Las regeneradoras de aguas residuales, un baluarte hídrico ante la sequía extrema en España

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Las alternativas tecnológicas de economía circular del agua incrementan su valor ante la escasez de precipitaciones en gran parte de España
Atlas

Lo que desechamos en casa, ya sea en el baño o en la cocina, se convierte en un yacimiento urbano constante y con múltiples usos en depuradoras de aguas residuales, como la EDAR de Arroyo Culebro Cuenca Media Alta, en Pinto (Madrid), donde se gestionan los residuos procedentes de los hogares de más de 1.200.000 habitantes del sur de la comunidad madrileña. 

Con esta separación de residuos y obtención de agua depurada se abastece el regado de zonas verdes, como parques y jardines, y campos de golf, además de compensarse el déficit hídrico de los afluentes naturales y embalses de la zona. Con un proceso superior se responde, también, las demandas industriales. 

Y es que, en un contexto de sequía extrema como en el que nos encontramos actualmente, se buscan todas las opciones viables para el aprovechamiento del agua, puesto que de este recurso tan limitado dependen muchos sectores, como la agricultura, entre otros.

Miguel Ángel Gálvez, subdirector de depuración y medio ambiente de Canal Isabel II, indica que el tratamiento del agua regenerada permite que sea un agua de "excelente calidad" que cumple con la normativa y, por tanto, es "perfectamente reutilizable".

Sin embargo, por ley, esta agua no se puede utilizar todavía para consumo humano en la Unión Europea, aunque ya se hace en países bajo condiciones extremas como Singapur o ciudades de Estados Unidos. 

"Si la disminución de precipitaciones es como está prevista es posible que cada vez tengamos que hacer más este tipo de tratamientos" relacionados con el agua regenerada, asegura Juan Antonio Baeza, catedrático de Ingeniería Química de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Estas depuradoras, que están a pleno rendimiento en Cataluña, entre otras comunidades, son una alternativa más económica que las desalinizadoras, también con un uso vital, hasta ahora, en localizaciones de costa.

Precisamente, Barcelona anunciaba en enero que recurrirá al uso de aguas regeneradas para garantizar el suministro potable en 2050, de modo que la utilización de estas aguas residuales recicladas casi se triplicará en dos décadas y pasará de 56 hectómetros cúbicos a 130.

Por ello, un plan integral con múltiples vías, con buenas políticas de agua, con el equilibrio medioambiental como bien más preciado y con las tecnologías como el Big Data y la inteligencia artificial como aliados, entre otros, se establece como una ruta a la mayor eficiencia posible de cada gota de agua en un clima cada vez más hostil. 

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