Durante la primavera, muchas especies comienzan su temporada de reproducción, incluyendo a los murciélagos. En los meses de abril y mayo, las colonias se llenan de nuevas crías que, al igual que sus congéneres, son mamíferos y no aves. Estas crías son cuidadas por sus madres hasta finales del verano.
Cada 17 de abril se celebra el Día Internacional de Apreciación de los Murciélagos, una fecha que se promovió desde la entidad Bat Conservation International, con la pretensión de visibilizar los graves problemas de conservación por los que pasan y reconocer el valor y la importancia que tienen en los ecosistemas.
La Asociación Española para la Conservación y el Estudio de los Murciélagos (SECEMU), un organismo sin ánimo de lucro y de ámbito estatal fundado en 1989, reúne en su página web una serie de recomendaciones para actuar si nos encontramos un murciélago en el suelo o uno entra en nuestro hogar.
En primer lugar y lo más importante de todo es recordar que se trata de un animal silvestre y todas las especies presentes en España están protegidas por la legislación estatal, por lo que deberemos llamar a un centro de recuperación de fauna salvaje o contactar con los Agentes forestales y medioambientales a través del 112.
Para localizar los centros de recuperación de fauna presentes en cada comunidad se puede consultar el listado siguiendo este link recogido en la página de GREFA, el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat.
Imprescindible el uso de guantes o una prenda
SECEMU nos recuerda que siempre deberemos usar guantes para manipular murciélagos ya que pueden reaccionar, a causa del miedo, el dolor o el estrés, de forma agresiva y se trata de un mamífero volador potencial portador de varias enfermedades. En caso de mordedura, se debe acudir a un centro de salud para que nos administren el tratamiento correspondiente.
La asociación especializada señala que es importante saber si estamos ante una cría o un adulto, y que para diferenciarlos deberemos fijarnos en el pelo y no en el tamaño, puesto que hay algunas especies, como el murciélago común, cuyos ejemplares adultos apenas alcanzan la dimensión de un dedo pulgar.
Si se trata de una cría muy pequeña y no localizamos el refugio desde el que se ha caído o no podemos devolverlo de forma segura, proponen que lo recojamos con una toalla o cualquier otra prenda para darle calor hasta la llegada de los agentes o nosotros podamos desplazarlo a un centro de recuperación. Las crías de murciélago necesitan calor cuando carecen de pelo. Si la situación se complica y debemos encargarnos de él durante algunas horas, SECEMU recomienda alimentarlos con leche maternizada de crecimiento para gatitos. En caso de duda, podemos acudir a un centro veterinario o a una farmacia para que nos recomienden el producto adecuado.
Si se trata de un ejemplar joven pero ya con pelo, reconocibles porque este pelo es corto y poco compacto, el procedimiento es prácticamente el mismo: tratar de devolverlo a su refugio, si es accesible, y si no lo es llamar a centros de recuperación o agentes especializados. Al tratarse de ejemplares un poco más mayores, ya son capaces de mantener el calor por sí mismos y se les puede ofrecer un poco de agua.
Finalmente, en el caso de adultos, cuyo pelaje es más largo y abundante, volvemos a insistir en la importancia de no manipularles nunca con las manos desnudas, y usar guantes o una prenda para cubrirles el cuerpo y mantener nuestras manos protegidas.
Si no muestra, aparentemente, ninguna herida en las alas o señales de que ha sido herido por un depredador como gatos y cotorras, es posible que se haya deshidratado o esté cansado y solo necesite un tiempo para recuperarse. En este caso, podemos introducirle en una caja oscura, como las de zapatos, sin olvidarnos de hacer agujeros para que respire, y colocarle un poco de agua. Al atardecer, será suficiente con acercar al animal al tronco de un árbol. SECEMU recalca que deberemos asegurarnos de que el murciélago salga volando o trepe adecuadamente por el tronco del árbol. De no hacerlo, puede ser síntoma de que tiene un problema más grave del que hemos valorado inicialmente y por lo tanto requiere ayuda inmediata de profesionales.
También nos alertan de que los murciélagos adultos, en caso de agotamiento, pueden enfriar su cuerpo para ahorrar energía, lo que puede dar la falsa impresión de que están muertos. Desde La Asociación Española para la Conservación y el Estudio de los Murciélagos se recomienda que nos fijemos bien si hay movimiento, aunque estén fríos.
En el último caso, de encontrarnos un murciélago adulto en el suelo con evidencias claras de heridas físicas, deberemos contactar con agentes medioambientales o centros de recuperación y si el animal se encuentra expuesto a riesgos, podemos recogerlo y mantenerlo protegido hasta su estrega.
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