Siete millones de euros. Es la herencia que ha dejado al Hospital de la Cerdanya y a una residencia de ancianos de Puigcerdá (Girona) el matrimonio formado por Joan Bonada y Núria Enrich, una pareja de catalanes exiliados en Venezuela, donde amasaron una imponente fortuna gracias a la creación de una imprenta todavía en funcionamiento.

El matrimonio, que nunca tuvo hijos, regresó a España a pasar sus últimos años y se instaló en Puigcerdá, según cuenta TV3. En su testamento dejaron dispuesta una sorpresa para todos. Destinaron el 75% de su patrimonio a ayudar a los demás: cuatro millones de euros al hospital y tres a la residencia de ancianos. Ahora, la herencia se ha hecho efectiva después de que Joan muriese de covid hace dos años y de que ella falleciese el pasado agosto.

La pareja se conoció en Venezuela. Joan, el menor de nueve hermanos, decidió emigrar a Sudamérica durante la posguerra, en vista de la miseria imperante en su tierra. Al otro lado del Atlántico vivía ya Núria, también catalana, y crearon la imprenta que tantas alegrías les dio. 

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"Un hombre hecho a sí mismo". Así definen sus sobrinos a Joan y a la cadena catalana. "Era una persona con visión para los negocios, capaz de verlos incluso antes de que surgiesen", reconoce Antonio Bonada.

Hasta que no se hizo público el testamento, la familia no conocía el destino de la herencia, pero aseguran que están orgullosos de la donación y esperan que sirva para mejorar los servicios del hospital