"¿Y lo gracioso que es que Netflix se gaste millones de dineros en producción propia y las tres series más vistas ahora en España en Netflix sean incorporaciones de la tele en abierto?", tuitea la periodista Natalia Marcos. La foto que acompaña la reflexión es aplastante: Entrevías (Mediaset), El Príncipe (Mediaset) y Sequía (TVE) lideran el ranking de la plataforma con las series más populares de España.

Ficciones que se han podido ver en abierto y que, en la mayor parte de los casos, también se pueden revisionar en las plataformas gratuitas de las propias cadenas de televisión lineal que las estrenaron, El Príncipe está en Mitele y Sequía está en RTVE PLAY.

La televisión tradicional mantiene el poder del liderazgo. Su prime time es un escaparate publicitario sin rival, envidiado por las compañías de streaming. ¿Por qué? Porque marca la agenda social, hasta en momentos en los que ya creemos que no vemos la tele. Pero continúa siendo el medio más masivo, el único que reúne millonarias audiencias en un mismo instante. Así que una ficción estrenada en Telecinco sigue llegando a más gente que en otros lares, aunque no lidere la noche.

Y, claro, cuando sentimos que tenemos tantos impactos audiovisuales en nuestra mano, aparece la paradoja de la elección. Es fácil saturarse, agobiarse por no saber qué elegir y, al final, terminar regresando a aquello que reconocemos, ya sea porque lo vivimos apasionadamente en otra época y sabemos que es un lugar seguro, como sucede con el éxito infalible de Friends, o porque llegó a través de la maquinaria de la tele clásica con su experiencia a la hora de filmar series que hablan de proximidades en tiempos de plataformas pensadas en códigos globales.

'Friends' contra el paso del tiempo

Aunque, a la vez, hay otra causa definitoria para que estas series se consuman en Netflix con incluso más fervor que en las cadenas que las produjeron. La experiencia de la plataforma de Netflix es sencilla, cómoda e intuitiva. Hasta ahora, en Netflix no hay que pelearse con publicidades que irrumpen, banners que se cuelan y otros incordios que marean la impaciencia del espectador.

En este sentido, RTVE PLAY cuenta con un competitivo catálogo que encima es gratuito. Sin embargo y a pesar de ser un servicio de una corporación sin ánimo de lucro, cuando acaba un episodio siempre hay que aguantar una telepromoción. El objetivo es que el espectador descubra la maravillosa oferta de RTVE y se quede más tiempo dando al 'PLAY' pero, en realidad, tanta automención publicitaria espanta a los usuarios. Porque retrasa y obstaculiza el ritmo del visionado.

Netflix, en cambio, ha creado su poderosa marca haciendo creer al espectador que es el primero. Hay una parte de la sociedad que ya no farda de que le gustan las series, directamente afirma que su afición es Netflix. Tenemos manía a las televisiones de siempre, pero celebramos Netflix porque se hizo con nuestra rutina poniéndonos el visionado muy fácil. Aunque, a veces, lo utilicemos como aquel vídeo de VHS con el que grabábamos Los Serrano para verlos, después, pasando rápido los anuncios. 

La mala prensa de la tele