750 nuevos diagnósticos de cáncer al día. Este es el número de casos que se detectarán hoy en nuestro país. En el Día Mundial contra el Cáncer, esta funesta cifra nos impulsa a optimizar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de los pacientes a través de las terapias más punteras a nuestro alcance, que están aumentando la supervivencia hasta en los tumores de peor pronóstico.

A este respecto, debemos apostar por nuevos sistemas de financiación pública que aceleren la implementación de fármacos innovadores ya disponibles. Es preciso consensuar soluciones que permitan avanzar a los pacientes los beneficios de las terapias más avanzadas, siempre considerando la sostenibilidad última del Sistema Nacional de Salud. Nuestro país demora unos 500 días de media en introducir nuevas terapias oncológicas, por lo que no es de extrañar que, según el informe Percepción del cáncer en España, realizado por la Fundación ECO, el 77% de los españoles considere que la innovación llega tarde.

Nuestro país demora unos 500 días de media en introducir nuevas terapias oncológicas

Junto a la agilización en la financiación, el hallazgo de biomarcadores de respuesta es otro de los retos que enfrentamos, con el foco puesto en mejorar la eficacia y reducir la toxicidad en los tratamientos. Por otro lado, la inmunoterapia, que sin duda representa un nuevo paradigma en el conocimiento y tratamiento del cáncer, debe seguir perfeccionándose para incorporar en toda su extensión en los tumores sólidos los beneficios.

De forma complementaria a la investigación en cáncer y la implementación de sus frutos, el control y la certificación de la calidad asistencial a través de estándares comunes nos facilita optimizar el manejo de los pacientes. Las posibilidades que los nuevos desarrollos tecnológicos ofrecen para la medición y recogida de datos permiten esta homogeneización de indicadores. En España ya contamos con 13 centros hospitalarios con la máxima acreditación internacional de calidad asistencial oncológica: la certificación QOPI.

Estas nuevas herramientas, facilitadas por la técnica, deben incorporarse al tradicional rol del profesional sanitario para ofrecer información, acompañamiento y alivio emocional al paciente, a quien los nuevos enfoques otorgan un papel más protagónico.

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Los oncólogos llevamos tiempo advirtiendo de los beneficios de integrar la experiencia subjetiva (dolor, estado emocional) de nuestros pacientes y favorecer una comunicación fluida con ellos para ofrecer una asistencia más global y con mayores probabilidades de éxito. Una conexión que, además, cobra especial sentido cuando el 70% de la población española considera que no recibe suficiente información sobre esta enfermedad, como ha concluido el informe mencionado anteriormente.

Este estrechamiento del vínculo médico-paciente simboliza el horizonte hacia el que debemos caminar todos los agentes involucrados en el ámbito de la oncología. Por ello, solo podremos avanzar si unimos fuerzas y buscamos soluciones de forma conjunta y mesurada, poniendo los intereses de los pacientes en primer término. Ellos son lo más importante.