¿Dónde trabajan los fijos discontinuos? En verano, en hostelería y turismo; en invierno, también en educación

Un camarero atiende a una mesa en las Ramblas en Barcelona.
Un camarero atiende a una mesa en las Ramblas en Barcelona.
DAVID ZORRAKINO / EP
Un camarero atiende a una mesa en las Ramblas en Barcelona.

Los contratos fijos discontinuos se han convertido en uno de los grandes de caballos de batalla en los debates sobre la reforma laboral. El número de trabajadores afiliados a la Seguridad Social con este tipo de contrato se ha duplicado desde que se aprobó la nueva norma en diciembre de 2021. Y mientras la discusión se ha centrado en el efecto que están teniendo sobre los datos del paro, ha habido otras cuestiones que han pasado más desapercibidas. Una de ellas son los sectores de la economía están dando empleo a trabajadores con este tipo de contratos, diseñados en principio para empresas en las que la actividad se concentra en periodos determinados del año. Hostelería, turismo y educación copan los primeros puestos.

Si se analizan los datos de afiliación a la Seguridad Social de 2022 se observa que su protagonismo por sectores va cambiando a lo largo del año. En los meses de verano, la mitad de los fijos discontinuos estaban empleados en actividades muy vinculadas al turismo. En julio y agosto, los trabajadores en servicios de comidas y bebidas, alojamiento y actividades deportivas, recreativas y de entretenimiento suponían el 51% de todos los afiliados con contratos fijos discontinuos.

Sin embargo, la imagen cambia cuando llegan los meses posteriores a la temporada alta de turismo estival. A partir de noviembre, muchos fijos discontinuos empleados en el sector del alojamiento o en restauración entran en la inactividad. Por el contrario, los que trabajan en educación, que han estado inactivos durante el verano, vuelven a ser llamados en octubre tras la vuelta del curso escolar. Entre agosto y diciembre, el número de fijos discontinuos en este sector se multiplicó por diez. Hasta el punto de que en diciembre la educación era la actividad con más fijos discontinuos de toda la economía: el 18% de todos los afiliados con este tipo de contrato trabajaban en este sector el último mes del año.

Otra de las consecuencias que ha tenido la entrada en vigor de la reforma laboral es el aumento en la tasa de trabajadores con contratos fijos discontinuos respecto al total de empleados. El porcentaje de afiliados a la Seguridad Social con este tipo de contrato sigue siendo minoritario: apenas el 5% de los trabajadores en los registros de este organismo eran fijos discontinuos.

Sin embargo, hay sectores en los que los fijos discontinuos han ganado un protagonismo importante, especialmente en los meses de verano. El ejemplo más llamativo es el del alojamiento, donde entre junio y septiembre más del 40% de los afiliados dados de alta tenían este tipo de contrato, un porcentaje que cayó al 17% en diciembre. Un movimiento parecido, aunque a menor escala, ocurre también en el sector del alquiler o las agencias de viajes.

En cambio, en otros la irrupción de este tipo de contratos parece estarse consolidando, más allá de los picos de actividad. Es el caso de las actividades deportivas, recreativas y de entretenimiento, donde en diciembre uno de cada cuatro afiliados tenía un contrato fijo discontinuo, frente al 9% que se registraba en diciembre de 2021. Además, las empresas de trabajo temporal también van apostando cada vez más por los fijos discontinuos. En diciembre, uno de cada cinco de sus trabajadores eran ya fijos discontinuos, frente al 0,2% que se registraba a finales del año anterior.

Sanidad y administración, los refugios de la temporalidad

Otro de los grandes titulares que deja, por el momento, la reforma laboral es la importante reducción en la temporalidad que se ha producido desde que entró en vigor. La tasa de afiliados con contrato temporal se ha reducido en 98 de los 99 sectores de actividad que se incluyen en los registros de la Seguridad Social, pero en algunos con especial fuerza.

Llama poderosamente la atención el caso de la construcción y las actividades que la rodean, donde la temporalidad se ha reducido en 33 puntos porcentuales en apenas un año. Una temporalidad que en este caso no se ha canalizado por la vía del fijo discontinuo, sino por el indefinido tradicional. Los datos son elocuentes. Mientras que la tasa de indefinidos a tiempo completo en la construcción rondaba la mitad de los afiliados en 2021, a finales de 2022 se situaba ya en el 78%.

En cambio, en sectores como las actividades deportivas y de entretenimiento, el alojamiento, la educación o las empresas de trabajo temporal buena parte de las bajadas en la temporalidad sí se corresponden con aumentos importantes en las tasas de fijos discontinuos.

Eso sí, donde la reforma laboral no ha conseguido cambiar el panorama es en dos de los grandes responsables de la temporalidad crónica que sufre la economía española, muy vinculados al sector público. Se trata de la sanidad y la administración pública, donde las tasas de temporalidad son prácticamente las mismas que antes de que entrara en vigor la nueva norma. En el sector sanitario, más del 40% de los afiliados trabajan con contratos temporales, mientras que en la administración pública son uno de cada tres.

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