Así era Paco, el famoso perro callejero que se codeaba con Valle-Inclán y Pérez Galdós y tiene estatua en Madrid

Grabado de la época representando a Paco y al marqués de Bogaraya.
Grabado de la época representando a Paco y al marqués de Bogaraya.
TAXIDERMIDADES
Grabado de la época representando a Paco y al marqués de Bogaraya.

Mientras Edimburgo tiene a su Greyfriars Bobby, Madrid ha decidido rendir homenaje al perro Paco, un entrañable can callejero que se ganó el cariño de los madrileños a finales del siglo XIX y que llegó a codearse con grandes intelectuales de la época como Valle-Inclán o Pérez Galdós. ¿Lo conoces?

Por aquellos años, en la capital española se estaba gestando el Madrid de las tertulias, en cuyos cafés y bares del centro se juntaban escritores, periodistas y filósofos de la época. Pero no solo ellos disfrutaban de un poco de calor en invierno y buena comida, también lo hacía el perro Paco.

Paco era un perro callejero de color negro que enamoró a los madrileños del último cuarto del siglo XIX, consiguiendo un lugar en la historia de la capital española y convirtiéndose en el protagonista de numerosas crónicas periodísticas (especialmente entre 1881 y 1882). 

Nunca tuvo dueño, pero siempre acompañaba a aquellos que le ofrecían algo que llevarse a la boca o unos cuantos mimos, llegando a asistir a teatros, restaurantes de moda y los cafés más populares de la época, donde coincidía en muchas ocasiones con grandes literatos españoles.

Por su gran popularidad, las asociaciones de comerciantes del Nuevo Rastro y del Barrio de las Letras llevan varios años trabajando para que la historia de Paco no caiga en el olvido, pidiéndole al Ayuntamiento de Madrid un homenaje digno, y al fin lo han conseguido. El famoso perro tienes desde hace pocas semanas un monumento que le recuerda en las calles por las que solía correr sus aventuras.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, inaugura la estatua en recuerdo al perro Paco.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, inaugura la estatua en recuerdo al perro Paco.
EUROPA PRESS

Un perro torero e ilustre

En el número 71 de la calle de las Huertas ahora se erige la estatua del perro Paco que, más allá de dar a conocer su historia, pretende poner en valor a los perros en general, tal y como se comentó durante la inauguración de la misma, en medio de las fiestas de San Antón, patrón de los animales.

No merece menos este can, ya que fue lo que podríamos llamar "un perro ilustre", siempre acompañando a grandes literatos, especialmente al famoso escritor Valle-Inclán, al que acompañaba a todas partes, incluso al Teatro Apolo (fue el primer y único perro en entrar).

Fue bautizado como Paco un 4 de octubre (San Francisco de Asís) en el Café de Fornos, por el marqués de Bogaraya, a quién visitaba todos los días  en el establecimiento y quién se encariñó del can. Optó por ese nombre haciendo referencia al santoral del día que se conocieron. 

Desde entonces este peludo vivió una sofisticada vida, acudiendo a los eventos más selectos y relacionándose con los madrileños más relevantes de la época, al convertirse en el centro de atención de la prensa local: periodistas de todos los periódicos y revistas escribían sobre él, lo dibujaban y hasta lo seguían en su día a día.

Grabado de la contraportada de la revista 'La Lidia' el 24 de noviembre de 1882.
Grabado de la contraportada de la revista 'La Lidia' el 24 de noviembre de 1882.
REVISTA LA LIDIA

Uno de los lugares favoritos de Paco, donde se le podía encontrar con frecuencia, era la plaza de toros de la carretera de Aragón, donde se le recibía con cariño en cada espectáculo taurino e incluso salía al ruedo cuando el público se lo pedía, apareciendo en los periódicos de la época por ello.

De hecho, tras algún que otro susto, Paco perdió la vida en aquella plaza de toros, tras ser atravesado por una estocada de un novillero, que se defendió ante la actitud agresiva del perro, y morir de forma inminente. El hombre tuvo que salir corriendo del lugar para no ser linchado por un público consternado ante aquella tragedia.

Así fue como Paco se convirtió en un héroe para los madrileños que incluso fue disecado para ser expuesto en el café de la calle Alcalá por el que siempre pululaba, aunque a día de hoy se desconoce el paradero de su cuerpo.

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