La Navidad puede aumentar el estrés en perros y gatos: cómo reconocerlo y qué hacer

  • Para perros y gatos, la Navidad es un periodo extraño, lleno de sobreestimulación, que puede abrumarlos.
Un gato junto a cajas de regalos y juguetes.
Un gato junto a cajas de regalos y juguetes.
Hucklebarry, Pixabay
Un gato junto a cajas de regalos y juguetes.

Perros y gatos domésticos son animales de rutinas. Al igual que con los niños pequeños, el establecimiento de horarios y una repetición diaria de hábitos les proporciona seguridad y confianza en el ambiente y les ayuda en su equilibrio emocional.

Por eso, la llegada de una época festiva que interrumpe dichas rutinas puede ser muy abrumadora para nuestras mascotas y afectar a su comportamiento.

En una investigación realizada por The Kennel Club, la organización cinológica más popular de Reino Unido, el 40% de los participantes declararon que sus perros mostraban un comportamiento inusual y un cambio en sus estados de ánimo durante la temporada navideña. A su vez, uno de cada cinco tutores reconoce que la rutina de su perro se ve interrumpida con la llegada de la Navidad.

Este cambio de comportamiento se debe al aumento de olores, imágenes y sonidos que alteran nuestros hogares durante estas semanas. Colocamos decoración en lo que también es su espacio, movemos muebles, llegan numerosas visitas desconocidas o de personas con las que mantienen muy poco contacto, pueden juntarse varios niños, hay más comida sobre la mesa (algunas tóxicas para ellos), nuestros horarios sufren cambios y alargamos la sobremesa, nos acostamos más tarde... Algo inofensivo en sí mismo, pero que para estas especies animales con las que convivimos, supone una fuente de estrés ante el cambio brusco de rutinas.

¿Qué señales nos indicarán que sufre estrés?

En el caso de los perros, y recogido en la misma investigación realizada por The Kennel Club, los tutores señalaron que sus perros mostraban actitudes “destructoras” fuera de lo común, esto es, rompiendo la decoración, sus propios juguetes, robando comida, saliendo con más ansia a la calle, tirando más de las correas y atendiendo menos a las órdenes básicas.

En el caso de los gatos, los síntomas de estrés pasan por un acicalamiento excesivo, más pérdida de pelo, mostrarse esquivos en la socialización, pérdida de apetito o depositar orina y excrementos fuera de su bandeja de arena.

Espacios seguros, advertir a las visitas y mantener horarios 

Para ayudarles a que estas semanas no sean tan agobiantes para ellos, lo más importante será proporcionarles un espacio seguro dentro del hogar en el que puedan alejarse y mantenerse al margen del bullicio familiar. Llegado el caso, si las reuniones navideñas suponen el encuentro de demasiadas personas en casa y resulta difícil mantener el control de todos, lo más recomendable es encerrar al animal en una de las habitaciones con agua y comida y colocar un cartel advirtiendo que se encuentra dentro y que respeten la puerta cerrada. Esto es especialmente importante si va a haber muchos niños pequeños y nuestro perro o gato no ha recibido una sociabilización apropiada, ya que los pequeños son más impredecibles y ruidosos y pueden agravar la ansiedad del animal y que este tenga alguna reacción indeseada. Los expertos en conducta animal también desaconsejan el uso de accesorios o complementos para nuestros perros y gatos: nada de cuernos de reno, gorros de Papá Noel o espumillones y ledes de luces alrededor de su cuello. Por adorables que resulten con el complemento, pueden ser una gran molestia para ellos que, sumado al ajetreo de la época, empeore el cuadro de estrés.

Si las personas visitantes van llegado de forma ordenada, lo mejor es pedirles que se sienten durante un rato y dejemos a nuestro perro o gato acercarse por su propia voluntad para conocerles, sin forzar en ningún momento el encuentro ni acercarlos en brazos. Dar ciertas instrucciones a las visitas sobre que no persigan al perro ni al gato, que no les manipulen a la fuerza, no les den nada de comer del menú humano y que respeten su espacio y cama habituales sin molestarles, es otra medida para asegurarnos de que nuestros compañeros de cuatro patas no reciban una sobrecarga emocional que les resulta muy difícil gestionar.

Otra actuación importante es que tratemos, en la medida de lo posible, de no romper sus rutinas de alimentación o de paseo, si hablamos de perros. Sabemos que son días de compras, de cocinar y de atender a los familiares o amigos de visita, pero es importante respetar el horario de comida de ambas especies y no restringir de forma muy abrupta el tiempo de juego o cariño que les dedicamos usualmente fuera de estas fechas o acortar en exceso los paseos a los perros.

Casi todos estamos especialmente ocupados en Navidades y nuestras tareas se multiplican, pero hay que recordar que para perros y gatos estas fechas son de grandes cambios y también debemos garantizar su bienestar.

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