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Juegos de mesa y discapacidad intelectual: "Son estimulación cognitiva y desarrollo socioemocional a través de lo lúdico"

Sesión de juegos de mesa en Afim21 con grupos de chavales con y sin discapacidad intelectual.
Sesión de juegos de mesa en Afim21 con grupos de chavales con y sin discapacidad intelectual.
Cedida Afim21
Sesión de juegos de mesa en Afim21 con grupos de chavales con y sin discapacidad intelectual.

"Hace años creamos un taller para niños y niñas que no podían acceder a un centro privado de psicología porque estaba en situación de vulnerabilidad económica. Era un espacio de juego y desarrollo porque, como mínimo, esos niños y niñas necesitan estar conectados socialmente. Empezamos a ver mejoras en la atención, el saber estar, el relacionarse… Yo, que toda mi vida había jugado a juegos de mesa, me di cuenta de la relación que existía entre estos y la neuropsicología educativa", cuenta Núria Guzmán, psicóloga y neuropsicóloga educativa.

De esta primera toma de contacto con los juegos de mesa nació en 2013 Afim21, del que Nuria es fundadora y presidenta. Tras ese primer taller vio el ocio con capacidad para transformar a niños y niñas en su regulación emocional o de conducta, así como también en habilidades sociales. Afim21 está en Almería y es una asociación que atiende a familias, infancia y mayores. "Relaciona la psicología y la educación con el ámbito social", explica Núria. "Es estimulación cognitiva y desarrollo socioemocional a través del juego, de lo lúdico".

En Afim21 trabajan con niños y niñas con discapacidad intelectual pero no son un centro específico de discapacidad intelectual. "Trabajamos también con niños con autismo, altas capacidades, TDAH, migrantes con pocos recursos, etc. La idea es que los niños que vienen aquí estén integrados en un grupo", explica Núria. Del total de niños que atienden, el 8% tiene discapacidad intelectual. "Tenemos un chaval de 15 años con discapacidad intelectual y sus amigos no tienen discapacidad. Podrían tenerla y no pasaría nada, pero lo importante es que tengan opciones y no se vean obligados a juntarse solo con otros niños con discapacidad. Al final acabas queriendo lo que conoces, los jugadores están muy próximos y cualquier persona es aceptada por el grupo".

La clave es que "todos los niños aprendan a desenvolverse en todos los entornos. Tenemos grupos muy heterogéneos, una diversidad muy grande. Todo es válido, todo el mundo aporta y todos tienen que aprender a ser flexibles. Tenemos una sociedad que está acotando todo en todos los ámbitos, hay muchas etiquetas".

Qué aportan los juegos de mesa

Afim21 es un centro de psicología unido a una asociación sociocultural. Hay un servicio individualizado de psicólogos y distintos programas, talleres y actividades grupales. "Los talleres de juegos de mesa son para todos los niños, da igual su condición. El niño o la niña que entra en un taller se introduce en un grupo y empieza a jugar", explica Núria.

Hay un monitor, su trabajo es que lo pasen bien y acompañar al niño o niña con dificultades

Tienen mucha variedad de juegos de mesa. La introducción en los juegos se hace utilizando los que son fáciles y asequibles, con pocas reglas. En función del nivel de lenguaje que tengan los niños con discapacidad intelectual recién llegados, por ejemplo, se elige un juego más abstracto que vas aprendiendo según vas haciendo movimientos. También es importante ver si al recién llegado le gusta o no ese juego y si se adapta al grupo que le ha tocado. "Aun así intentamos que no siempre jueguen los mismos para que se conozcan entre todos", cuenta Núria.

En cada juego de mesa hay un monitor o dinamizador del juego. "A veces alguien va más lento o no fluye el juego y por es la figura del dinamizador es fundamental", dice Núria. Su trabajo, entre otros, es que lo pasen bien y acompañar al niño o la niña que tiene más dificultades, que puede ser el que tiene discapacidad intelectual.

Un grupo de chicos y chicas con y sin discapacidad intelectual juegan al Mente Vacuna.
Un grupo de chicos y chicas con y sin discapacidad intelectual juegan al Mente Vacuna.
Cedida Afim21

"Lo interesante es que como hay turnos, cuando es tu turno eres protagonista. Lo que haces tiene valor y cada jugador tiene el mismo valor en el juego. Además, cada acción tiene consecuencias, te das cuenta de tu error al momento", comenta Núria. "Nunca utilizamos juegos que se basen solo en el conocimiento, como el Trivial, porque tu capacidad cognitiva no va a ser lo más importante. Los juegos tienen que tener un componente de azar, por ejemplo: que te pueda tocar una carta que te trae suerte. Tampoco utilizamos juegos de velocidad de procesamiento donde el rápido gana porque cuando una persona ve sus posibilidades de logro es cuando se diluye la diferencia. Aquí la calidad está en la interacción con el resto de jugadores".

Cada juego de mesa está para divertirse, pero a los profesionales de Afim21 les sirve para trabajar otros aspectos: ¿cómo acepto la frustración? ¿Tengo miedo a equivocarme? ¿Cómo mantengo la atención? ¿Involucro a los demás para que participen? ¿Qué aporto al grupo? ¿Tengo curiosidad en el juego y en conocer a las personas que están jugando? "Como hay tanta variedad en los juegos de mesa, te permiten explorar en las personas, de un solo juego puedes cambiar actitudes y transferirlas al mundo real. Para mí no es tan importante el aporte cognitivo, que también, sino todo lo que hay de interacción".

A veces adaptan los juegos de mesa, pero no siempre. Una adaptación puede ser quitar alguna de sus reglas para simplificarlo. "Las personas con discapacidad intelectual pueden jugar a casi todos los juegos: Polilla tramposa, Pelusas, Batalla de genios, Isla calavera, Dixit, incluso al Catán, obviamente tenemos que tener en cuenta el nivel de discapacidad que tiene cada niño", cuenta Núria.

Más que jugar

En Afim21 también hay vida más allá de los juegos de mesa: jornadas, eventos. Hacen talleres para formar a sus niños y niñas como dinamizadores de juegos. "Les ensenamos a ser los máster del juego, y eso también lo hacemos con los que tienen discapacidad intelectual. Le enseñarán el juego a otros y tendrán como misión que los jugadores disfruten y que el juego fluya". También participan en torneos competitivos y como voluntarios en la escuela de verano. 

En la escuela de verano participan chavales de todo tipo, incluidos los que tienen discapacidad intelectual, y allí tienen que hacer de dinamizadores de juegos pero también ayudar a comer a los más pequeños o recoger la mesa. "Un niño con discapacidad intelectual igual tarda el doble que los demás en hacer según qué tarea, pero lo va a acabar haciendo. Es importante conseguir que el niño con discapacidad intelectual tenga autonomía, sentido de la responsabilidad y obligaciones –porque suelen estar muy protegidos por las familias– . Es importante que se sientan útiles, que pueden aportar, ellos son tan válidos como los demás. Su actitud suele ser muy buena y eso contagia al grupo, su modo de hacer las cosas suele ser con ganas, normalmente son niños que han tenido que esforzarse mucho más en todo. Las capacidades cognitivas son importantes pero hay otras cosas que también lo son como la generosidad o el poner ilusión", concluye Núria. 

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