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Begoña Bravo: "Las personas con discapacidad intelectual son los mejores compañeros de trabajo que puedes tener"

Begoña Bravo, Coordinadora Nacional del área de integración e inclusión laboral de la Fundación Adecco
Begoña Bravo, Coordinadora de integración e inclusión laboral de la Fundación Adecco
CEDIDA
Begoña Bravo, Coordinadora Nacional del área de integración e inclusión laboral de la Fundación Adecco

La inclusión de las personas con discapacidad en el mundo laboral mantiene una tendencia positiva. Así lo confirman los datos publicados esta semana por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). La contratación de estas personas alcanzó una cifra récord en 2022, con un total de 123.515 contratos. No obstante, aún queda mucho camino por recorrer, ya que su participación en el mercado laboral es todavía deficiente. En 2021, la tasa de actividad se sitúo en el 34,6%, es decir, casi dos de cada tres personas con discapacidad en edad laboral no tienen empleo ni lo buscan.

Begoña Bravo, coordinadora nacional del área de integración e inclusión laboral de la Fundación Adecco, entidad que trabaja por el acceso de las personas con discapacidad al mundo laboral, analiza estos datos.

En el año 2022, se registró una cifra récord en la contratación de personas con discapacidad. ¿Cómo valoráis este dato?Veníamos de un retroceso en la pandemia porque se asoció discapacidad con vulnerabilidad o con mayor riesgo y no tenía por qué ser así. Sin embargo, hemos tenido un repunte y una mejora bastante considerable de la contratación de personas con discapacidad y vamos viendo que cada vez hay mayor implicación por parte de las empresas a la hora de incluir en su plantilla a personas con discapacidad. La normativa es la misma desde hace muchos años y, sin embargo, ahora se ve que hay una mayor implicación por parte de las empresas a través de políticas de diversidad y de distintas estrategias que está siendo bastante favorable.

El número de contrataciones de personas con discapacidad se ha duplicado en diez años. ¿Qué ha sucedido en esta década que motive este cambio?Hay dos razones. La primera, que en las empresas hay una mayor sensibilidad y una formación hacia la contratación de personas con discapacidad y al valor añadido que tiene la diversidad dentro de la plantilla. No hay esa inquietud por contratarlas. También, por parte de las personas con discapacidad, ha habido una evolución en cuanto a que ya reciben más formación. Hace 10 años no salían apenas de casa, ahora se ha visto que acceden a formación y que cada vez son más autónomas al estar más preparadas. Sobre todo, esa apertura de mentalidad de las empresas con el valor de la diversidad.

Los datos de contratación no se ven reflejados en la participación de estas personas en el mercado laboral, que sigue siendo muy baja... ¿Por qué sucede esto?Todavía hay una brecha muy grande. Cada vez hay más personas con discapacidad en edad avanzada. Cuando te dan una discapacidad sobrevenida a los 50-60 años es mucho más difícil incorporarse al mercado laboral. También está habiendo un repunte de niños con discapacidad. Además, todavía hay muchas familias que tienen esa protección y no quieren que estas personas trabajen. Luego, las empresas, que van contratando, pero poco a poco, no meten de pronto en su plantilla a 100 personas con discapacidad. La pandemia, los expedientes de regulación de empleo y la situación laboral también ha hecho que no puedan contratar. Pero yo creo que vamos poco a poco y que el camino de la contratación de personas con discapacidad tiene una evolución constante en la sociedad, en las empresas y en las propias familias y personas con discapacidad.

El sector que contrataba a más personas con discapacidad era el de la jardinería y, sin embargo, era donde más paro había

¿Confiáis en que su incorporación al mercado laboral vaya en aumento?Sí, porque cada vez hay mayor formación y cualificación y más ofertas de empleo. Es verdad que muchas son de perfiles muy cualificados; yo siempre digo que un ingeniero con discapacidad no está en paro porque tiene cualquier empresa para trabajar. Hay factores como el teletrabajo que están ayudando a que personas con discapacidad física puedan acceder a puestos de trabajo que antes no podían; o personas en zonas rurales que lo tenían más difícil. Nosotros tenemos una escuela digital en la que formamos a personas con discapacidad en el sector IT y está resultando muy bien porque es un nicho de mercado en el que hace falta mucha gente y, como es un sector en el que hay mucho teletrabajo, toda esa flexibilidad hacia la accesibilidad que ya se está dando hará que cada vez más personas con discapacidad se incorporen al mercado laboral.

¿De qué otras formas se puede fomentar la participación de estas personas en el mercado laboral?Por un lado, formándolas en nichos de mercado reales. El sector que contrataba a más personas con discapacidad hasta hace un par de años era el de la jardinería y, sin embargo, era donde más paro había. Si formamos a todo el mundo en jardinería no hay mercado laboral suficiente para absorber. Tenemos que formar donde hay nichos de mercado como puede ser el sector IT, el sector logístico... porque eso va a favorecer que las empresas puedan contratar. También hace falta visibilizar y normalizar la discapacidad sabiendo que puedes necesitar determinadas adaptaciones en el puesto de trabajo y que no pasa nada por hacerlas. Hay que mentalizar a las empresas de que pueden hacer una inversión en adaptaciones de accesibilidad. Que haya figuras conocidas de la televisión que estén manifestando su discapacidad también favorece que se quiten estigmas. Y mantener los incentivos que hay para la contratación de personas con discapacidad porque eso también ayuda a que las empresas se animen a contratar.

