Escalando la cuesta de enero: 7 consejos financieros para superar el mes de más compras y gastos

La crometofobia o miedo irracional a gastar dinero puede condicionar de forma muy grave la vida de quienes la sufren.
La crometofobia o miedo irracional a gastar dinero puede condicionar de forma muy grave la vida de quienes la sufren.
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La crometofobia o miedo irracional a gastar dinero puede condicionar de forma muy grave la vida de quienes la sufren.

Para todo el mundo, la llegada de la Navidad suele ser algo deseado porque son días de descanso y reencuentro familiar dentro de un entorno de celebración en el que nos toca hacer regalos y que nos los hagan. Pero no todo es alegría porque luego, tras la fiesta, llega la resaca económica.

Juan Carlos Higueras

Juan Carlos Higueras

  • Profesor de EAE Business School

Según algunos estudios, la mitad de los españoles tienen serias dificultades para llegar a final de mes y uno de cada cinco ni siquiera llega. A esto debemos sumar que tenemos dos momentos del año que se nos hacen muy cuesta arriba en lo que se refiere a nuestra economía doméstica y en ambos iniciamos, sin mucho éxito, una lista de nuevos propósitos que cumplir. 

En septiembre hay quien tira la casa por la ventana

Por un lado, tenemos el mes de septiembre con la vuelta de las vacaciones, donde muchos tiran la casa por la ventana y agotan los ahorros del año, coincidiendo con el inicio del colegio y las compras asociadas de libros, material escolar, uniformes y otros. La otra es la cuesta de enero que llega tras la Navidad que viene acompañada de dispendios por cenas familiares y comida de empresa junto a la compra de regalos el día 25 y luego el día de Reyes. 

La cuesta de enero, con mayor pendiente

Esta última cuesta tiene una mayor pendiente, para algunos de nosotros puede ser más arriesgada que coronar la cima del monte Everest pues, además del excesivo y descontrolado gasto navideño, el nuevo año nos trae el gran regalo que nos faltaba. Se trata de subidas de precios generalizadas, tanto los públicos como los del sector privado que ocurren indefectiblemente como si de una tradición se tratase.

Así pues, la cuesta de enero simboliza el gran desafío en el que las familias deben afrontar la dura vuelta a la realidad diaria, con la cartera y la tarjeta de crédito tiritando. Quizás este año no percibamos el cambio drástico en nuestro bolsillo porque llevamos todo un año 2022 con una inflación galopante que nos tiene entrenados como si hubiésemos escalado las Siete Cumbres.

La inflación está haciendo mella en todos los bolsillos

La cuesta puede ser más o menos llevadera en función de cómo sea la situación económica de cada hogar, aunque la inflación está haciendo mella en todos los bolsillos. Para afrontar esa sensación de gasto que pone a muchas familias al borde de un ataque de nervios, es recomendable seguir algunos consejos que pueden ayudarnos.

Cafeteria en Santiago de Compostela
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1) Preparar un plan financiero

En primer lugar, hay que realizar un plan financiero, es decir, un presupuesto de ingresos y de gastos mensuales. Si es necesario, se puede aprender viendo videos de ejemplo que hay en internet y utilizar una hoja de cálculo o un simple cuaderno. 

El objetivo es poner orden en nuestra economía adquiriendo un hábito financiero y tomar conciencia de los gastos que ineludiblemente debemos afrontar, así como de aquellos otros que son innecesarios. 

Algunos suelen ser suscripciones a revistas que no leemos, al gimnasio que casi no vamos o servicios y canales de “streaming” que no vemos. Muchos de estos gastos suelen llevar tiempo anclados en nuestra economía y por pereza o dejadez no hemos decidido cancelarlos.

Al final de cada mes podemos ver las desviaciones que hemos tenido en los gastos respecto del presupuesto inicial y analizar las razones. Por tanto, realizar un análisis de estos gastos y priorizarlos puede ser un buen ejercicio para limpiar la economía doméstica de aquello que realmente es superfluo.

2) Evitar los gastos hormiga

Otra cosa que podemos hacer es evitar los llamados “gastos hormiga”, un reguero de pequeños importes a los que no solemos dar importancia pero que cuando sumamos a final de mes pueden suponer un buen bocado a nuestro presupuesto familiar. Podemos eliminar algunos días de tapeo, los desayunos fuera de casa, reducir o evitar por unas semanas esas pequeñas compras online que suelen ser por impulso.

3) Pagar más con efectivo y menos con el móvil o tarjeta

Pago a través del móvil
Pago a través del móvil
INDRA - Archivo

También es importante evitar los pagos con tarjeta o con el móvil y hacerlos en efectivo. De esta forma seremos mucho más conscientes de lo que gastamos conforme vemos que se nos vacía la cartera. 

Así evitaremos, también, el tentador aplazamiento y/o fraccionamiento de pagos que nos ofrecen las entidades financieras cada vez que pagamos determinados importes con tarjeta, en especial si es de tipo “revolving”, pues este tipo de micropréstamos suelen conllevar el pago de intereses muy elevados. 

4) Evitar endeudamientos

Evitar cualquier nueva forma de endeudamiento y saldar las deudas de mayor coste es vital para una economía saneada.

5) Intentar ahorrar cada semana una pequeña cantidad

Incluso podemos intentar no vivir al día, en la medida de los posible. Para ello, es bueno ahorrar cada semana, aunque sea una pequeña cantidad de dinero y no usarlo salvo para imprevistos o bien hasta la próxima cuesta de enero. Este hábito nos ayudará a dormir algo más tranquilos al tener un pequeño colchón con el que afrontar un gasto inesperado.

Una hucha para ahorrar dinero.
Una hucha para ahorrar dinero.
Canva.com

6) Utilizar comparadores para hacer compras

A la hora de hacer las compras, podemos utilizar comparadores online, buscar cupones de descuento e incluso no hacer toda la compra semanal en el mismo establecimiento. Siempre hay otras tiendas en el barrio donde se pueden encontrar algunos productos más baratos y además ayudamos al pequeño comerciante.

7) Buscar nuevas formas de ingresos

Y, por último, aunque es más difícil, buscar nuevas fuentes de ingresos, no necesariamente un segundo trabajo sino vendiendo cosas de segunda mano que no utilizamos en plataformas online, ofrecer clases particulares, alquilar una habitación a turistas y cualquier otra actividad legal que se nos ocurra.

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