Cuando la Armada española fue la "NASA del sigo XVIII": "La verdadera influencia de los marinos españoles fue en la Ciencia"

Cuadro que representa al navío español Pelayo acudiendo en auxilio del navío de cuatro puentes Santísima Trinidad durante la batalla del Cabo de San Vicente, que se libró el 14 de febrero de 1797.
Cuadro que representa al navío español Pelayo acudiendo en auxilio del navío de cuatro puentes Santísima Trinidad durante la batalla del Cabo de San Vicente, que se libró el 14 de febrero de 1797.
DOMINIO PÚBLICO
Cuadro que representa al navío español Pelayo acudiendo en auxilio del navío de cuatro puentes Santísima Trinidad durante la batalla del Cabo de San Vicente, que se libró el 14 de febrero de 1797.

Un Armada, victoriosa y no derrotada, llena de científicos y avances tecnológicos...  Que se podría comparar a la Nasa de la actualidad. El futuro médico militar Guillermo Nicieza (Gijón, 1990), que a la par que su dedicación profesional se ha convertido en un especialista en historia naval y un divulgador que ha impartido conferencias con la Armada, ofrece en sus redes y sus libros una visión diferente y alejada de determinadas visiones catastrofistas sobre el siglo XVIII español. El resultado de este trabajo se puede ver en sus libros Leones del mar. La Real Armada española en el siglo XVIII (Edaf, 2022) y Anclas y bayonetas. La infantería de marina española en el siglo XVIII (Edaf, 2023), de inminente aparición.

Nicieza asegura que el 'virus' del interés por estos temas se lo inocularon sus abuelos, "que eran muy aficionados a la historia y a todo lo que tuviera que ver con el mar". Le llevaban a los astilleros y le explicaban los procesos. Y ese camino le llevó a descubrir que tenía antepasados que habían servido en la Armada durante los siglos XVI, XVIII y XIX. "Al final, parecía que la llamada del mar me viene de lejos", asegura a 20minutos.

¿Cómo pudo ocurrir que aquella Armada española del siglo XVIII ilustrada y tan exitosa en lo científico, militar y naval haya quedado como un recuerdo decadente en la historia del país?El pensamiento romántico del siglo XIX ha hecho bastante daño a todo lo que es nuestra historia, y nosotros en el XXI tampoco es que ayudemos, francamente. A día de hoy, hay épocas históricas que suscitan mucho interés en el ciudadano medio y eso está muy bien, pero hay historia más allá de los Tercios y de la Guerra Civil. El siglo XVIII es el gran desconocido, y yo diría que es uno de los más completos y del que sentirnos más orgullosos. Se nos ha hecho creer que España pintaba poco o nada en el siglo XVIII frente la Francia ilustrada o la Inglaterra marítima, y no es cierto, el siglo XVIII es tan español como los demás, incluso especialmente español. Ahora nos toca redescubrirlo.

Creo que no han dado tantos científicos juntos en una institución militar como en la Real Armada, incluso comparando con el día de hoy.

Usted llega a decir que aquella armada fue la “NASA de la época”… ¿Por qué?En siglo XVIII la tecnología puntera era la construcción naval, en ella se utilizaban los últimos avances científicos y técnicos, y en gran medida el prestigio de una potencia dependía de lo buenos que fueran sus navíos. España, en ese sentido, contó no sólo con grandes ingenieros navales sino con un conjunto de oficiales que a su vez eran científicos en ramas tan diversas como la astronomía, las matemáticas, la biología, la química o la cartografía. Fue por eso que se llamó la “Marina Ilustrada”. Creo que no han dado tantos científicos juntos en una institución militar como en la Real Armada, incluso comparando con el día de hoy.

Malaspina, Jorge Juan, Balmis… ¿La armada española cambió su época y no solo por sus cañones?Totalmente, de hecho, se podría decir, que más allá de las batallas o las cuestiones más estrictamente militares, la verdadera influencia de los marinos españoles fue en la Ciencia. España era una gran potencia militar y naval, pero especialmente una potencia científica. La mayoría de los descubrimientos españoles se pusieron al servicio de la humanidad, ya fuera en geografía, con las exploraciones de Alaska, por ejemplo, o en Medicina. Balmis consiguió poner en marcha un plan muy exitoso de vacunación que continuó décadas más tarde de su regreso a España. La vacunación masiva, que nos suena tan actual, fue un plan español. Curiosamente, incluso se llegó a vacunar en territorio enemigo. La influencia de la Real Armada no sólo cambió su época sino que llegan hasta nuestros días, ya sea en tradición naval o en el campo científico.

