Al final, parece que la moción de censura consiguió su objetivo; un objetivo que nunca fue aupar al doctor Tamames al Palacio de la Moncloa, sino golpear al Partido Popular. 

Era un objetivo compartido por el Partido Socialista y por Vox, y gracias a la misma ambos partidos detienen su caída en intención de voto: el PSOE -al que los españoles ven como el gran triunfador de la moción- se acerca a los populares, mientras que los de Abascal parecen poner fin a la irrelevancia en la que se habían instalado en los últimos meses. 

En cualquier caso, tampoco deberían de magnificar los daños en Génova 13: siguen instalados con comodidad en la primera posición de la tabla y el centro parece seguir alejado del PSOE, el otro gran partido que, muerto Ciudadanos, podría aspirar a faenar en ese caladero. 

Además, como señala la encuesta, una mayoría de los españoles no siguió en realidad el desarrollo de la moción y, de los que la siguieron, son pocos los que consideran que les ha hecho cambiar de idea electoral; de ahí quizá esas pequeñas décimas de variación en la intención de voto de estos partidos.

En cualquier caso, quizá lo más relevante de la encuesta, una vez más y mes tras mes, es la atonía electoral de Unidas Podemos, una formación que no ha dejado de perder votos y de obtener malos resultados electorales en todos los comicios celebrados desde su apogeo electoral en aquel lejano 2016. 

La formación, liderada desde los micrófonos por Pablo Iglesias, vive desde años instalada en una crisis permanente de la que la articulación de su oferta electoral junto con Yolanda Diaz no es más que el último exponente. Y aquí los datos tampoco son optimistas para los morados: la mayoría de los españoles prefiere que el movimiento presidencialista articulado en torno a la ferrolana acuda por separado a las urnas, sin juntarse con Unidas Podemos. 

Solo los votantes del tándem Belarra /Montero apuestan por una unión que es rechazada sin ambages por el conjunto de los votantes, lo que dibuja un escenario de debilidad a la hora de negociar una posible integración a poco que los compañeros de viaje de la ministra de Trabajo atisben la fragilidad de su socio potencial.

Y una última reflexión; los españoles siguen pensando que el Gobierno no escucha: ni a los empresarios en el tema de las pensiones ni a la oposición en temas de Estado. Y como escribió Ignatieff, el politólogo canadiense, escuchar es la clave, ya que "la gente aceptará que no puedas solucionar sus problemas si le prestas toda tu atención, mirándola a los ojos…".