechazan el canal porque se asocia a personajes del sobresalto nacional. Y Sálvame es la víctima ideal a finiquitar para dejar claro al mundo que la cadena ha cambiado. Por su parte y aparentemente, Ana Rosa es la profesional que sale mejor posicionada. Aunque el regalo es algo envenenado. En la emisora han debido pensar que si las mañanas de AR es lo único que se mantiene claramente fuerte en cuota de pantalla de la cadena, lo más lógico es intentar duplicar el éxito. Como consecuencia, se traslada a Ana Rosa Quintana a la tarde, mientras que el matinal ya está bien asentado en la rutina del público y aguanta bien con Joaquín Prat sin necesidad de que esté la popular presentadora.

Colocar a Ana Rosa Quintana en la tarde es asegurarse una llamada de atención que no crea indiferencia. Para bien, y para mal. Porque si Sálvame polariza al personal, lo mismo sucede con Quintana que ha tomado una rotunda posición ideológica en la teatralización de la contienda política. Somos contradictorios: la cadena quiere huir de telepolémica y mostrarse con una linea editorial más familiar, pero las dinámicas de enfrentamiento lo impregnan todo de la emisora, también sus tertulias de información supuestamente seria.

Aunque la tarde es bien diferente que la matiné. La audiencia vespertina no quiere los miedos, impactos y tutelas del infoentretenimiento y  sobre todo busca compañía. Ahí habrá una audiencia nada desdeñable que se sentirá huérfana de las imperfecciones cotidianas de unos colaboradores de Sálvame que triunfaron porque nunca miraban por encima del hombro. Eran y son unos vecinos más, con sus miserias, con sus emociones. No querían ser perfectos.  Bailan como todos, lloran como todos, se pierden como todos. Y el público, por eso mismo, los ha sentido tan suyos. Casi como de la familia. 

Porque ahí han estado, durante 14 años, evadiendo en directo desde unos dimes y diretes que no tienen demasiadas dobleces. No tratan temas trascendentales para el país: son sólo una especie de liviano serial de tarde que distrae de las crudezas de la vida. Con la diferencia de que esta dramedia se realiza en un poderoso directo que se puede adaptar al minuto a minuto de la actualidad. 

Sálvame cambió la prensa del corazón. La convirtió en un creativo reality show que ha marcado la cultura pop de los últimos tiempos. Ahora la fórmula está amortizada. Toca evolucionar. Pero el problema real de Telecinco no es Sálvame. Al contrario, lo que ha sembrado Sálvame seguirá definiendo el éxito en el universo mediático: la espontaneidad que no engaña, porque se la ve venir. Y de lejos. 

Periodista

Licenciado en Periodismo. Máster en Realización y Diseño de Formatos y Programas de Televisión por el Instituto RTVE. Su trayectoria ha crecido en la divulgación y la reflexión sobre la cultura audiovisual como retrato de la sociedad en los diarios 20 minutos, La Información y Cinemanía y en programas de radio como ‘Julia en la Onda’ de Onda Cero y 'Gente Despierta' de RNE. También ha trabajado en ‘La hora de La 1' y 'Culturas 2' de TVE, entre otros. Colabora con diferentes universidades y es autor del libro 'Tele: los 99 ingredientes de la televisión que deja huella'.

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