OPINIÓN

El príncipe destronado

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, aplaude al vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias (d), durante una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, Madrid, (España), a 24 de marzo de 2021. Este pleno, marcado por la campaña electoral de Madrid del próximo 4 de mayo, supone la última sesión de control en la que participará el vicepresidente segundo del Gobierno, ya que en una semana dejará el Ejecutivo para presentarse a los comicios madrileños. Asimismo durante la sesión plenaria se abordarán cuestiones relativas al acuerdo del Consejo Interterritorial de Salud que permite retomar la vacunación con AstraZeneca. 24 MARZO 2021;CONGRESO;SESION DE CONTROL;GOBIERNO EUROPA PRESS/A.Ortega.POOL / Europa Press (Foto de ARCHIVO) 24/3/2021
Pablo Iglesias tras su última intervención en el Congreso siendo aplaudido por Yolanda Díaz (Foto de ARCHIVO)24/3/2021
Alberto Ortega / Europa Press
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, aplaude al vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias (d), durante una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, Madrid, (España), a 24 de marzo de 2021. Este pleno, marcado por la campaña electoral de Madrid del próximo 4 de mayo, supone la última sesión de control en la que participará el vicepresidente segundo del Gobierno, ya que en una semana dejará el Ejecutivo para presentarse a los comicios madrileños. Asimismo durante la sesión plenaria se abordarán cuestiones relativas al acuerdo del Consejo Interterritorial de Salud que permite retomar la vacunación con AstraZeneca. 24 MARZO 2021;CONGRESO;SESION DE CONTROL;GOBIERNO EUROPA PRESS/A.Ortega.POOL / Europa Press (Foto de ARCHIVO) 24/3/2021

¡Mi mujer y yo hemos tenido una niña! Miranda le hemos puesto, así que me voy a pasar la vida explicando que mi apellido no es compuesto y no se llama Miranda García Miranda. El caso es que estamos la mar de felices, aunque no tenemos claro si nuestro hijo mayor comparte la alegría por la llegada de la hermanita. Parecía que lo estaba aceptando genial hasta que nos preguntó que esa niña que habíamos traído cuándo se iba a su casa con sus papás. Fue el primer síntoma de su nuevo estatus de príncipe destronado como el de Delibes.

Desde que le ha quitado el trono, el niño monta unos pollos con pataletas que se escuchan hasta en Andorra. Lo normal con tres años. Otra cosa es que te pase con cuatro décadas más encima. Lo digo por Pablo Iglesias, al que día sí, día también, le leo una rabieta en Twitter. Ahora la tiene cogida con Yolanda Díaz y las primarias de Sumar, un numerito más de celos tras haber dejado de ser la segunda persona al mando de España. Se ha reconvertido en productor, redactor y presentador de su propio canal de televisión, rollo Maduro, bajo la línea editorial 'el que me lleve la contraria es mi enemigo'. Normal que la foto de los fundadores de Podemos esté llena de cruces, con su pareja y poco más como supervivientes.

Pese a su paso atrás en política, Iglesias parece seguir manejando los hilos de un partido para el que el futuro pinta mal con el proyecto de Díaz en el tablero. La envidia por la atención prestada a la nueva hermana lleva a Pablo a alargar la lista negra de traidores de su cuerda a los que bloquea a discreción. Y todo sin tener en cuenta que a quien más daño hace es a quien dice que más quiere: los españoles de izquierdas.

Entre ley de vivienda e inflación disparada, el futuro electoral de la izquierda está en una encrucijada como la de mi hijo al tocarle compartir papás. El Gobierno de coalición se muestra abiertamente fracturado, eso sí, sin que las ministras de Podemos renuncien a la poltrona. A ver cómo le va al PSOE en campaña, pero lo que es seguro es que el partido morado lleva en sus estertores desde que su exlíder dio su verdadera cara narcisista. Díaz se va ganando el respeto hasta de los más críticos para tener su propia formación mientras Pablo Iglesias pierde apoyo popular, sin hacer autocrítica porque se considera más príncipe o mesías que político.

Ya se sabe que en los celos siempre hay más amor propio que amor. Para fomentar lo segundo entre mis hijos, la hermanita le ha traído un camión de bomberos que tenía en la tripa de la madre (el cuerpo femenino siempre tan misterioso). Parece que se le van pasando los celos, así que a ver si le deja el camión al exvicepresidente para que apague el fuego de su envidia. A Iglesias le toca asumir que su tiempo ya pasó. Y que en la república por la que lucha el destino de los príncipes es quedarse sin trono.

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