Borja Terán Periodista
OPINIÓN

La lección de Aitana y el periodismo ausente

Cuando la búsqueda de un titular preestablecido impide ver dónde está la verdadera historia.
Aitana en busca de la empatía de la prensa, mientras se pregunta por su ruptura
Aitana en busca de la empatía de la prensa, mientras se pregunta por su ruptura
Telecinco
Aitana en busca de la empatía de la prensa, mientras se pregunta por su ruptura

Miércoles. 14 de diciembre. Aitana reaparece en un acto público tras la publicación de los rumores de ruptura con su pareja. La prensa del corazón se agolpa en el photocall a la espera de la cantante. Y allí se presenta, con la espontaneidad de siempre, con su cercanía cómplice. Está dispuesta a compartir sus motivaciones. Lo intenta, pero hasta para responder preguntas de la prensa hace falta que la prensa te escuche.  Eso es hacer periodismo: escuchar. También en el periodismo del corazón. Que para eso se autodenomina periodismo.

En cambio, la aparición de Aitana realiza un retrato perfecto de la crisis de la prensa exprés que vivimos y cómo se va quedando desacompasada de la sensibilidad del periodismo clásico. Las cámaras esperaban la carne de un titular ("he roto con mi novio") pero como no llegaba el titular básico el personal estaba pasando por alto las reflexiones que estaba realizando la cantante.  Mucho más relevantes que un "lo hemos dejado".

Aitana estaba pidiendo amparo a unos micrófonos impasibles. Entiende el trabajo de los programas y las revistas del cuore pero, a la vez, pide socorro a través de la comunicación verbal y, también, su transparente comunicación no verbal. Porque siente que su casa está expuesta, ya que se enseña en los medios sin ninguna ética, exponiendo su seguridad personal. "Os lo digo con la mano en el corazón, para ver si me podéis ayudar, no me grabéis en casa. Porque está empezando a venir mucha gente, hombres, a las tres de la mañana, a las cuatro de la mañana. Yo estoy sola y lo paso muy mal. Tengo mucho miedo". Ahí deberían saltar las alarmas, ahí debería brotar el periodismo. 

Aitana responde a la prensa en un photocall. (EP - GTRES)

Pero, de repente, sólo irrumpe una voz que dispara: "pero, Aitana, para que no te persigan tendrás que confirmar". ¿Confirmar, qué? Como si las rupturas fueran tan simples como decir si una silla es de color blanco o verde. Y no, no se puede seguir aceptando como natural el chantaje emocional de "si no confirmas, te seguirán persiguiendo". Lo harán igual, para encontrar otras fotos de posibles nuevos novios. 

Pero, sobre todo, esa arma arrojadiza de "para que no te persigan, tendrás que confirmar" habla del canibalismo de la indiferencia. Daba igual todo lo importante que estaba argumentando Aitana en su reflexión cargada de generosos y comprensibles matices, en donde además ya da la clave de su situación personal que parece que nadie ha oído. 

El periodismo estaba ausente y resonó una coacción interiorizada como lógica en unos determinados corrillos que buscan vender al peso el reclamo del drama del personaje y se olvidan atender a la historia de la persona. Estaba suplicando ayuda, pero la prensa sólo quería un titular.

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