Revolución, armas, tortillas de patatas y croquetas… El siglo XIX español que quedó empañado por la "crisis imaginada" de 1898

Episodio de la revolución de 1854 en la Puerta del Sol, por Eugenio Lucas Velázquez.
Episodio de la revolución de 1854 en la Puerta del Sol, por Eugenio Lucas Velázquez.
DOMINIO PÚBLICO
Episodio de la revolución de 1854 en la Puerta del Sol, por Eugenio Lucas Velázquez.

Ni fracaso, ni laberinto político, ni excepción europea… El siglo XIX fue una época fundamental en la Historia de España, indispensable para entender el acontecer del país durante el siglo XX y lo que ocurre hoy, apasionante y fundacional. Quien defiende esas ideas es el Doctor en Historia Contemporánea Daniel Aquillué (Zaragoza, 1989) mientras presenta su nuevo libro España con Honra. Una historia del siglo XIX español 1793-1923 (Esfera de los Libros, 2023) por las calles de Madrid. Porque, según este historiador, la centuria de 1800 dio a los españoles cosas tan vitales como el parlamentarismo, la libertad de prensa, la red del ferrocarril, muchas fiestas patronales… y las croquetas y la tortilla de patatas.

Aquillué, quien ya ha publicado varias obras sobre la época, como Armas y votos y Guerra y cuchillo, sobre los sitios de Zaragoza, asegura que ha "escrito este libro para reconciliarse con el siglo XIX", cuyo conocimiento popular está "lleno de mitos" y "ha sido mal enseñando".

¿Por qué? Este historiador aragonés apunta a los regeneracionistas del 98 como creadores de esa mala fama del siglo XIX que en su libro tilda de "twitteros de 1898": "Miraron con un excesivo catastrofismo su época y todo lo anterior a la que culpaban de todos los males". Aquillué no les concede, si quiera, el que en aquella crisis del 98 terminara la centuria. "¿Qué crisis? Por la pérdida de los territorios de Cuba y Filipinas ni siquiera cambió el Gobierno y, según algunos estudios, fue muy beneficiosa para la economía peninsular", asegura y dispara: "Fue una crisis imaginada, de intelectuales que estaban alejados de la realidad, que transmitieron un profundo pesimismo al siglo y que, ni siquiera fue excepcional de España, pues también se dieron ideas parecidas en Francia".

Esa mirada "lúgubre" al siglo la remataría después el Franquismo, "al que como el XIX le sonaba demasiado a liberal lo rechazaba. Era el siglo del movimiento obrero y la revolución, así que lo tiró a la basura, salvo 1808 como momento glorioso y 1898 como el desastre, y lo del medio como un horror que había que extirpar de la historia de España". Y así, hasta hoy, porque todo esto permeó en democracia: "En la derecha, por la decadencia y la pérdida del imperio; para los de izquierdas, influidos por los regeneracionistas, un siglo sin revolución; así que para unos y otros, el siglo XIX fue un desastre".

Uno de los mitos que este historiador quiere desterrar es que en España no hubo una revolución. "Es falso", asegura, "y es además un saber historiográfico que no se ha sabido transmitir al gran público".

Para Aquillué, la revolución española se dio en tres actos que culminarían en 1836, con una "revolución mucho más radical que otras que se dieron en Europa en la misma década", que se afianzaría en 1840 y que conduciría a otra en 1868, a "una revolución liberal con democracia participativa".

Fue así pues, un siglo de "barricadas", aunque en las imágenes que tenemos los españoles de aquella época no estén tan presentes como en la Revolución francesa.

Armas y política

Y armas, porque en el siglo XIX, fueron una "forma de hacer política junto al voto". "Mucha gente en España estaba armada para hacer política, no solo para la guerra, si no para usarlas para amedrentar a vecinos o a las autoridades", explica este historiador. Y muchos militares también hacían política, pero de una manera inesperada: "Fueron militares que representaron a partidos políticos y que, con sus pronunciamientos, provocaron avance y progreso, no fueron militares que buscaran imponer una dictadura, como Napoleón en Francia, o el conservadurismo, como Wellington en Inglaterra".

En su relato, hay barricadas, guerras, política y personas. Hay grandes personajes como Godoy, Goya, Espartero, "el ídolo de masas del siglo XIX" (y su fundamental esposa, Jacinta), Mendizábal, el de la célebre desamortización, "padre de la patria española", guerras civiles, arte y gentes de toda condición.

El historiador David Aquillué
El historiador Daniel Aquillué
ESFERA DE LOS LIBROS

Para Aquillué, el siglo XIX español no fue ninguna excepción europea, sino que muestra "muchas similitudes" con sus vecinos, "Portugal y Francia" en los procesos, fechas y hechos.

Y sí, el siglo XIX fue también el constructor de la imagen de la nación española contemporánea y muchos de los símbolos que dotaron esa imagen: banderas, tauromaquia, croquetas y tortillas de patatas. Sobre las croquetas, este historiador explica que aunque tienen su origen en la Francia de Luis XIV, en la Guerra de Independencia ya hay referencias en España a ese plato que se popularizaría en la década de 1830, en todos los menús, y que se consagraría a finales de siglo "en todas partes y a todos los niveles".

Por su parte, la tortilla de patatas, de difuso origen, pudo tener su origen en un llamado "pan de patatas", recogido en Villanueva de la Serena en 1798, y que se acabaría dando su actual forma y popularizando durante toda la centuria hasta quedar codificada en La cocina moderna, de Carmen Burgos, en 1918, eso sí "sin cebolla".

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