Reportaje

La comunidad online de vendedores de plantas por Wallapop: "Lo hacemos por amor, aunque ayuda a pagar facturas"

Mariya y Wilson, posan junto a sus plantas en su vivienda.
Mariya y Wilson, posan junto a sus plantas en su vivienda.
CEDIDA
Mariya y Wilson, posan junto a sus plantas en su vivienda.

El confinamiento pilló a Mariya y su pareja, Wilson, en una habitación compartida de un piso de estudiantes en San Vicente del Raspeig, Alicante. "Era un cuarto muy chiquitito, tenía ventanas a la calle, pero no tenía nada de verde", recuerda Mariya, de 26 años. 

Ahora, dos años después, estos dos arquitectos describen su casa de Benidorm como una "jungla". Entre medias tuvo lugar lo que Wilson define como un "despertar" que surgió dentro de ellos y que les llevaba a experimentar y a poner esquejes en agua para ver qué pasaba.

Su caso no es anecdótico. Efectivamente ha habido una explosión en el mundo de la planta doméstica desde el confinamiento. Miles de españoles que habían vivido hasta entonces ajenos a la decoración vegetal han descubierto ahora que no pueden vivir sin ella, haciendo que se genere una inédita demanda de plantas exóticas y, también, un circuito comercial ajeno a los viveros y centros de jardinería en plataformas online como Wallapop. Los esquejes que se pueden encontrar en esta app tienen precios que van desde un simbólico euro hasta 100 o 200 euros en las variedades más exóticas.

Al salir del confinamiento, lo primero que Mariya y Wilson hicieron fue ir a un vivero y comprar unas pocas plantas. Nada especial, recuerdan ahora, "una monstera, un syngonium, alguna palmerita, alocasias…". Con ese material, empezaron a probar a hacer esquejes con tutoriales que encontraron por internet. Pronto, las plantas invadieron la casa.

"Ya no nos cabían en el piso y tuvimos la idea de empezar a venderlo por Wallapop", declara Mariya, que explica cómo, buscando promoción, decidieron abrirse una cuenta de Instagram, @selvadeluna, entrando así a formar parte de la nutrida comunidad de amantes de las plantas que ha eclosionado en los últimos dos años en esta red social.

"Estoy casi convencido de que fuimos de las primeras personas que vendíamos plantas por Wallapop", apostilla Wilson. "No sabíamos ni qué precio poner, pero, en realidad, da igual, es algo que hacemos más por amor, aunque claro que ayuda a pagar alguna factura, pero es algo que nace dentro de nosotros, es un hobby más que un trabajo".

Esta última explicación no es baladí. Existen voces críticas dentro de la comunidad con las cientos de cuentas de Wallapop que se dedican a la venta de plantas y esquejes -consideran que el espíritu debe ser el del intercambio gratuito- y también existen dudas sobre la legalidad de este tipo de ventas por plataformas de segunda mano y sobre si se trata de una competencia desleal frente al sector regulado.

El 'boom' pandémico de la planta doméstica

Clara Redondo, que ahora tiene 31 años, compró sus primeras plantas poco antes de la pandemia, pero no fue hasta el confinamiento cuando sintió "la necesidad de llenar la casa de naturaleza". Entonces, empezó a subir a su perfil personal de Instagram sus experiencias como "neófita" en el mundo de la jardinería doméstica.

Al ver que su perfil empezaba a tener nuevos seguidores, decidió cambiarle el nombre: @plantititscronica. Actualmente tiene 225.000 seguidores y es, probablemente, la cuenta más popular de la comunidad de las plantas domésticas en España

"Ya existía una comunidad online de plantas antes de este boom, había mucha información y mucha gente amante de las plantas desde hace mucho, pero creo que cuando nos encierran en casa, mucha más gente, al tener tiempo, se da la oportunidad de decir: 'Voy a tener una planta' y al ver los beneficios, lo bonitas que quedan lo que te relaja cuidarlas hace que mucha gente se maraville", declara Redondo.

El aumento del interés por las plantas y la llegada de nuevos perfiles son fenómenos que certifican desde la Asociación Española de Centros de Jardinería (AECJ), que ha detectado un 19% de incremento en el número de clientes y un crecimiento del 15% en la clientela joven, de 18 a 45 años.

"En cuanto se abrieron las puertas tras el confinamiento, la gente se dedicó mucho más a la decoración en casa y el bricolaje y las ventanas, terrazas, balcones y jardines fueron un tesoro. La gente se dio cuenta y aprovechó para, en lugar de tener la bicicleta vieja, la bombona de butano y el aire acondicionado, poner cuatro plantitas, un mini huerto…", declara Santiago González, director de la AECJ.

"La pandemia ha sido el boom, cuando yo abrí el Instagram era como hablar en el desierto", declara Natalia Saez, otra popular creadora de contenidos en @enabrilhojasmil, con más de 100.000 seguidores. "He notado un cambio brutal, plantas que antes era imposible encontrar en España ni en tiendas especializadas, ahora las tienes en supermercados".