La Real Armada era una institución muy marcada por el pensamiento humanista

¿Aquella armada fue un éxito de país y social o fue un elemento discordante en la España de la época?Yo diría que fue una buena representación de la sociedad del siglo XVIII, existían unas clases sociales altas, de hecho la mayoría de oficiales de la Real Armada eran nobles, muy interesados por el pensamiento ilustrado y la ciencia en general, pero luego también unas clases sociales más bajas pero que también participaron de todos los avances. La Real Armada era una institución muy marcada por el pensamiento humanista, por eso muchos jóvenes de familias humildes vieron servir en ella como una forma de escalar socialmente. No sólo se les daba el oficio de marinero sino que muchos se formaban en otras especialidades de artesanía, que podían acabar desempeñando en tierra una vez licenciados. A los artilleros de Marina, por poner un ejemplo, se les enseñaba a leer y escribir y nociones bastante avanzadas de matemáticas. Muchos de ellos terminaron siendo maestros en escuelas o academias civiles.

Fue tanto el poder de aquella armada, que el gran objetivo estratégico de Francia e Inglaterra fuera que España no mantuviera la hegemonía naval… ¿Lo consiguieron?De Inglaterra sin duda. Cabe recordar que las dos potencias navales hegemónicas en la era medieval eran la Corona de Castilla en el Atlántico y la Corona de Aragón en el Mediterráneo, Inglaterra y Francia ni estaban ni se las esperaba a corto plazo. De hecho, incluso en el siglo XVI Inglaterra todavía era una potencia emergente y Francia no despegó en materia marítima hasta el XVII. El siglo XVIII fue un siglo en el que la mayoría de potencias todavía trataban de que España no resultara hegemónica, no se entiende la política exterior británica y europea en general sin esto. Es poco conocida, pero por ejemplo en la guerra de la Cuádruple Alianza todas las potencias europeas se aliaron contra España; la guerra acabó con un statu quo ante bellum, en términos llanos un empate. Francia por su lado trató de hacer creer a España que sus intereses eran comunes, pero no siempre lo fueron. Lo consiguieron parcialmente, pero sobre todo a inicios del siglo XIX con la Guerra de Independencia. La guerra se ganó, pero a costa de sacrificar la Armada.

¿La vida en aquellos buques eran tan dura como nos la imaginamos?Posiblemente incluso más. La vida en la milicia en el siglo XVIII desde luego no era fácil, pero en la Real Armada además había que sumar los rigores del mar: marejadas, frío, mareo, enfermedades de mar, hacinamiento y en muchos casos déficit de alimentación. Recibir un balazo o una herida en un combate se consideraba más o menos normal, gajes del oficio, pero estar lejos de tu familia, pasando hambre y además sin saber cuando ibas a volver era otra cosa muy distinta. Aún así, es cierto que en la Real Armada se trató a los marineros razonablemente bien, incluso con cierto paternalismo en algunas ocasiones. Los oficiales españoles eran de la idea que era mejor ser respetado que temido, a diferencia de lo que pasaba en otras marinas de guerra, por eso los motines fueron anecdóticos.

La Guerra de Independencia de los EE UU no se puede entender sin el apoyo español durante toda la contienda

Asegura que la Independencia de los EE UU se dio gracias a una acción naval española muy concreta…Así es, la Guerra de Independencia de los EE UU no se puede entender sin el apoyo español durante toda la contienda. En algunas batallas, los futuros estadounidenses iban vestidos (y pagados) por España. Sin contar que participaron de forma directa 11.000 soldados españoles. Pero quizás la acción que dio un vuelco a la situación de la guerra (hasta ese momento los casacas rojas les estaban pasando por encima) fue la del 9 de agosto de 1780: Luis de Córdova, un anciano almirante español, capturó dos convoyes británicos que iban con refuerzos para América. Hablamos de pertrechos para 12 regimientos, 80.000 mosquetes, cerca de 300 cañones y 1 millón de libras en oro, además de 3.000 prisioneros, un tercio eran altos oficiales del ejército británico. El desastre logístico fue tan grande que el rey Jorge III se dice que se desmayó, y todavía se considera el mayor desastre logístico de la historia de la Royal Navy. Al año siguiente, los estadounidenses ganaron la batalla de Yorktown, su primer gran victoria. ¿Casualidad? No lo creo, las fuerzas habían pasado de dos a uno a favor británico a ser de uno a uno. Hace no mucho lo reconoció el mismo presidente Biden, lo que es de agradecer.