¿Hay menos contrataciones en sectores cualificados por ideas preconcebidas sobre sus capacidades para desarrollar determinados puestos de trabajo?Es verdad que hay discapacidades intelectuales que pueden tener esas limitaciones, pero hay otras que no la tienen y, sin embargo, por una tradición social parece que tienen que realizar un trabajo menos cualificado. Sin embargo, nosotros tenemos ingenieros con discapacidad, por ejemplo, y ahora estamos formando a algunos en programación y está funcionando bien. Pero incluso dentro de los puestos menos cualificados parece que tienen que ir siempre a limpieza, auxiliar de información, conserje o jardinería. Pueden ir también a un almacén de logística, con sus adaptaciones, pero pueden ir a sectores que ahora mismo están demandando personal.

Otro de los grandes retos es su incorporación al mercado laboral ordinario porque, actualmente, el 71% de los contratos son en Centros Especiales de Empleo (CEE). ¿Por qué no se logra esta transición?Yo el otro día me reuní con un Centro Especial de Empleo de personas con discapacidad mental, la más estigmatizada, y nos decían que todos los años les plantean si quieren salir al mercado ordinario y todos dicen que no porque ahí se sienten protegidos, sienten que si tienen un brote no pasa nada, están los días que hace falta de baja y cuando vuelven nadie les mira raro ni les cuestiona. Además, nos decían que, como la productividad quizás no es tan rápida como en una empresa ordinaria y estas empresas tendrían que tener una ayuda extra hasta que determinadas personas con discapacidad puedan coger el ritmo, la mayoría no quiere dar ese salto. Por otro lado, se han equiparado mucho los salarios entre Centros Especiales de Empleo y empresa ordinaria. Entonces, si ganan lo mismo y se van a ir a un entorno en el que los pueden mirar raro y les van a pedir más rapidez, se quedan en el CEE. Son un entorno protegido en el que ellos se sienten más cómodos.

Teniendo en cuenta esto, ¿por qué es importante que se incorporen al mercado laboral ordinario?En Fundación Adecco apostamos por el mercado ordinario porque creemos que, si no, siempre van a estar en entornos protegidos y la vida del día a día no es siempre en entornos protegidos, te tienes que relacionar con personas que no tienen discapacidad. Se puede y se debe pasar a la empresa ordinaria, pero con ciertos apoyos, y hacer un cambio progresivo, porque si no siempre estarán en entornos protegidos y les será más difícil relacionarse en sociedad.

¿Cómo se puede impulsar esto?Nosotros tenemos una unidad de apoyo, dentro de la que hay empleo con apoyo, en la que un preparador laboral va con la persona a la empresa y le va ayudando a coger la rutina. Tenemos formación continua también porque a veces van con una formación que no es la adecuada, no superan un periodo de prueba y hay que continuar. Además, tienen apoyo psicológico porque a veces ellos mismos se autoconvencen de que va a salir mal, de que no lo van a poder hacer y de que todo el mundo los mira y, a veces, es un miedo generado. Hace falta tener esa serie de apoyos y es muy importante que, dentro de la empresa, haya un referente o una figura que ellos tengan como tutor de apoyo. En definitiva, que tengan apoyos naturales que les vayan ayudando a esta adaptación.

Los Centros Especiales de Empleo son un entorno protegido en el que estas personas se sienten más cómodas

¿Por qué es importante que las personas con discapacidad tengan una inclusión real en el mercado laboral? ¿Qué beneficios tiene para ellas?Para ellas supone sociabilizarse y sentirse alguien más de la sociedad, no verse siempre apartadas y como bichos raros. Favorece su autonomía, porque en un CEE están más protegidas; favorece su autoestima, porque se sienten más válidas haciendo las cosas, pierden esos miedos y ganan en seguridad y en independencia. Recordemos que, sobre todo en las discapacidades más limitantes, la familia no está para siempre, por lo que, si hemos favorecido su autonomía, para ellos es mejor.

¿Y qué beneficios tiene para las empresas y el conjunto de la sociedad?El valor de las personas con discapacidad. Las personas con discapacidad intelectual son los mejores compañeros que puedes tener: no tienen competitividad, no tienen malicia, ayudan a todos sus compañeros... Esto una persona con discapacidad intelectual, pero cada uno tiene sus cosas. Aportan mucho valor. Y ver cómo superan determinadas situaciones y cómo, aun así, hacen su trabajo... Los equipos, siempre que entra alguien con discapacidad, suelen enriquecerse mucho. Es una herramienta de concienciación, de superación, de ver cómo superan los obstáculos y cómo se adaptan a las situaciones. Es una manera de ver que cada uno tiene sus competencias y que, aunque tengan más dificultad en unas cosas, con apoyos lo superan. Ayuda a quitar sesgos, estereotipos, prejuicios y todo lo que tenemos en la cabeza; es muy beneficioso.

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