Ni Redondo ni Saez han participado del circuito comercial en las páginas de segunda mano, pero tampoco lo condenan. "Yo tampoco soy tan purista con esto, es mi opinión, si tú tienes una planta que has conseguido y la planta está bien y es legal y tu le sacas esquejes y los quieres vender, el que te los quiera comprar es libre", opina Saez.

"Que la gente venda puntualmente alguna plantita por Wallapop, no pasa nada, es algo que se lleva haciendo desde hace mucho tiempo con la ropa", declara Redondo. "Me preocupa un poco más por los usuarios, porque cuando compras la planta de una persona no profesional te arriesgas a que esa planta no esté enraizada, por ejemplo".

Este aspecto, el de la falta de garantías y la ausencia de controles fitosanitarios, es el que señala también González, de la AECJ, sobre la compraventa de plantas y esquejes en Wallapop. "Es como si en la bañera te pones a crear pececitos naranjas y los vendes. Si tú le compras un pez a un vecino que hace peces en su bañera no tienes las garantías sanitarias ni de nada y con las plantas pasa un poco lo mismo. La gente igual lo desconoce pero detrás de la producción y comercialización de la planta hay toda una normativa súper estricta de plantas invasoras, de plantas exóticas, de productos fitosanitarios, de sostenibilidad… y todo esto son requisitos que hay que cumplir como profesionales".

Formalizar el negocio

En su Indonesia natal, Rara Purnamasari había convivido desde niña con todo tipo de plantas tropicales en el vivero que tenía su familia. Al llegar a España en 2018 junto con su marido español, descubrió con decepción la escasa variedad de especies que se vendían en las floristerías locales. "Con todo el respeto, esas plantas para mi eran muy aburridas", recuerda ahora Purnamasari.

Decidió pedir a su hermano que le mandara algunas plantas desde su país y así comenzó su andadura hasta su actual negocio de venta online de plantas que cultiva ella misma en casa. De las recién llegadas, empezó a extraer esquejes y, durante un tiempo, empezó a venderlos también en Wallapop. Cuando los beneficios empezaron a crecer a partir de la pandemia, decidió formalizar el negocio haciéndose autónoma y empleando su cuenta de Instagram, @alam_tropical como plataforma comercial.

fotografo: Jose Gonzalez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Reportaje venta de plantas por Internet. Testimonio Rara.
Rara Purnamasari, posa con sus plantas en su vivienda de Madrid.
José González

"Solo tengo una tienda online, pero también está la opción de recogida en mano y, normalmente, quedo enfrente de mi casa y algunos clientes a los que conozco vienen directamente a mi casa y las recogen aquí, casi todos los días viene alguien", declara Purnamasari, que tiene que pasar los mismos controles fitosanitarios que un vivero para comercializar sus plantas, aunque no tenga una tienda física. "Antes, mi sueño era tener una tienda física pero después vi que estaba vendiendo plantas para gente que vive en apartamentos así que es mejor cultivar mis plantas en apartamentos como estoy haciendo ahora porque puedo responder a lo que mis clientes necesitan".

Ella, que dio el paso de formalizar su negocio, considera "injusto si alguien vende en gran cantidad a través de Wallapop sin pagar impuestos", aunque también admite que lo entiende "porque la gente lo hace porque no todo el mundo puede afrontar hacerse autónomo".

Los límites legales en Wallapop

El pago de impuestos en las transacciones por Wallapop o plataformas similares de productos de segunda mano, como Vinted, es una materia regulada, aunque ignorada por la práctica totalidad de los usuarios. En teoría, es el comprador el que debe presentar, después de cada adquisición, el modelo 600 que grava la compra en un porcentaje que varía por comunidad autónoma, pero que ronda el 4%.

"Si somos puristas, la persona que compra tendría que pagar un impuesto, pero, en la práctica, no lo paga nadie", admite Nuria Diez, abogada especializada en materia tributaria de Legálitas. "De cara al vendedor, si lo que vende realmente está por debajo del valor que lo compró, que teóricamente debería de ser así, no tributaría, pero si tiene un negocio montado y Hacienda le investiga le va a decir que tiene una actividad económica por la que no tributa".

¿Es la venta de esquejes y plantas una actividad económica? Para la abogada lo es y, por tanto, quien la realice debería darse de alta como autónomo. En la práctica, el control que ejerce Hacienda sobre estas plataformas es casi nulo y son ellas mismas las que ponen los límites, cerrando cuentas de usuarios que están generando beneficios que a su juicio parezcan desmedidos.

"Para mí, es un negocio en el momento en el que tú compras y ordenas medios de producción para generar una actividad para obtener un beneficio", explica Diez. "Ahora bien, ¿hay inspecciones de Hacienda por estas cosas? Bueno, sí, cuando se sale ya de madre, cuando la gente abusa y se ve claramente que es una actividad económica". 

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