Fue aquel un mundo de hombres, pero también una mujer logró colarse y como infante de marina nada menos, la historia de Ana María de Soto es sorprendente…De película. Una joven cordobesa que se alista voluntaria en los Batallones de Marina para seguir a sus hermanos y vivir aventuras, y termina combatiendo heroicamente en la defensa de Rosas o la batalla del cabo de San Vicente… Y no sólo eso, acaba ascendiendo por gracia real hasta el empleo de sargento 1º. ¡Que no sólo fue la primera infante de Marina, fue la primera sargento 1º mujer! Impresionante. Es curioso pero en la historia de la Armada Española hay un antecedente: María “la bailadora”, que se había alistado como arcabucero para combatir en Lepanto. Otra mujer que acabó siendo recompensada y se le adjudicó su plaza y sueldo como si fuera un hombre. Esto no era precisamente frecuente, normalmente las mujeres no se podían alistar pero ellas se buscaban la vida para conseguirlo, normalmente haciéndose pasar por hombres. Pero, vamos, vaya usted a decirle que no a una mujer española…

He calificado la batalla de Trafalgar como victoria pírrica británica pero algunos historiadores británicos van más allá y llegan a decir que fue un empate

Y vayamos al final, ¿Trafalgar fue una derrota tan brutal como hemos percibido siempre?Ni mucho menos. El Trafalgar que estamos acostumbrados a leer es un mito nacionalista fruto de la propaganda británica del siglo XIX. El problema es que los propios españoles nos lo hemos creído. Se suele decir que en Trafalgar se destruyó la Real Armada española, lo cual es totalmente falso. En Trafalgar se puede decir que se perdieron 7 navíos, el resto que los británicos suman se perdieron días más tarde en las tormentas que hubo en esa zona. De hecho, por ejemplo, el navío Rayo entró en Cádiz después de Trafalgar pero se hundió días después al salir en una misión de rescate. El principal asunto es que las fuentes británicas dejan mucho que desear por ser muy partidistas. Hablan de que no perdieron ningún navío y tuvieron 450 muertos y 1.200 heridos. Yo he echado las cuentas y me sale que tuvieron mínimo 850 muertos y 2.150 heridos: los marineros ahogados en las tormentas no los contaron, 27 heridos que informó el cirujano del HMS Victory no se contaron, 43 desparecidos que contó el comandante el HMS Temeraire que tampoco se sumaron, los heridos atendidos en hospitales españoles o recogidos de las playas… podría seguir todo el día. Incluso al propio Collingwood el Almirantazgo le hizo rectificar su primer informe porque le salían muchas bajas (y eso que lo había entregado antes de cerrar las listas de bajas). Lo de los hundimientos es más difícil de probar, pero hay testimonios de oficiales españoles que afirmaron haber visto hundirse navíos británicos. De hecho, cuando la escuadra británica entró en Gibraltar la gente salía del puerto llorando porque pensaban que habían perdido la batalla. Yo he calificado la batalla como victoria pírrica británica pero algunos historiadores británicos van más allá y llegan a decir que fue un empate.

Guillermo Nicieza
Guillermo Nicieza
CEDIDA

Hornblower, Jack Aubrey… ¡Cuánta ficción ha dado la Armada británica y con tanto nombre acción ilustre qué poquita la española! ¿A qué lo achaca?Y además tan buena, yo mismo soy un gran aficionado a O’Brian y a Forrester. Los británicos son muy buenos en algo: el márketing. Defienden lo suyo y eso es de admirar en cierto modo. Pero claro, al final termina calando la idea, gracias a toda la producción audiovisual y literaria, que la Royal Navy dominó los mares en el siglo XVIII y eso está muy lejos de ser cierto. La mayor parte de estas obras beben de las crónicas románticas del siglo XIX, donde todo era gloria y victoria, Britannia rule the waves y demás, pero es que también Benito Pérez Galdós y la mayoría de autores españoles beben de esas crónicas. Por otro lado, está el asunto del manoseo político de la historia de España. Unos la quieren gloriosa y áurea y no aceptan, por ejemplo, que Blas de Lezo fue un gran marino pero ni de lejos el mejor de nuestra historia (ni siquiera del siglo XVIII). Y a los otros les viene bien todo lo malo, las desgracias y las derrotas, por falsas que sean. Así es muy difícil de que una sociedad conozca su verdadera historia y esté orgullosa de ella, obviamente con sus luces y sus sombras. Yo alguna vez lo he dicho: por convicciones puede que no aprecies la defensa de Cartagena de Indias, pero es imposible que no te haga sonreír saber que en el siglo XVIII el puerto más al norte de Alaska se llamara Puerto Córdoba o que la isla de Vancouver realmente se llama “de Quadra y Vancouver”.

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